Bajo el disfraz de renuncia por motivos de salud y bajo la presión de Los Pinos, el priista Fausto Vallejo dejó el gobierno de Michoacán en medio de pruebas que confirman que llegó al poder con el apoyo del crimen organizado, que después pasó a cobrarle las facturas. Un documento de inteligencia militar asegura que su hijo Rodrigo pertenecía a la estructura tanto de La Familia Michoacana como de Los Caballeros Templarios y, entre sus funciones, estaba la de cobrar derecho de piso, establecer contactos con políticos y empresarios y facilitar operaciones de lavado de dinero.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El gobernador michoacano, Fausto Vallejo Figueroa, anunció por Twitter su renuncia el miércoles 18, antes que la Presidencia de la República la hiciera oficial, y cinco días después de que circulara una foto de su hijo Rodrigo Vallejo Mora en una reunión con Servando Gómez, La Tuta, líder de Los Caballeros Templarios.
Aunque quiso ocultar el problema con la versión de que se iba por motivos de salud, el escándalo puede continuar si se atienden los expedientes que señalan al segundo hijo del político priista de operar desde el 2008 para el crimen organizado de la entidad.
De acuerdo con documentación confidencial de seguridad pública e inteligencia militar, a las cuales tuvo acceso este semanario, Vallejo Mora, El Gerber, comenzó a trabajar para distintos grupos criminales de Michoacán desde joven, pero cobró más importancia cuando su padre ganó la gubernatura en 2011.
Según el informe que tiene el gobierno federal, Vallejo Mora “es y fue utilizado por sus vínculos políticos para lograr los objetivos del grupo criminal tanto en (el) tráfico de influencias como en (los) acercamientos con la clase política que arribaría al gobierno michoacano encabezado por Fausto Vallejo Figueroa”.
El Gerber aparece en la estructura de organizaciones criminales oriundas de la entidad, como La Empresa, La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, en las que cumplía un papel importante para el lavado de dinero y como intermediario con empresarios, comerciantes y políticos.
A últimas fechas el hijo del gobernador tenía tres responsabilidades con Los Caballeros Templarios: una, el “cobro de piso y protección de bares y discotecas de Morelia; conjuntaba a propietarios para otorgarles el servicio de manera obligada”.
La segunda era traficar con influencias a fin de facilitar “los trámites correspondientes para pagos”, así como “otorgar nuevos permisos y modificar adeudos al municipio”. Y la tercera, realizar la “verificación y control de bares y restaurantes para el lavado de dinero”.
Los reportes mencionan que el hijo de Fausto Vallejo fue contactado desde joven por Héctor Gerardo Guzmán Múzquiz, a quien señalan como “operador” de cobros de piso y extorsiones en Morelia, igual que para el lavado de dinero.
Este es un adelanto del número 1964 de Proceso, ya en circulación.