MONTERREY, N.L., (proceso.com.mx).- El crimen organizado diseñó un sistema de logística y control del narcomenudeo comparable al de una empresa global.
El narcomenudeo transformó a los antiguos cárteles que sólo distribuían droga a Estados Unidos y los orilló a disputarse el control del mercado local, lo que desató una guerra intestina, narraron a Proceso especialistas, narcomenudistas, fuentes militares y exagentes de la Unidad Mixta de Atención al Narcomenudeo (UMAN) que hablaron bajo la condición del anonimato.
“Las narcotienditas de la zona metropolitana de Monterrey generan en promedio ganancias de 35 mil pesos mensuales”, informó una fuente castrense.
“Se pueden localizar en todos los barrios de la ciudad”, agregó el militar, quien ha dirigido diversas operaciones para desmantelar algunos de los “laboratorios” donde se empaqueta la droga para su venta.
Precisó que los cárteles también cuentan con “ejércitos” de miles de nacomenudistas que distribuyen droga con marcas y logotipos.
La marihuana se comercializa en empaques con sellos de la típica figura de la yerba; también: la cabeza de una pantera y figuritas de un “chico malo”.
Para tener el control de la distribución de la mariguana ésta se vende en pequeñas bolsas de la marca “Ziploc” de distintos colores.
El color de la bolsa se utiliza para supervisar su destino; por ejemplo, el verde sólo circula en algunas zonas de la ciudad y en cierto día de la semana.
“Contadores” vigilan la producción, distribución y venta en las zonas que tienen dividida la metrópoli. Si comienza a circular en el “mercado” una bolsa de color diferente al seleccionado para venderse ese día en cierto sector, sabrán que algunos de sus narcomenudistas está tratando de “picarles los ojos” y esa traición se paga con “tablazos” o la muerte.
Comentó que los laboratorios operan en casas de zonas de clase media baja donde laboran en promedio 30 personas, la mayoría mujeres, en cada una de las tres jornadas. Los locales se disfrazan como un pequeño taller, principalmente textil o electrónico.
Tarifas
La mariguana se empaqueta en dos presentaciones: una pequeña que alcanza para un cigarrillo y otra más grande para varios. Sus costos varían entre 100 y 300 pesos, respectivamente, señalaron distribuidores de droga al menudeo entrevistados.
En el caso de la cocaína, el precio promedio de la “la grapa” es de 300 pesos, pero su calidad es muy mala.
Anteriormente la “coca” era sólo para élites, por su alto costo, pero actualmente se ha convertido en el narcótico con más demanda. Aumentó su consumo debido a la entrada de las mujeres al mundo de las drogas.
En el año 2007 las autoridades de Nuevo León y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito presentaron los resultados una encuesta que se realizó para conocer cómo se incrementó en los pasados años el consumo de narcóticos en la región noreste.
El resultado fue que entre 1991 y 2006 se disparó la demanda y el factor determinante para el creciente aumento fue que mujeres jóvenes comenzaron a consumir narcóticos.
En el periodo de referencia el incremento entre hombres jóvenes pasó de 4.5 a 10.5 por ciento, mientras que en las mujeres jóvenes el aumento se disparó del 2.8 al 8.5 por ciento.
El sondeo también descubrió que la edad para iniciar el consumo de drogas se redujo. Antes era entre los 16 y 18 años y ahora se comienzan a consumir narcóticos a los 14.
Además, la encuesta mostró que la droga con más demanda fue la cocaína, narcótico que anteriormente no se consumía masivamente.
Uno de los principales factores que contribuyó a que la República Mexicana dejara de ser “trampolín” para convertirse también en una “alberca” donde se engullen grandes dosis de coca fue el cambio en el patrón de consumo de los millones de drogadictos estadounidenses.
Ese fenómeno fue reportado desde principios de la década por la Agencia Antinarcóticos estadunidense (DEA por sus siglas en inglés).
En los albores del nuevo siglo, millones de drogadictos de Estados Unidos abandonaban la cocaína por las nuevas drogas sintéticas; el furor por las “mets” estaba provocando que el narcótico más adictivo, “la coca”, se quedara en México, se abaratara y se pusiera al alcance de todos.
En ese periodo la “grapa” llegó a costar menos de cinco dólares en algunas ciudades de la frontera norte. Además, las operaciones de los cárteles se estaban pagando con droga, a falta de divisas al caerse su venta en Norteamérica.
En Monterrey, la cocaína se comenzó a promover a través de los cientos de giros negros conocidos como Tables Dance, y las bailarinas se trasformaron en “dealers” y consumidoras.
Para cuidar a las “nuevas” narcotienditas, los cárteles reclutaron a los policías de las corporaciones municipales. Además, a las pandillas de barrios marginados que formaron ejércitos de miles de nacomenudistas.
Cuando tomaron el mercado del nacomenudeo, sometieron a todos los vendedores que “operaban por la libre” para que distribuyeran su droga. A los que los rechazaban, los ejecutaron.
A partir de la mitad del sexenio del presidente Vicente Fox comenzaron las “narco ejecuciones”. En ese periodo se registraron más de diez mil y la mayoría fue de narcomenudistas, policías y miembros del de cárteles.
En el sexenio del presidente Felipe Calderón, el crecimiento de las “ejecuciones” se disparó con cifras que rondan las 71 mil ejecuciones y durante el primer año de Enrique Peña Nieto ese ritmo continúa con cerca de 14 mil asesinatos violentos relacionados con el crimen organizado.