MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- En homenaje al compositor Joaquín Gutiérrez Heras, Doctor Honoris Causa por la UNAM fallecido a principios de mes, la Compañía Nacional de Teatro repuso la puesta en escena de la obra El malentendido, del existencialista francés Albert Camus.
La música original fue compuesta exprofeso por el compositor poblano. Se conforma de tres piezas para arpa y chelo que intensifican y dan vida a la escena, recreando la melancolía y el vacío. La melodía se mezcla con la incapacidad de generar palabras y la falta de comunicación de los personajes. "El malentendido" no es sólo una acción sino la esencia de la obra: La profunda confusión que trae consigo la posguerra. La pieza habla de la añoranza y el cansancio de una anciana mujer y su hija, quienes no reconocen al hijo y/o hermano que regresa después de 20 años de ausencia. Cada personaje es su propio antagonista, y el espectador, más que enjuiciar, observa una sociedad decadente, devastada e indiferente a las atrocidades de la vida.
El minimalismo escenográfico contrasta con el cargado lenguaje de la obra. El escenógrafo Gabriel Pascal no nos presenta un escenario realista sino un espacio metafórico. Un parco decorado en blanco que nos avienta a la ausencia y el vacío. Nos muestra el interior de un albergue compuesto de un comedor y una recámara, ambos delimitados por los actores con sillas. La mayoría de los objetos respetan la gama tonal del blanco, brindando fuerza y foco a aquellos que no están en el tono: Es el caso de una campana en color dorado, y a la que acude a su sonido un viejo criado. Los personajes están acotados por el perímetro de la escena, no siendo el caso del criado, quien puede entrar y salir del límite del escenario. La iluminación, a cargo también de Pascal, refuerza la presencia del Viejo como ente espectador.
El diseño de vestuario de Estela Fagoaga le da sobriedad a los personajes sobrios, viveza a la mujer cálida, y ausencia al personaje ausente. El Teatro Julio Castillo de la Unidad Cultural del Bosque redujo su aforo a 90 asientos, creando un escenario que acorta la distancia, no sólo entre actor espectador sino también entre las personas del mismo público.
Durante las dos horas que dura la función el espectador está metido en un mundo metafórico que recrea la confusión que trae consigo la guerra. Un vacío que como espectador esperamos ver no sólo en metáfora sino también en acción escénica. Se desmota el escenario, pero las cosas permanecen en escena, dejándonos la sensación de haber querido vaciar por completo ese espacio, ya desierto en esencia.
Farnesio de Bernal interpreta al Viejo criado, un personaje simbólico que casi no habla, pero que tiene una presencia y una fuerza en el escenario monumental. Érika de la Llave y Rodrigo Vázquez son María y Jan, ambos logran crear la afectuosa pareja proveniente de un lugar cálido, soleado y feliz. Ana Ofelia Murguía interpreta a la Madre, mostrándonos un personaje cansado, triste y frío. Emma Dib es Martha, la hermana, su actuación y presencia en escena son tan grandes como su personaje. Nos muestra el radical desapego a las emociones y al sentir, la semilla de la esperanza que busca el cambio a costa de todo y de todos. La esencia de la desesperación y la desvitalización de una sociedad deshumanizada que justifica la atrocidad. Un personaje al que se le acabaron las lágrimas.
La música, el escenario, la iluminación, las actuaciones, es decir la puesta es dirigida por Marta Verduzco y corre a cargo de la CNT.
La obra incita a la reflexión de la existencia, a la búsqueda de la felicidad y al consuelo negado. Para épocas de guerra les recomiendo una obra de posguerra. La representación fue dedicada al Día Mundial del Teatro (cuyo texto escribió nada más y nada menos que Dario Fo), finalizando con un poema de Luis de Tavira que más que conmover al público le robó a los actores los merecidos aplausos. "El malentendido" se presenta este jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados 19:00 horas y domingos 18:00 horas.