La Cruzada Nacional contra el Hambre, puesta en marcha hace un año como la política social insignia del peñanietismo, languidece por falta de atención y recursos. Cantada con estrépito por Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social, esta iniciativa opera a medias en unos cuantos municipios, precisamente donde soldados y marinos la emplean como pantalla para acercarse a aquellas zonas en las que brotan inconformidades en forma de autodefensas y policías comunitarias.
Los habitantes de Guadalupe y Calvo aún recuerdan la fiesta del 16 de febrero del año pasado: cinco mil indígenas de distintos puntos del municipio chihuahuense colindante con Sinaloa y Durango festejaron el inicio formal de la Cruzada Nacional contra el Hambre. La Sierra Tarahumara fue elegida como escenario para el arranque de la estrategia peñanietista pues padecía una emergencia alimentaria: la hambruna era motivo de escándalo nacional.
Siete semanas después del acto encabezado por la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, y el gobernador César Duarte, en el hospital del pueblo falleció el niño Irving Cruz Gutiérrez. Sólo vivió tres meses. En su expediente quedaron registradas como causas del fallecimiento neumonía y desnutrición severa.
La situación, según los médicos locales, no ha cambiado. Y la cruzada, de acuerdo con las autoridades municipales, tampoco ha llegado.
“Todo está exactamente igual, no ha habido cambios. Sigo viendo pacientes con las mismas condiciones de desnutrición porque no comen realmente, no tienen alimentos que los nutran. Algunos ni alcanzan a llegar, se mueren en el camino. Supe que dos niños murieron aquí, quizás fueron más. Pero seguimos sin saber cuáles son las estrategias contra la desnutrición, nadie nos ha dicho en qué consiste la cruzada”, dice a las enviadas de Proceso uno de los médicos quien –debido a la inseguridad que afecta al personal hospitalario en esa región– pidió el anonimato.
En los expedientes de menores ingresados al hospital por desnutrición el último trimestre de 2013 aparecen los nombres de Aureliano J. (de un año y tres meses), Juan Ch. (un año y cuatro meses), Carmen L. (un año), María Angélica (tres años), Patricia (un año con nueve meses), Mileidi (ocho meses), José Uriel Ch. (edad desconocida), Adán A. y su hermana María de la Luz (edad desconocida). Todos con cuadros de desnutrición y anemia.
En vísperas del primer aniversario del lanzamiento de la estrategia para combatir el hambre que anunció el 21 de enero Enrique Peña Nieto y de esa visita en la cual se firmó el primer convenio de trabajo entre la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y un gobierno estatal, en Guadalupe y Calvo no se aprecian obras nuevas o comedores comunitarios como los que el gobierno federal publicita en medios y redes sociales.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1941, ya en circulación)