"Frida", el musical invitado a Estados Unidos

domingo, 28 de julio de 2013 · 08:16
Proceso conversa con la actriz estadunidense Jacqueline Fernández, quien encarnará a la pintora coyoacanense Frida Kahlo en esta obra musical mexicana, pero hablada y cantada en inglés. “Es un privilegio”, dice sobre su personaje en esta pieza de Marcos Lifshitz, mientras el director y productor Octavio Salazar-Villava explica que se trata de la reposición de Frida, el musical. MÉXICO, D.F. (Proceso).- Sentada sobre una silla de ruedas, al extremo del escenario, la artista estadunidense Jacqueline Fernández evoca en lengua inglesa, en el musical Frida, las horas finales de la pintora mexicana trazando el lienzo de su existencia en cánticos dramáticos o divertidos. “No tengo otra cosa qué decir excepto que me siento muy privilegiada de encarnar a Frida”, confiesa sobre esta obra escrita y musicalizada por Marcos Lifshitz que dirige Octavio Salazar-Villava, con coreografías de Klaudia Casillas, tras concluir el primer ensayo completo en el teatro del Sindicato Mexicano de Electricistas. La pieza ha sido invitada para iniciar gira por Estados Unidos y Canadá en octubre, y en 2014 por Alemania y la India. “Soy aquella Frida narrando su existencia en el ocaso de sus días, tal como la imaginó el escritor, iluminando los recuerdos felices que vivió y también las amarguras. Es un retrato intenso, apasionado, pero fiel a una mujer extraordinaria.” Actriz e intérprete vocal con estudios en San Francisco, California, Fernández destaca que su personal enamoramiento por la artista plástica fue previo a su involucramiento en la reposición del musical con Salazar-Villava (en el que Darling Lucas lleva el papel de la joven Frida). Su versión de I Surrender (Me rindo) alcanza un momento cumbre en la pieza, comparable acaso a la canción Non, je ne regrette rien (De nada me arrepiento) para la trayectoria de La Môme Edith Piaf. “Espero proyectar al público tanta alegría suya, quejas y el inmenso amor que sintió por Diego. Él la traiciona; pero ella no lo puede abandonar. ¡Vamos, Frida sabía de antemano con quién se estaba metiendo!” El Diego Rivera del montaje es Al Castillo, nacido en la capital mexicana hace 51 años y con 26 de trayectoria en el teatro. Sin los kilos en exceso que solía tener el famoso muralista (“al que Frida estudiante lo llama ‘elefante’ al conocerlo, y con quien casó dos veces”), Al afirma satisfecho: “Obviamente estoy muy emocionado de mi personaje, creo que es una gran oportunidad de representar a uno de los íconos culturales más importantes de nuestro país. Frida será un imán de México en el mundo, resulta muy afortunado llevar a una compañía de jóvenes bailarines con gran talento y actuando con parlamentos bilingües, lo cual hace casi seguro que logremos buena recepción en públicos extranjeros.”   De carne y hueso   Una de las sorpresas en Frida es el retrato “desacralizado” de un barbado León Trotsky, hablando en inglés atropellado y cual chusco bailarín de folclor ruso que proyecta buen humor. El joven artista David Trillo apunta: “He tenido la oportunidad de participar en varios musicales, como Hello Dolly o El diluvio que viene, y sin embargo esta obra musical es diferente. Frida posee una artesanía mágica que hay que ver en el escenario. Yo crecí en los musicales y estuve en la Compañía Nacional de Teatro, pero Frida es otra cosa. A Trotsky lo ponen demasiado solemne tanto en la película de Paul Leduc (Frida naturaleza viva) o en la de Hollywood con Salma Hayek, pero debo decir que como en este musical se ridiculiza a entes políticos como Hitler o Stalin (y a magnates influyentes como Nelson Rockefeller), cuyo poder está al servicio de la represión o para sobajar a los pueblos, mi papel como Trotsky se perfila muy dentro de la tradición del musical, con ironía.” Junto a ellos, el dramaturgo Marcos Lifshitz (de 62 años de edad y nombrado recientemente compositor residente para la Orquesta Filarmónica de Acapulco) va despidiendo al elenco mientras expresa a Proceso: “Leí todos los libros que existen sobre Frida, incluyendo su diario y sus cartas, para hacerme una idea general e histórica de ella. Noté que cada biografía publicada tiene ciertos sesgos que la mitifican. Los hay quienes ven a la feminista, otros a la comunista o a la homosexual; yo dije: no, todas esas son visiones de mitos, como los de nuestros héroes de la Independencia y de la Revolución. Yo quise mostrar a Frida Kahlo con sus emociones y sufrimiento, mucho sufrimiento; sus placeres y desmadres, para ofrecer el lienzo de la Frida de carne y hueso, bajo ningún ángulo mitificada.” –¿Qué representa Frida Kahlo para usted? –Creo que es una muestra del poder que tenemos todos los seres humanos de sublimar a través del arte nuestro sufrimiento. Esta mujer sin esa válvula de escape que era el arte no podría haber soportado el sufrimiento de vivir. A la mayoría de los artistas nos pasa, que sublimamos nuestros conflictos a través del arte, y Frida Kahlo es un ejemplo súper exaltado de esto. Autor y director hicieron asimismo mancuerna en Grandes hombres vemos, perversiones no sabemos, diálogo entre Charles Darwin y Sigmund Freud montado en 2011.   Premio Dama de la Victoria   Octavio Salazar-Villava, también productor del musical Frida (que él mismo dirigió en una versión diferente hacia 2007), señala que para el nuevo montaje, hablado y cantado casi totalmente en idioma inglés, la compañía cuenta con 40 personas involucradas y 28 en escena, de las cuales 10 actúan y bailan. “No hay músicos pero sí un soundtrack, pues las piezas fueron grabadas por músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional o de la Filarmónica de la Ciudad de México, para llevarlo en las giras a Estados Unidos, Canadá, Europa y la India. La dirección artística y el montaje son míos.” Lifshitz, cuya sinfonía coral al general José María Morelos, Sentimientos de la Nación, estrenará este año, comenta: “Frida es una adaptación de Octavio, el crédito va para él porque, sin haber prácticamente modificado el texto, sí hace una versión con la temporalidad de que tienes a una Frida cerca de la muerte y comienza a analizar toda su vida en retrospectiva. Eso le permite teatralmente, con los recursos del flashback, escenificar la memoria de los acontecimientos más importantes para ella, que se disparan en el accidente que tuvo Frida a los 16 años. Es una historia doliente que me impactó desde chamaco, pues yo estudié pintura, y cuando se iban a cumplir 100 años del nacimiento de Frida Kahlo decidí escribir el musical que llamé Frida, un canto de vida. “Hay una buena ópera de Frida Kahlo mexicana; pero yo me preguntaba por qué no existía un musical que combinara espectáculo y cultura. Yo lo escribí y compuse la música. Este musical es un trabajo que amo de corazón.” En 2008, Frida, un canto a la vida ganó premio al mejor musical Dama de la Victoria otorgado por la Agrupación de Críticos y Periodistas de Teatro (ACPT). Refiere Salazar-Villava que el nuevo reparto para “este musical de altos vuelos” se conformó entre febrero y abril de este año, después de audiciones e invitación a cantantes y actores por su compañía productora Arcuen (Arte, Cultura y Entretenimiento). Sudoroso, se nota feliz: “Hace algunas años distribuimos el DVD con el primer montaje a productores de diversos estados de la República y de otros países. Así conseguimos que un empresario de Estados Unidos se interesara en llevarnos a California; pero no estábamos conformados como compañía. El año pasado nos volvió a insistir en la gira y entonces decidimos reponer Frida. El INBA inmediatamente nos apoyó con espacios, ahora fue el generoso Sindicato Mexicano de Electricistas el que nos prestó su magnífico teatro y, como abrimos un blog en internet, nos contactaron también de Alemania y de India.” Salazar-Villava, quien conoció al cantautor de rock rupestre Rockdrigo González por haber hecho juntos teatro, relata: “En 2007 yo dirigí la obra, pero no la produje como ahora; fue muy padre y, premiada, dio pie para que nos estén invitando y demás, pero entonces iba con unos productores que no sabían mucho de teatro, andaban como perros en el Periférico: ¡Nos dejaron colgados cuando estaba en su apogeo!, tristemente me tocó ver que en taquilla les regresaran el dinero a la gente, pues el productor ya se había ido del país.” No les importó, aclara, “sabíamos que teníamos una obra hermosa, especial y muy diferente”. Klaudia Casillas Alcántara, egresada del Centro de Investigación Coreográfica del INBA, se inspiró para las coreografías del espectáculo “conociendo primero lo que hay más allá de la vida de Frida, por su proyecto artístico y al explorar sus emociones, sus sentimientos su vida, sus pasiones”. El grupo de bailarines que conduce en Frida lo integran profesionales egresados en su mayoría de escuelas de Bellas Artes, de la UNAM o de particulares. Sus edades fluctúan entre 19 y 24 años. “Al igual que toda la propuesta artística de este proyecto, la danza no está construida en un lenguaje a partir de un estilo específico guía, porque conlleva danza contemporánea, pero también jazz, clásica y del propio musical estadunidense, las coreografías se fueron creando según se necesitaban. “Hay unas muy fuertes y sentidas o que pueden ser más introspectivas, y entonces el espacio está creado así, otras vuelan más explosivas o más ligeras y la dimensión espacial está creada de manera muy distinta. No nos limitamos a un solo estilo de baile. Esta es la riqueza coreográfica de nuestra Frida.” Al ensayo llegó igualmente Charles Roy, dramaturgo del Proyecto Teatro Clásico de Toronto y productor de obras en Chicago, quien está ayudando a los artistas escénicos del nuevo musical en la pronunciación inglesa. Augura el canadiense a Proceso: “La historia de Frida Kahlo es bien conocida en círculos teatrales y artísticos, pero la auténtica que se brinda en este musical es desconocida, ya que existen muchos clichés en su vida. Lo que entusiasma aquí es cómo desarrolló su arte y se convirtió en ella misma, situaciones que aún son desconocidas para el mundo. Pienso que Frida. The Musical, como se llama en inglés, tiene mucho futuro allende de México y nuestro continente.”

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