Las tragedias de las familias Márquez y Ponce ejemplifican el nivel absurdo que alcanzó la violencia del crimen organizado en la región centro-sur de Chihuahua. Los homicidios, levantones, extorsiones y secuestros de empresarios locales han obligado a muchos a huir de la entidad; quienes deciden quedarse viven prácticamente secuestrados en sus propios hogares... El temor de salir a las calles es grande. Ante la indiferencia de las autoridades –el fiscal estatal asegura que la delincuencia está prácticamente desaparecida– comunidades como Saucillo y San Francisco de Conchos se parecen cada vez más a pueblos fantasma.
CHIHUAHUA, CHIH. (Proceso).- Sumida en el miedo, la frustración y la impotencia la familia Márquez Ríos sobrevive a los embates del grupo delictivo asentado en Saucillo, que ha obligado a otras familias a huir de la entidad, como ocurrió con los Ponce Armendáriz el año pasado (Proceso 1918).
Los dos hermanos que sostenían económicamente a la familia Márquez Ríos, Jesús Alberto y Lorena, fueron levantados por esa mafia en diferentes fechas y permanecen desaparecidos.
La madre de los levantados, Dora Martha Ríos Alvídrez, acogió a los dos hijos de Lorena y a los tres de Jesús Alberto en su pequeña casa a orillas de la carretera, en San Francisco de Conchos.
El ambiente en aquellas comunidades del centro-sur de Chihuahua es tenso e inseguro, coinciden habitantes de Saucillo y San Francisco de Conchos consultados por la corresponsal; se saben vigilados por halcones del crimen organizado. La convivencia entre los vecinos ha cambiado. La gente sale sólo a realizar actividades indispensables; está secuestrada en su propio pueblo.
Apenas el domingo 2 un grupo de pistoleros asesinó a Víctor Manuel Chávez Rede, de 26 años, y a su padre Manuel Chávez Martínez, de 60, en Saucillo. El joven era novio de una de las hijas de Víctor Ponce, miembro de la familia que debió huir del estado acosada por la violencia.
Habitantes de Saucillo coinciden en que el motivo del doble homicidio fue que el muchacho visitó a su novia y al regresar “pagó el precio” de mantener relación con los Ponce Armendáriz.
Los Chávez fueron asesinados alrededor de las 21:00 horas, de acuerdo con la Fiscalía General del Estado, y en el lugar quedaron 23 casquillos calibre .38, ocho de 9 milímetros, dos de R-15 y dos calibre .45.
Los Márquez
La pesadilla de la familia Márquez comenzó cuando Jesús Alberto Márquez Ríos –el menor de tres hermanos y dueño de tres ranchos nogaleros– se negó a pagar cuotas al grupo delictivo que domina la zona.
Cuando la guerra contra el narcotráfico llegó a Saucillo la mafia local, La Línea, diversificó su negocio como en el resto del país y la extorsión fue una de sus modalidades. El empresario de 38 años se negó a pagar derecho de piso. A principios de septiembre de 2012 fue secuestrado por un grupo de hombres armados quienes pidieron por él un rescate de 80 mil pesos.
Su hermana Lorena, enfermera con más de 20 años de antigüedad en el hospital regional de Camargo, se dedicó a buscarlo, encontró evidencias de quiénes eran los secuestradores y exigió a las autoridades que los aprehendieran. Señaló a los miembros de las familias locales Gandarilla (también implicados en el acoso a la familia Ponce) y Escobedo.
Jesús Alberto Márquez tenía tres hijos: uno de cuatro años, otro de 14 y uno más de 20. El mayor estudiaba en la Escuela de Educación Física de la Universidad Autónoma de Chihuahua; su tía Lorena lo apoyó tras el secuestro de su padre. Pero finalmente el muchacho tuvo que dejar la escuela.
Lorena Márquez enfrentó a los delincuentes y a las autoridades. Fue la encargada de llevar los 80 mil pesos del rescate al lugar indicado por los plagiarios; aun así su hermano no fue liberado y hasta la fecha se desconoce su destino.
“Ella manejó la camioneta hasta la última caseta de Ceballos (Durango). La Fiscalía sabía, había puntos para vigilarla con GPS”, dice un amigo de la familia Márquez quien pide el anonimato.
El 28 de septiembre de 2012, días después del secuestro de Jesús Alberto, hubo un enfrentamiento entre delincuentes y policías ministeriales en Camargo, Chihuahua, que duró ocho horas; tuvo lugar cuando los uniformados descubrieron una casa de seguridad donde se presume que estaba el secuestrado. El saldo fue de dos policías y dos delincuentes muertos, así como tres sicarios detenidos.
Luego del enfrentamiento el grupo delictivo le exigió a Lorena Márquez que retirara la denuncia por la desaparición de su hermano. Ella no lo hizo, recuerda el amigo de la familia, quien se ha encargado de dar seguimiento al caso.
La noche del 23 de abril de 2013 hombres armados levantaron a Lorena Márquez en calles de Camargo, frente a sus compañeros de trabajo. Sigue desaparecida.
Los hijos y la madre de la enfermera, quien estaba a un par de años de jubilarse, dependían económicamente de ella y ahora quedaron en el limbo: no pueden cobrar la pensión ni la indemnización porque no está demostrado que Lorena murió, pero tampoco cuentan con el ingreso que los sostenía.
La única hija que le queda a Dora Martha Ríos trabaja en la pizca de nuez o donde puede para sostener a todos en su casa. “El papá está inválido, la mamá está operada de la matriz, la hermana que queda con ellos debe tomar pastillas porque tiene problemas de salud. Los hijos adolescentes se descontrolaron”, relata a este semanario una amiga de la familia quien pide la reserva de su nombre.
Habitantes de San Francisco de Conchos aseguran que hay varios nogaleros –la actividad económica preponderante en la región es el cultivo de la nuez– afectados por los Gandarilla: les han quitado ranchos. Aunque actualmente sólo quedan en el pueblo Félix (hermano de Abel) y su sobrino, Mario Gandarilla, indican que el primero cuida el rancho de Evaristo Rentería López, detenido en El Paso, Texas en febrero de 2013 por tráfico de cocaína, según el expediente EP-13-CR-01723(1)-PRM.
Evidencias ignoradas
El 15 de agosto de 2013 detuvieron en Ciudad Juárez a Joel Escobedo Meza, acusado de encabezar una banda de secuestradores desarticulada en Camargo el 28 de septiembre de 2012. La Fiscalía General del Estado informó que ese día, el líder de los delincuentes había huído momentos antes de que “reventaran” una de sus casas de seguridad.
Una semana después de su captura fue sentenciado a 35 años de cárcel en un juicio abreviado. En una de las audiencias confesó que a varias víctimas las incineraron a muy altas temperaturas en una fundidora de piezas de tren.
En ese juicio trascendió que a Jesús Alberto Márquez probablemente lo mataron en un rancho de Meoqui, en la zona norte de Chihuahua.
“Aun así, cuando la hermana de los dos (hermanos Márquez Ríos) acudía con el Ministerio Público para ver cómo iba el caso, le decían: ‘No sé, ¿usted qué ha investigado?’, con ese descaro”, relatan vecinos.
Aseguran que hay personajes públicos que por ejemplo dirigen equipos de beisbol y a la vez son líderes del cártel que controla Delicias.
Durante su juicio Rentería confesó que fue contratado por los Gandarilla, según la causa penal 152/13, carpeta de investigación 20321-12, y que actualmente Félix Gandarilla se encarga de cuidar el rancho del detenido.
La última persona que dio información sobre el caso es Guadalupe Carlos Medina Ramírez, presunto sicario al cual la Fiscalía presentó ante los medios (antes de consignarlo ante el juez), como multihomicida de Saucillo.
El acusado, de 29 años, atentó contra un agente de la Policía Estatal Única el pasado 10 de enero. Aseguró pertenecer a un grupo delictivo que opera en la región centro-sur de Chihuahua encabezado Eleazar El Rojo, quien a su vez trabajaba para Abel Gandarilla (asesinado en febrero del año pasado); ahora la zona es controlada por los hermanos de Abel, sobre todo Félix, aseguran en el poblado.
Medina había sido detenido en marzo de 2013 por portación ilegal de armas de fuego, pero luego de unos meses fue liberado. En esta ocasión aseguró que participó en los homicidios de un empresario en Delicias y de otras cuatro personas en el rancho El Gato Negro.
Por la fecha y la ubicación del asesinato se colige que el empresario era Sigifredo Ponce Armendáriz, ejecutado en su negocio, una tienda de abarrotes en la avenida del Parque, Delicias, el 12 de marzo de 2013. Las cuatro personas asesinadas en el rancho mencionado serían trabajadores de Víctor Ponce.
En su declaración ante el Ministerio Público dijo que había incinerado a diez personas levantadas por el mismo grupo delictivo.
Según el fiscal general del estado, Jorge Enrique González Nicolás, luego de la captura de Medina “la inseguridad en Chihuahua empieza a ser historia. En Chihuahua se inicia una nueva época respetando la ley y quien la viola es sancionado”.
En conferencia de prensa explicó que en la entidad operan dos grupos que se disputan la plaza desde hace cuatro o cinco años.
“Sin embargo yo sí quiero decirle que hoy por hoy los enfrentamientos son entre ellos mismos o pequeñas células que no tienen la misma capacidad de fuego que tenían. Existen todavía estas bandas, por eso tenemos que seguir trabajando, pero fraccionadas, muy divididas y disminuidas en su capacidad de fuego. No hay focos rojos, ningún lugar está fuera de control en el estado de Chihuahua”, aseguró.
Las autoridades ni siquiera reconocen que hay un problema fuerte por la presencia de grupos delictivos, el gobernador se ha dedicado a presumir que los índices de delincuencia han bajado.