Vanos resultaron los intentos de los sexenios panistas por desmantelar el corporativismo sindical liderado por la CTM. Y si bien la confederación, dirigida hoy por Joaquín Gamboa Pascoe se debilitó, bastaron seis meses desde el regreso del PRI a Los Pinos y el impulso del presidente Enrique Peña Nieto a la reforma laboral para revivir lo que ya olía a cadáver: el antiguo enclave de Fidel Velázquez, con todas sus viejas estructuras.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- A menos de seis meses del retorno del PRI a Los Pinos, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) recuperó su brillo tricolor, opacado por 12 años de administración panista. Creada con Plutarco Elías Calles en la década de los treinta del siglo XX, el emblema del sindicalismo corporativo prácticamente revivió, sostienen algunos integrantes de su Comité Nacional.
“Esta oportunidad de retorno de nuestro partido el PRI, a la presidencia de la República, es oro molido que debemos aprovechar”, asegura Abelardo Carrillo Zavala, secretario de Bienestar Social de la confederación.
Regresó la confianza, dicen Filemón Arcos y Juan Carlos Velasco Pérez, líder del Sindicato Nacional de Músicos y secretario de Transporte, respectivamente. El presidente Enrique Peña Nieto es una persona “sensible”, afirman, pues estableció compromisos muy importantes con las organizaciones sociales de este país, en especial con la CTM: Confían en tener el respaldo del mandatario pues, insisten, la confederación es una “organización seria y responsable”.
Durante los dos sexenios panistas el actual edificio de la CTM –construido en 1982 bajo la supervisión del arquitecto Enrique del Moral –mantuvo sus puertas abiertas pero sus pasillos vacíos. Por años, su actual dirigente, Joaquín Gamboa Pascoe, atendió en sus oficinas del segundo nivel a los escasos visitantes. Las actividades de la confederación se redujeron al mínimo.
Acostumbrados a brindar su apoyo a su partido, el PRI, cuando estuvo en el poder, los dirigentes cetemistas sufrieron un duro revés el 2000, cuando el panista Vicente Fox puso fin a la hegemonía de siete décadas de gobierno priista. Por primera vez en su historia tuvieron que replegarse.
Incluso se vieron obligados a defender los fallidos intentos de los secretarios de Trabajo del foxismo: Carlos Abascal –ya fallecido– y Francisco Salazar, así como a los calderonistas Javier Lozano y Rosalinda Vélez por impulsar la reforma laboral. Sin embargo, la aprobación llegó con Peña Nieto.
En 2005, al morir Leonardo Rodríguez Alcaine –quien sustituyó al legendario Fidel Velázquez–, la dirigencia de la CTM quedó a cargo de Joaquín Gamboa Pascoe, un sindicalista que jamás laboró como obrero y es más conocido por su afición a los autos de lujo.
Antes aun de que el panismo llegara a Los Pinos, el corporativismo sindical cetemista comenzó a decaer. Algunos de sus dirigentes comenzaron a vender “contratos de protección” y redobló el control de sus agremiados sin reforma laboral de por medio (Proceso 1502).
Fox y Calderón terminaron por deshacer la alianza entre el movimiento obrero y el Estado. La decadencia de la CTM era notoria. Pero la ciudadanía castigó al PAN en las urnas y se impuso el PRI. Hoy, el partido da un nuevo respiro al organismo, como antaño.
Hoy, insisten los entrevistados, el propósito es reactivar las relaciones obrero-patronales para evitar que los empresarios tengan el control total de la clase trabajadora y evitar la proliferación de los outsourcings (subcontrataciones) y procurar para sus agremiados las formas de contratación más flexibles y ventajosas para los empleados, sobre todo los jóvenes.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la mitad de la población tiene 26 años. Los adolescentes de entre 15 y 29 años son 29 millones 706 mil 560. Según el instituto hay 96 hombres por cada 100 mujeres. El Distrito Federal tiene menor número de jóvenes, mientras que Quintana Roo es la entidad donde hay más.
El regreso
Desde su creación en 1936, la CTM ha trabajado con institucionalidad, aún durante los dos sexenios panistas.
“Las relaciones obrero patronales las lleva a cabo discutiendo sus contratos colectivos a tiempo y recurriendo a las autoridades cuando es necesario porque, pues, tanto en el nivel federal, como en las entidades las Juntas de Conciliación y Arbitraje forman parte del engranaje de los gobiernos; de alguna manera tenemos un vínculo de respeto e institucionalidad”, comenta Carrillo Zavala.
E insiste: el regreso del PRI al poder es una oportunidad. La CTM debe recuperar muchas organizaciones obreras y de burócratas cuyo patrón era el Jefe de Estado en turno que optaron por separarse, como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), liderado hasta hace unos meses por la presa Elba Esther Gordillo.
En 2007 la maestra se peleó con el dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), Joel Ayala Almeida, y creo la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (Fedessp).
“Es fundamental para tener fuerza trabajar por la unidad. Existe un plan –elaborado por el gobierno federal para depurar al sindicalismo oficial y hasta al democrático, destaca el entrevistado– con sus altas y bajas. Por tanto es fundamental la recuperación de organizaciones que abandonaron el Congreso del Trabajo y hoy se muestran incluso antagónicas con él. Yo creo que siempre será válido un llamado a unir fuerzas.”
–¿Es un segundo aire para la CTM? –se le pregunta.
–Creo que es una buena oportunidad de recuperación. Para mí la CTM es de por vida. Independientemente de quién la dirija, la CTM es una institución. Va a vivir por siempre porque su cimiento es sólido, fuerte; sus ideales de reivindicación social, económica y política de los trabajadores siguen vigentes. En fin, tenemos muchas banderas por levantar y seguir luchando por la unidad.
Los primeros dirigentes de la CTM nacieron a finales del siglo XIX, como Vicente Lombardo Toledano, o en los albores del siglo XX, como Fidel Velázquez; luego vinieron Fernando Amilpa Trujillo, Leonardo Rodríguez Alcaine y Joaquín Gamboa Pascoe.
Desde el principio instauraron el modelo corporativista como clave para gobernar por medio del control absoluto de los trabajadores a través de las corporaciones o sindicatos patronales, de acuerdo con un análisis del Frente Amplio de los Trabajadores (FAT).
En 2005 la CTM aseguró tener 5 millones de trabajadores y 295 sindicatos. No obstante, el Registro de Asociaciones de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) señaló que hasta el 3 de febrero de 2012 la central obrera contaba sólo con 597 mil 580 afiliados distribuidos en 357 sindicatos. El año 2000 la confederación reportó 896 mil 678 agremiados y 706 sindicatos afiliados.
Gamboa Pascoe, quien está al frente de la CTM desde 2005, nunca fue obrero. Es más famoso por su atuendo –siempre viste trajes de casimir–, por su afición a los autos de lujo y por su residencia de Paseos del Pedregal: también por sus excentricidades, pues le gusta organizar safaris de caza en África.
Ascensos vertiginosos
Gamboa Pascoe inició su carrera en el sexenio de Luis Echeverría (1970-1976). Su primer cargo relevante fue como dirigente de trabajadores textiles; en agosto de 1973 sustituyó a Jesús Yurén en la Federación de Trabajadores del Distrito Federal (FTDF) cuando éste murió. Luego fue senador y presidente de la Gran Comisión del Senado en el sexenio de José López Portillo (1976-1982).
En 1988, la CTM perdió 18 posiciones legislativas, lo que representó una derrota para la confederación y el propio PRI, pues ese año se separaron algunos militantes para formar el Frente Democrático Nacional (FDN); Gamboa Pascoe, quien quería ser diputado federal, fue derrotado por Porfirio Muñoz Ledo, el candidato del FDN, que poco después se transformó en el PRD.
Hoy, Gamboa Pascoe dirige también la Federación de Trabajadores del Distrito Federal, una ciudad donde se concentra 90% de los contratos de protección en operación. Este 2013, la CTM tiene 45 candidatos a cargos de elección popular en las 14 elecciones que realizarán en dos semanas más.
Actualmente, la confederación tiene 17 diputados federales y una veintena de legisladores locales. El líder de los embotelladores y de la Federación Sindical del Estado de México, Armando Neyra Chávez, es senador.
El listado de los miembros del Comité Nacional de la CTM es una joya. Cada secretaría tiene tres suplentes; el secretario general, seis.
Gamboa Pascoe, el líder, cumplió 84 años el pasado 26 de abril. Sus suplentes son Carlos Aceves del Olmo, presidente de la Comisión de Trabajo en la Cámara de Diputados, quien el 27 de septiembre de 2012 se desmayó en plena conducción de la maratónica sesión sobre la reforma laboral.
“Está bajo tratamiento médico fue trasladado al Centro Médico y se decretó un tercer receso para valorar si se le envía a un hospital privado o se reincorpora a los trabajos y se concluye la discusión de la reforma”, publicó la agencia Apro esa misma noche.
En caso de que faltaran Gamboa Pascoe u Olmos, Ismael Flores Cantú, dirigente de la Federación de Trabajadores de Nuevo León los sustituiría. Su hijo, Óscar Flores Treviño, es candidato a diputado local por el distrito 17 en esa entidad, correspondiente al municipio de Escobedo, bajo control del PRI. Otro sustituto es Víctor Fuentes del Villar, secretario general del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) desde 2005, año en que murió el líder de la CTM, Leonardo Rodríguez Alcaine, de quien se dice era sobrino político.
Sigue Rafael Yerena Zambrano, diputado federal por Jalisco y representante de la CTM en el Consejo de la Asamblea Nacional del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).
En penúltimo lugar está Gilberto Muñoz Mosqueda, secretario general del sindicato de la industria petroquímica, quien en 2004 fue denunciado ante la Procuraduría General de la República (PGR) por ejercer una doble función como dirigente sindical y patrón de la empresa Soluciones Químicas para el Campo y la Industria, así como por haberlos defraudado por un monto superior a los 50 millones de pesos. Muñoz Mosqueda lleva 28 años al frente del sector de la química, petroquímica y carboquímica.
El último de la lista es Enrique Ramos Rodríguez, oriundo de la comunidad Cañaverales, del municipio de Córdoba, Veracruz, acusado en varias ocasiones por supuesta malversación de fondos y señalado en 2007 como accionista mayoritario en la construcción del complejo turístico ubicado en Punta Serena, en Puerto Vallarta, y de mantener propiedades en Cancún, donde, según las denuncias presentadas en esa época, era propietario de un hotel de cinco estrellas.
En esta lista debería estar Carlos Romero Deschamps, porque pertenece a la CTM y representa a uno de los sectores más importantes del país: el petrolero. No figura debido a su distanciamiento con los cetemistas.
Aparte, entre los cetemistas polémicos, está Tereso Medina Ramírez, el “líder” del Sindicato Nacional de Metalurgia, competencia del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSSRM) encabezado por el autoexiliado Napoleón Gómez Urrutia.
Medina Ramírez es el suplente del secretario de Acción Política, Fernando Salgado Delgado, diputado por el Estado de México en la 57 Legislatura y fue el que, en la actual Legislatura presentó la iniciativa de reforma laboral regresiva para los trabajadores, de acuerdo con especialistas y abogados laboralistas.
No los pudieron destruir
Durante su gestión en Los Pinos, ni Fox ni Calderón se dedicaron a atacar al sindicalismo corporativo, de acuerdo con los programas y lineamientos establecidos por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos y la Organización Mundial de Comercio OMC.
El 26 de abril de 2006, el titular de la STPS Javier Lozano, impulsó la creación de la Asociación Sindical Mexicana (ASM) que buscó desplazar a la CTM y al Congreso del Trabajo. Comenzó a operar luego de que Fox se enfrentó con el Frente Nacional por la Unidad y la Autonomía Sindical (FNUAS) y con la fracción del sindicato minero que sostiene a Napoleón Gómez Urrutia porque se negaron a apoyar la reforma laboral.
La ASM fue integrada por disidentes del Congreso del Trabajo, de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos y de la CTM. Parecía que el poder que la confederación se estaba desvaneciendo. La idea fue del difunto Carlos Abascal Carranza, quien desde la STPS expresó su deseo de formar una central obrera afín al PAN. Su objetivo era lograr que se defendieran los intereses empresariales (Proceso 1551).
Hoy en día, las cosas son al revés; la ASM no tiene presencia en el ámbito sindical, mientras la CTM está resucitando.