MÉXICO, D.F. (Proceso).- “Le voy a platicar un día en la vida de Noé o del interno 1438. Me levanto a las 5:30 horas o mejor dicho me levantan (que no es lo mismo que me despiertan, porque duermo muy poco), pues a esa hora suena un silbato e inmediatamente me tengo que incorporar, vestirme (si me da tiempo de rasurarme, si no, después) y pararme frente a mi reja (de lo que se infiere, estoy tras las rejas), en mi estancia, no ‘celda’, que para no perder la costumbre es la número 1; unos segundos antes se prende una luz y se escucha una voz de mando que dice: ‘¡Pase de lista!’. Y una vez que el comandante en turno se encuentra frente a mí, pronuncia mis apellidos, a lo que debo contestar fuerte y claro: ‘¡Noé, señor!’.”
Así relata el extitular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO, ahora SEIDO) Noé Ramírez Mandujano –acusado por la Procuraduría General de la República de trabajar para la delincuencia organizada– sus primeros días en prisión, en una carta fechada el 26 de mayo de 2009, tres meses después de que se le dictó auto de formal prisión y fue recluido en el Centro Federal de Readaptación Social de Tepic, donde permaneció cuatro meses y 54 días.
La misiva está dirigida a un colaborador suyo con quien estableció el compromiso de mantenerse en contacto todo el tiempo que durara en prisión. La última de sus comunicaciones está fechada el 3 de febrero de 2013.
Desde que fue detenido en noviembre de 2008 la principal arma de defensa de Ramírez Mandujano fue papel, un repuesto de tinta –ni siquiera le permitían tener una pluma– y una voluntad férrea para probar su inocencia.
Defensa “a mano”
–¿Cómo se siente ahora? –se le pregunta en una entrevista concedida a Proceso el martes 16.
(El lunes 15 el juez primero de distrito de Procesos Federales, Mauricio Fernández de la Mora, con sede en Tepic, Nayarit, en presencia de Ramírez Mandujano y un representante de la PGR, dictó sentencia absolutoria, ordenó su liberación inmediata e instruyó al procurador general Jesús Murillo Karam para que se actúe contra los servidores públicos que recabaron pruebas falsas en su contra.)
–Bien. Se puede decir que se hizo un trabajo importante en las conclusiones, muy detallado... yo lo hice –responde con voz clara y fresca las preguntas, pese a los años de encierro y el largo viaje que hizo por carretera con su familia desde el penal donde estaba recluido hasta la Ciudad de México.
“Todos los documentos los hacía a mano y los enviaba por correo a mi casa y mi esposa los transcribía. Cada tres días yo enviaba un sobre con los documentos. Mi defensa estuvo basada no sólo en argumentos sino en pruebas.”
Ramírez Mandujano habla con el aplomo de quien durante 10 años fue uno de los principales persecutores de la delincuencia organizada en México. El “pez gordo” de la Operación Limpieza, que supuestamente combatía la corrupción de funcionarios públicos vinculados con el crimen organizado, ahora se convierte en el motivo por el que los tres procuradores del sexenio de Felipe Calderón –Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez Chávez y Marisela Morales– serán investigados.
La PGR armó las acusaciones de supuesto involucramiento de Ramírez Mandujano con el Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva con base en nueve testigos colaboradores que declararon con falsedad: Roberto López Nájera, con nombre clave Jennifer; David; Saúl; Emiliano; Ricardo; Socorro; Mario; Sergio Barragán Villarreal, con clave Mateo, y Richard Arroyo Guízar, hijo de Reynaldo Zambada –hermano del Mayo Zambada–, con el seudónimo de María Fernanda.
–Cada imputación que me hicieron la destruí no con mi dicho sino con documentos –afirma el exzar antidrogas.
Pudo probarle al juez que, contradiciendo los dichos de los testigos protegidos, él fue quien inició las averiguaciones previas contra Barragán Villarreal por 15 homicidios cometidos en 2007, entre ellos el de Jaime Meraz Martínez, exdirigente estatal del PRD ejecutado el 15 de enero de 2007 junto con su esposa, su hijo y un taxista por un par de desconocidos que irrumpieron en su domicilio en Gómez Palacio, Durango.
Y también fue quien abrió la averiguación previa contra Édgar Valdez Villarreal y Arturo Beltrán Leyva por el homicidio de presuntos zetas, grabado en video y subido a You Tube en diciembre de 2005.
La farsa de “Jennifer”
“¡Yo encabecé mi propia defensa, me bloquearon totalmente!”, señala. “La estrategia de la PGR era bloquearme todos los medios de defensa para que el juez dudara”.
Jennifer dijo que lo había visto reunirse en el restaurante Champs Elysees de Paseo de la Reforma el 10 de septiembre de 2007, después de las 15:00 horas, con un integrante del cártel de los Beltrán Leyva y recibir del mismo 450 mil dólares en efectivo como parte del pago mensual por la supuesta protección al Cártel de Sinaloa. Pero a esa hora el entonces titular de la SIEDO estaba en el aeropuerto a punto de abordar un avión a Las Vegas para participar en un acto al que fue invitado por David Gaddis, director de la DEA en México.
El Instituto Nacional de Migración dio información falsa respecto de su salida y entrada del país; mintió y dijo que no había ningún registro de salida de septiembre de 2007, pero sí de entradas, aunque tampoco ninguna en septiembre. El juez que le dictó auto de formal prisión no le dio valor probatorio a los sellos en su pasaporte que demostraban su salida y entrada al país en esas fechas.
–¿Hasta cuándo la DEA entregó la información de que efectivamente usted iba a viajar a Las Vegas?
–La DEA no contestó en tres años. No sé por qué, pero finalmente tuvieron que hacerlo. El agregado encargado de despacho de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza dijo que ingresé el 10 de septiembre de 2007 a la hora que yo había señalado y que salí la tarde del 13 de septiembre de 2007.
–Los cárteles de la droga tenían la protección de autoridades federales, es evidente que operaban libremente. Si usted y otros que fueron encarcelados no eran quienes los protegían, ¿quiénes lo hacían? –se le pregunta.
–Si yo no soy quien protegía a los narcotraficantes y ni los que ya salieron libres ¿entonces quiénes los protegían? Me respondo: ¿serán acaso los que siguen libres? –contesta.
–¿Quiénes?
–No quiero incurrir en lo que hicieron los testigos en mi contra. Los que estábamos adentro no, porque las organizaciones criminales seguían operando. Yo no sé quiénes sean, pudiera decir mi propia opinión pero no en este momento.
–¿La PGR debe investigar quiénes eran o son?
–Debe investigarse quiénes eran los funcionarios públicos que los protegían y que se sancione conforme a derecho.
Ramírez Mandujano señala que durante su juicio hubo careos con Jennifer, quien repetidamente ante el juez se contradecía, incluso en la descripción física que hizo de él. El Ministerio Público ofreció como prueba de cargo el testimonio del testigo protegido Felipe, pero la PGR nunca lo pudo presentar.
–¿Por qué inventaron testimonios en su contra?
–Creo saber por qué, pero eso me lo reservo por el momento.
–¿Qué piensa del papel que jugó el entonces procurador Eduardo Medina Mora?
–Esto es una farsa en la que varias personas estuvieron implicadas.
–¿Y de Marisela Morales?
–Los hechos hablan por sí mismos. Ahí está el resultado. ¿Cuál Operación Limpieza? Fue operación cochinero, lo turbio, lo sucio.
–¿Participará de alguna forma en las investigaciones que ordenó el juez a la PGR sobre la fabricación de pruebas en su contra?
–Eso le corresponde al señor procurador y a los responsables de hacerlo. Yo quiero dedicarme a mi familia. Fueron cuatro años de abandono, pero ellos siempre estuvieron a mi lado. No tiene caso hacer algo que los vuelva a preocupar.