Condena pontificia a la inseguridad

martes, 11 de marzo de 2014 · 07:08
Desde noviembre, cada uno de los obispos de las 91 diócesis del país envió al Papa Francisco un informe sobre la situación que priva en su circunscripción, como lo exige el protocolo, para poder asistir al Vaticano y participar en la visita Ad Limina. Se trata de un cónclave consistente en visitar los sepulcros de San Pedro y San Pablo y mantener un encuentro privado con el pontífice. Ramón Castro, coordinador de los trabajos eclesiásticos a realizarse del 12 al 31 de mayo, y obispo de Cuernavaca, se dice confiado en que el Papa se pronunciará enérgicamente contra la violencia e inseguridad que privan en México.   CUERNAVACA, MOR. (Proceso).- Mediante un discurso programado para el próximo 19 de mayo en el Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco lanzará una enérgica condena por el clima de inseguridad y de violencia que se vive en México. Lo hará ante los obispos, arzobispos y cardenales mexicanos que sesionarán allá en el marco de la llamada visita Ad Limina. Por lo pronto, los titulares de las 91 circunscripciones eclesiásticas del país ya enviaron sus respectivos informes al Vaticano, requisito previo para realizar la visita. En sus documentos detallan el aspecto religioso de su circunscripción, así como el convulsionado momento social que se experimenta en ellas y del que darán cuenta personalmente al pontífice. Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca y coordinador de la visita Ad Limina, comenta a Proceso: “A mediados de enero fui al Vaticano a preparar algunas cosas de la visita. Hablé con el Papa. Y le dije: ‘Santo padre, le pedimos su oración por la realidad de violencia e inseguridad que vive México, sobre todo en algunas diócesis del país’. “Él me respondió preocupado: ‘Desde luego que voy a orar por todos ustedes. Y acá los espero para la visita Ad Limina’. De manera que en ese encuentro previo tuve que mencionarle los momentos difíciles que vivimos.”   El encuentro de mayo   Encargado de preparar las reuniones entre el Papa Francisco y sus pares mexicanos, entre otras encomiendas, Ramón Castro habla sobre la próxima visita al Vaticano: “El encuentro principal será el 19 de mayo en el Palacio Apostólico, ya que ese día prácticamente estará reunida toda la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM). Ahí el Papa emitirá un discurso en el que, estoy segurísimo, abordará el tema de la violencia y la inseguridad en México. Serán palabras de aliento para nosotros los obispos y un llamado a la conversión para quienes participan en el crimen organizado.” –¿Será una exhortación similar a la que han hecho algunos obispos mexicanos? –Sí, sí. Pero hay que distinguir. Un llamamiento del Papa repercute muchísimo más que el de cualquier obispo. Imagínese el eco que tiene un pronunciamiento papal; hace reflexionar, llega al corazón de mucha gente y cambia las cosas… Su repercusión mundial a veces ni la imaginamos. –¿Qué diócesis viven las situaciones más violentas? –Por desgracia hay varias: están las de Apatzingán, Acapulco, Chihuahua, Gómez Palacio, Matamoros, Nuevo Laredo e incluso aquí, en la de Cuernavaca, entre otras. Claro, cada una tiene una realidad diferente. Pero todas viven una problemática de violencia que ya se reportó al Vaticano en nuestros informes. –¿Usted hizo lo mismo? –Sí, por supuesto. Yo envié un informe de 80 páginas donde le estoy manifestando al Papa el problema de violencia que tenemos. Yo apenas tengo siete meses como obispo de Cuernavaca, pero ya hice un recorrido por las 108 parroquias de la diócesis. En cada una la gente comenta su dramática situación, se desahoga con nosotros y nos pide auxilio espiritual. “En el municipio de Temixco hay una situación muy violenta y compleja, lo mismo en Jojutla, Jiutepec, Cuautla o aquí mismo, en la ciudad de Cuernavaca, donde tan sólo en la parroquia de la colonia Tres de Mayo actualmente tenemos nueve secuestros. De modo que hay nueve familias que ahorita sufren ese drama. Sólo tres han denunciado; las restantes seis no lo hacen por temor a represalias. “A tal grado llega la situación en el estado de Morelos que, por temor a ser asaltada, la gente ya hasta evita pasar por las lagunas de Zempoala, pese a ser una belleza natural y una zona turística. Ahí, por cierto, le robaron su automóvil al anterior obispo de la diócesis, don Alfonso Cortés. “En proporción con su densidad poblacional, Morelos es el estado con el mayor número de secuestros en el país (en 2012 se denunciaron formalmente 92, y en 2013 la cifra se disparó a 150). Eso no es ningún secreto. Es una realidad palpable. Tuvimos que pedir asesoría a Colombia para enfrentar la ola de violencia. Y la Conferencia Episcopal Colombiana nos envió a un experto; vino a darnos pláticas sobre cómo afrontaron ellos la situación.” –¿De qué modo aprovecharán la experiencia colombiana? –Creando grupos para atender a las miles de personas que han vivido estos dramas y necesitan sanar sus heridas psicológicas y espirituales. Estos grupos, llamados Levadura, están a cargo del sacerdote Omar Pérez y empiezan a operar en las cuatro vicarías de la diócesis. Su finalidad es atender a las víctimas y a sus familias. “Los grupos Levadura también recogen la experiencia de la arquidiócesis de Acapulco, donde están trabajando grupos similares de atención a víctimas. Nuestro objetivo es institucionalizar lo que ya se hace en Guerrero, pues lo urgente es atender a las víctimas de la violencia.” Monseñor Castro tiene un panorama global acerca de la actividad de las diócesis mexicanas en ese rubro, pues es el titular de Dimensión de Justicia y Paz de la CEM, instancia encargada de atender situaciones de conflicto social; de ahí que conozca bien los trabajos de los llamados “centros de apoyo” de la arquidiócesis de Acapulco, que dan ayuda psicológica e incluso asesoría legal a las víctimas. También tiene conocimiento de la “pastoral del consuelo” implementada por el obispo de Apatzingán, Miguel Patiño, para enfrentar los estragos de la violencia en Michoacán (Proceso 1943). Aclara: “La diócesis de Cuernavaca todavía no padece los extremos de violencia de Acapulco o de la de Apatzingán, ésta con un saldo de cinco sacerdotes asesinados. Pero aun así nuestra situación es muy difícil”.   Encuentro histórico   Según un reporte elaborado por el propio episcopado en 2011, durante el sexenio de Felipe Calderón se documentaron 12 asesinatos de sacerdotes; 162 habían recibido amenazas ese año y alrededor de mil fueron víctimas de extorsión por parte del crimen organizado. Ya para entonces el sacerdocio era una actividad de alto riesgo (Proceso 1798). Enfundado en una guayabera blanca, monseñor Castro está sentado a la larga mesa de juntas de la curia diocesana, situada en el claustro de la imponente catedral de Cuernavaca. Adelanta que en el encuentro de la visita Ad Limina que tendrá con el Papa le informará personalmente sobre la situación en Morelos: “Como obispo de Cuernavaca, al Papa Francisco le hablaré de toda esta situación que ya abordé en mi informe”. Castro será uno de los 91 prelados mexicanos titulares que, del 12 al 31 de mayo, se reunirán con el Papa, distribuidos en grupos de 10. Explica la mecánica de estos encuentros: “Cada obispo tiene cinco minutos para exponerle verbalmente la síntesis de su informe, destacando los aspectos que considere relevantes. Y lo hará delante de sus otros nueve compañeros. Esas reuniones no tienen un tiempo programado. Pueden ser de dos horas o más. Eso depende del Papa, quien nos hará preguntas, sugerencias y comentarios y podrá explayarse lo que quiera”. –¿No habrá encuentros individuales del Papa con algún obispo en particular? –Pudiera haber, pero no están programados porque le quitarían mucho tiempo al Papa. Si los hay, será decisión de él. Estos encuentros además servirán para que el Papa nos vaya ubicando y conociendo personalmente, pues hasta el momento sólo conoce a algunos miembros del episcopado mexicano. –¿Podría decirse que será un encuentro histórico, ya que será la primera vez que el episcopado mexicano se reúne con un Papa latinoamericano? –Sí, así es. Será un encuentro histórico en ese sentido. Las visitas Ad Limina se realizan desde hace siglos. Y esta será la primera vez que los obispos mexicanos nos reunamos con un Papa de América Latina. Estas visitas deben realizarse cada cinco años. Pero se vinieron retrasando debido a la enfermedad del Papa Juan Pablo II y continuaron durante el pontificado de Benedicto XVI. Ya teníamos ocho años sin realizar nuestra visita. Ahora la tendremos con un pontífice argentino. Un hecho histórico. De acuerdo con la agenda, el Papa irá recibiendo a los grupos de obispos distribuidos en tres regiones del país: se reunirá primero con los de la zona centro, del 12 al 17 de mayo; a los de la región sur los atenderá del 19 al 24, y a los de la norte, del 26 al 31 de mayo. Sólo participarán los titulares de cada diócesis o prelatura. Sin embargo, en el Vaticano habrá misas y otros eventos religiosos en los que podrán estar los obispos auxiliares, coadjutores y eméritos, además de varios sacerdotes mexicanos. Dice al respecto el coordinador de la visita: “En total, iremos alrededor de 150 obispos mexicanos a la visita Ad Limina. Los eméritos, por ejemplo, irán sólo a saludar al Papa, sin la responsabilidad y los compromisos que tenemos los titulares, quienes además podremos llevar a un sacerdote de nuestra diócesis para que también salude al santo padre”. Aparte de las reuniones con Jorge Bergoglio, los 91 obispos titulares sostendrán encuentros con los prefectos de las congregaciones de la curia romana con la finalidad de informar sobre el estado en que se encuentra cada diócesis en el rubro que compete a cada congregación. Detalla Castro:“Tendremos reuniones con todos los prefectos. Al de la Congregación para el Clero le informaremos sobre nuestros sacerdotes; al de la Congregación para la Educación Católica, sobre la situación de nuestros seminarios… y así iremos informándole a cada uno. Los prefectos ya tienen en sus manos nuestros informes. De acuerdo a éstos y a lo que les expliquemos personalmente, ellos nos darán las orientaciones y recomendaciones necesarias para prestar un mejor servicio pastoral en México”. –¿Cuándo enviaron sus reportes escritos? –Empezamos a enviarlos en noviembre pasado, a través de la nunciatura apostólica en México, el canal formal para hacerlo. Actualmente los 91 informes ya están en manos de la curia romana y sujetos a revisión. –¿Un obispo puede tener acceso al informe de otro obispo? ¿Hay manera de consultarlos? –¡No! De ninguna manera. Son informes confidenciales entre cada diócesis y la curia romana. Nadie más debe tener acceso a ellos. El obispo Castro concluye: “Uno de los principales objetivos de la visita es ir a las tumbas de San Pedro y San Pablo. Y por supuesto tener un encuentro personal con el sucesor de Pedro, con quien hablaremos, repito, sobre el preocupante clima de violencia que vive México… Es un tema obligado.”

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