Solapa la CEM desorden administrativo en Cáritas

miércoles, 21 de mayo de 2014 · 14:01
MÉXICO, D.F., (apro).- Un nuevo escándalo de corrupción se gesta en la Iglesia católica: La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) solapa presuntos malos manejos, despilfarro de recursos y manipulación contable en Cáritas, el organismo que administra y canaliza los donativos a los mexicanos más pobres. En un caso semejante a la pederastia clerical, la jerarquía católica ha recibido estas denuncias desde 2012, incluidas dos auditorías que documentaron las anomalías presuntamente cometidas o encubiertas por el secretario ejecutivo de Cáritas, Patricio Sarlat Flores, pero no ha hecho nada. Una de las auditorías, entregada desde finales de 2012 a las autoridades de la CEM, reveló un desorden en la administración, en especial en los recibos de deducibilidad de Cáritas Mexicana, que sólo en el ejercicio de ese año involucra más de 14 millones de pesos en recibos cancelados que se cobraron y que supuestamente no se contabilizaron. No sólo eso: Según la información que se hizo llegar a los obispos, el presbítero Sarlat Flores “jinetea” recursos destinados a las víctimas de Haití y despilfarra dinero de Cáritas en boletos de avión en primera clase, ropa, fiestas familiares, vino y asistencia a espectáculos, como corridas de toros. La información se presentó al obispo Gustavo Rodríguez, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CESP)-Cáritas, pero se deslindó porque su periodo concluyó en noviembre de 2012 y le heredó el problema a su sucesor, Leopoldo González, obispo auxiliar de Guadalajara, quien tampoco lo ha atendido. Proceso obtuvo la información que también le fue entregada al secretario general de la CEM, Eugenio Lira Rugarcía, y a los seis obispos integrantes de la CESP que, de ser cierta, contradice no sólo la austeridad que proclama el Papa Francisco, sino las disposiciones que decretó su antecesor, Benedicto XVI, sobre la transparencia en el uso de los donativos y colectas para la caridad. En efecto, en diciembre de 2012 Benedicto publicó “Intima Ecclesiae Natura” sobre el servicio de la caridad en la Iglesia católica, que en el artículo 10 decreta que “corresponde al obispo la vigilancia sobre los bienes eclesiásticos de los organismos caritativos sujetos a su autoridad”. Ordena: “Es un deber del obispo diocesano asegurarse de que los ingresos provenientes de las colectas que se realicen se destinen a las finalidades para las cuales se han recogido”. Y especifica: “De modo particular, el obispo debe cuidar que la gestión de las iniciativas que dependen de él sea testimonio de sobriedad cristiana. A este fin, debe vigilar que los sueldos y gastos de gestión respondan a las exigencias de la justicia y a los necesarios perfiles profesionales, pero que a su vez sean debidamente proporcionados a gastos análogos de la propia curia diocesana”. En estos días de mayo los más de cien cardenales, arzobispos y obispos de México se reúnen con el Papa Francisco, en Roma, en la visita ad Limina Apostolorum, para presentar, cada uno, un informe sobre las diócesis que gobiernan y los temas bajo su responsabilidad. Los presuntos malos manejos en Cáritas podría ser uno de los temas que se informe al Papa Francisco, salvo que los obispos decidan seguir ocultando la manera en que se manejan los recursos que aporta la sociedad civil para la atención de emergencias que afectan a los más pobres. “¡El falso!” Uno de los denunciantes es el sacerdote Oscar Arias, secretario ejecutivo adjunto de Cáritas Mexicana hasta noviembre de 2012, quien ratifica, en entrevista, que él y otros integrantes del organismo se percataron del desorden en los recibos de deducibilidad “y empezamos a sospechar que más bien se podría estar haciendo un maquillaje de estos recibos”. Eran conocidos también los gastos suntuarios de Sarlat Flores con recursos destinados a los pobres, como los boletos de avión en primera clase a Mérida, Yucatán, donde fue párroco hasta febrero de este año, sus fiestas familiares y gusto por los toros. De todas estas anomalías cometidas por Sarlat Flores informó el padre Oscar Arias a Gustavo Rodríguez, entonces presidente de CEPS-Cáritas. “Él mismo pidió que se hiciera esta auditoría. Fue lo que se hizo y lo que se le entregó”, asegura el sacerdote. Sin embargo, afirma, el obispo no quiso hacer nada, porque la auditoría se concluyó a principios de noviembre de 2012, cuando terminó su periodo como presidente de CESP-Cáritas, y dijo que ese era un problema que correspondía a su sucesor. “El hecho de no haber encontrado una respuesta fue lo que me desconcertó, que no hubiera claridad y transparencia para seguir trabajando ahí con el padre Patricio”. --Yo con él no trabajo –le dijo a Rodríguez. Sin embargo, el obispo de Nuevo Laredo niega que haya conocido los resultados de la auditoría. “No hubo ninguna auditoría en mi tiempo, yo no fui notificado de nada. Hasta ahora me estoy enterando”. El prelado se deslinda: “A mí me explicaban y me explicaban, yo soy medio malo para entender estas cosas administrativas, pero siempre he confiado absolutamente en mis colaboradores”. --¿En Patricio Sarlat? --Sí. Como secretario ejecutivo está en conocimiento absolutamente de todo. En su momento a mí me informó, yo entendía lo que entendía y firmaba lo que firmaba, ¿verdad? Sarlat Flores niega todas las imputaciones en su contra, asegura que el manejo de los donativos es tan escrupuloso que las auditorías externas no han emitido observaciones y afirma: “Alguien quiere ensuciar el nombre de Cáritas”. Asegura que está tranquilo y evade la confrontación: “No quiero subirme al ring inútil e innecesariamente por una cuestión ya sea política o de un tipo de descontento. Yo me ciño al Evangelio: El trigo tiene que seguir creciendo, junto al trigo siempre habrá cizañas”. --¿Lleva usted una vida apegada al Evangelio y a las disposiciones del Papa? --¡Ese es otro veneno que quieren meterme! Si así fuera, nada tiene que ver con…con… Pero no es así, no es así. Desorden El desorden administrativo en CEPS-Cáritas Mexicana se acreditó en la primera auditoría que se hizo a los recibos de deducibilidad, practicada por la contadora Angélica Itzamar Estrada Martínez y Alejandro Avilés y Sánchez, del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE), Era tal el desorden contable en los recibos de deducibilidad que los auditores recomendaron: “para efectos de transparencia y eficacia en el resultado de las auditorías, se sugiere se proceda al cambio del despacho de auditores, según las prácticas generalmente aceptadas”. Además, se recomendó solicitar a la firma de auditores de Cáritas Mexicana, el despacho Labarthe y Asociados, entregar un ejemplar de la carta de observaciones y sugerencias de los últimos dos años y que éstos se hicieran del conocimiento de los órganos directivos. Una segunda auditoría a los recibos de deducibilidad, solicitada por el abogado Pedro Arellano, secretario de la Pastoral Penitenciaria hasta enero de 2013, arrojó conclusiones semejantes a la primera, y especifica que sólo en 2012 hay más de 14 millones de pesos en recibos cancelados sin que medie un acta, pudiéndose tratar de recibos que se cobraron pero no ingresaron a las cuentas de Cáritas. Entrevistado en su despacho de Cáritas Mexicana, el viernes 11 de abril, Sarlat Flores niega malos manejos y menos aún que 14 millones de pesos no hayan llegado a las arcas de la institución para ser canalizados a mexicanos pobres. “¡Falso! ¿Yo estaría tan tranquilo en esta silla sabiendo que hay un fraude o un daño por esa cantidad? Alguien está planteando mal las cosas, alguien está suministrando información falsa o pruebas falsas”. El secretario ejecutivo de Cáritas Mexicana desde agosto de 2011 explica: “En primer lugar, yo no estaría aquí, yo estaría en la cárcel. En segundo lugar, yo no estaría tan tranquilo y tengo mi conciencia tranquila, y en tercer lugar nos asisten los documentos de los auditores”. Exhibe, enseguida, la carátula de una auditoría especial sobre los ingresos por donativos de Cáritas Mexicana durante el ejercicio 2012, realizada por Labarte y Asociados, el mismo despacho que las auditorias de sus críticos recomendaron cambiar. La conclusión de la auditoría, que está fechada en febrero de este año, es que no existen irregularidades de ningún tipo, puntualiza Sarlat Flores, originario de Yucatán, con 24 de haberse ordenado sacerdote y párroco, hasta febrero de este año, de San Rafael Arcángel, en la colonia Chuminópolis de Mérida, “Me parece que el tema de fondo no es un tema de dineros, de transparencia, de manejo. Me parece que hay un motivo que desconozco, político o personal, de alguien que quiere hacer ruido a una institución que está limpia y la quieren hacer parecer a la opinión pública como no confiable”. Sin embargo, según los denunciantes, las conclusiones de la auditoría del sacerdote yucateco está “amañada”. La razón: El contador de Cáritas, Alejandro Reyes Figueroa, trabajó antes en el despacho Labarthe y Asociados. “No es política” Al respecto, el sacerdote Oscar Arias cree indispensable que la CEM deponga su pasibilidad y proceda a una investigación para encontrar la verdad, porque sí existen evidencias de malos manejos con los recursos destinados a los pobres. --Sarlat dice que es una cuestión política. --No. No lo considero un enemigo. Lo he platicado con él: Yo prometí una fidelidad, pero no a una persona. Yo prometí fidelidad a una comunidad, a la iglesia, y cuando no se esté respondiendo a esa fidelidad habrá que dar la cara. Yo sabré dar la cara y dar respuesta de lo que se me encargó, el dinero de los pobres. Aclara: “Si fuera político, estaría buscando una promoción. Entenderá usted que no podría ser muy promovido hablando contra las autoridades. Puedo andar con la frente en alto, porque a las autoridades que me correspondían, dígase Secretaría General de la CEM, dígase Comisión CEPS y Cáritas, yo informé oportunamente”. Responsable actualmente de Cáritas en la Ciudad de México, niega que las denuncias que presentó sean de carácter personal, sino congruentes con el espíritu cristiano “y, con palabras más modernas, con un ejercicio de transparencia y de rendición de cuentas”. Expresa: “Las instituciones de caridad, no solamente en México, sino en todo el mundo --con el nuevo pontificado del Papa Francisco y ya desde Benedicto--, estamos llamados a esa transparencia y a esa rendición de cuentas.” Todas las instituciones, como en la eclesiástica, corren el riesgo de que algunas personas encuentren fácil no rendir esas cuentas. “Esa es mi preocupación: que en Cáritas pueda no existir este rigor en la rendición de cuentas, en la transparencia y en el uso adecuado de los recursos, especialmente cuando la gente sufre alguna emergencia”. Autodefinido como una persona de la iglesia y un sacerdote institucional, Arias dice que los recursos son escasos y los administradores deben buscar hacer más, en vez de gozar de lujos, como viajar en avión en asientos de primera clase. “Creo que podemos ser más austeros”.

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