El bullying homofóbico, un problema invisible

martes, 3 de junio de 2014 · 16:34
MONTERREY, N.L. (apro).- La difusión masiva de videograbaciones que muestran agresiones entre estudiantes ha reavivado la necesidad de las instituciones educativas de ponerle freno a ese inquietante fenómeno social. Sin embargo, ninguna instancia oficial en el país se ha percatado del surgimiento de una variante de ese problema no menos grave: el bullying homofóbico (BH). En este caso, los niños son víctimas de violencia entre sus compañeros de clase principalmente por la apariencia o conducta, disociadas de su género. Hasta donde se sabe, la única encuesta sobre este tema fue efectuada en mayo del 2012 por organizaciones de respaldo a la comunidad homosexual, con aval de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). El ejercicio estadístico reveló que el problema surge principalmente en nivel de educación media, es decir, la secundaria., donde uno de cada tres niños con identidad diferente a la heterosexual sufre algún tipo de agresión: burlas, insultos, golpes y hasta abuso sexual. Lo más preocupante es que uno de cada cuatro menores ha tenido pensamientos suicidas. David Tapia Velázquez, director de proyectos de Género Ética y Salud Sexual AC (Gessac), quien de 2010 al 2013 participó en talleres sobre acoso escolar, advierte que el tema de la homofobia en los planteles educativos no es atendido por ninguna autoridad. Con base en su experiencia profesional, sostiene que el bullying  homofóbico es invisible para la sociedad y para las autoridades educativas. Estas, dice, sólo están concentradas en el acoso violento, sin la perspectiva de la sexualidad. La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura) alerta sobre este problema, y señala que el BH es cometido también por algunos profesores, que han llegado a victimizar a los niños porque tienen una identidad de género diferente al patrón cultural dominante. Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU, consideró incluso que el bullying homofóbico “un escándalo moral”. Con pensamientos suicidas uno de cada cuatro menores En mayo de 2012 se presentaron en el Distrito Federal los resultados de la primera encuesta sobre bullying homofóbico en México. El trabajo fue elaborado por la asociación Youth Coalition, Coalición de Jóvenes por la educación y Salud Sexual (Cojess), con respaldo del Foro Ene Hache (No Heterosexual), y la CNDH. Para el mismo se realizó en 2011 un sondeo vía internet entre mil 273 integrantes de la comunidad lésbico gay, bisexuales, transgéneros, transexuales, travestis, intersexuales/queers y heteroflexibles (LGBT), según se especifica en la página de Ene hache. El sondeo incluyó todos los estados del país y los más participativos fueron los residentes del DF, con 327, el Estado de México, con 105;  Jalisco, 72, Veracruz, con 69, y Nuevo León, con 62. Por género, los hombres gays fueron los que más opinaron, con 875 participantes, seguido por lesbianas (124), hombres bisexuales (114), mujeres bisexuales (95), mujeres trans (32), intersexuales /queers (18), hombres trans (15). Las encuestas se efectuaron con alumnos LGBT de la primaria hasta posgrado, aunque la mayoría de las opiniones provinieron de estudiantes de nivel de licenciatura. Un 66% de éstos, por ejemplo, aceptó ser víctima de Sin embargo, los más afectados fueron los gays: uno de cada cuatro fue víctima de violencia, es decir, 74%.  Le siguieron las lesbianas (50%), y los transexuales  (66%). Los casos ocurren por igual en escuelas públicas (68%) y en las privadas (62%). La encuesta reveló que los alumnos que escaparon del bullying fue por una simple y sencilla razón: no era notoria su orientación (60%). Más de la mitad de las agresiones ocurrieron en la secundaria y en la primaria, en ese orden. Otro dato que arrojó la encuesta fue que 58% de los encuestados sufrió agresión en el desempeño de actividades deportivas y culturales.      Las agresiones más comunes son insultos y burlas (84%) y señalamientos y exhibición (70%). Asimismo los encuestados aseguraron que al menos 50% de los profesores veían las agresiones como normales. Sólo 10% de las víctimas consideró a su maestro cómplice de la violencia, 25% nunca se percató y 5% castigó a los agresores. En el rubro de apoyo familiar, un 80% dijo que en casa nunca supieron del problema. Las secuelas del acoso también se vieron reflejadas en la en cuesta. Por ejemplo, uno de cada cuatro entrevistados aceptó que cruzó por su mente la idea del suicidio; 58% padeció depresión y 45% se alejó de la escuela. Para superar el problema, 45% decidió aceptar su orientación y 35% “salió del clóset”. La encuesta incluye testimonios de víctimas de BH. Un joven del DF contó: “Un maestro de psicología de la prepa una vez hablaba de la homosexualidad y me puso como ejemplo frente a todo el grupo, sin que yo fuera abiertamente gay. En esa ocasión sí lo denuncié en la dirección, pero sólo le llamaron la atención”. Una chica lesbiana de Puebla: “Al llamarme machorra o marimacha de verdad me herían psicológicamente, me hacían sentir menos, y menos apreciada. Hubo acoso, al comenzar mis compañeros al sospechar que yo era lesbiana y mi insinuaban de todo, y mi familia nunca supo nada”. No hay atención Gessac se interesó desde hace años en el bullying homofóbico al saber que no había expertos, sicólogos o docentes que se ocuparan del problema. Por eso, en diferentes espacios, a partir del 2010 sus especialistas impartieron talleres sobre el bullying y, en particular en su variante de acoso por la identidad sexual, como un espacio para buscar un espacio al que entraran jóvenes con orientación diferente a la de su género. “El bullying, en general, ocurre en las escuelas, pero el homofóbico no es visibilizado como tal, aunque haya burlas hacia un niño o niña por su forma de ser. Va el problema de la mano del bullying violento y observamos que principalmente, el acoso pasa por su comportamiento, porque la orientación no la tienen bien definida. Y se expresa con palabras despectivas como joto o marimacha”, explica Tapia Velázquez, quien se especializa en temas de educación sexual. Para impartir los talleres se coordinaron con la asociación Crecer y, después con la SEE. Fue Crecer A.C. la que recomendó que concentraran sus esfuerzos en secundaria, pues la exposición del tema a estudiantes de primaria, que pudieran no tener aún capacidad de abstracción para captar el problema, podría provocar inconformidad entre los padres de familia. En las dinámicas, los coordinadores charlaban con los alumnos y les preguntaban si tenían amigos gays o lesbianas. “Les preguntábamos, luego cómo se comportaban con ellos y los chavos se soltaban diciendo que los rechazaban o que los discriminaban, o se burlaban de ellos o los golpeaban. Pero mayormente eran insultos”, dice el activista. Explica que el problema en las secundarias es más evidente en el caso de los hombres. “Las niñas tienen, tal vez, mayor respeto a los demás, porque ellas no tenían mucho problema, porque decían que conocían amigos o amigas gays o lesbianas, pero que no había ningún problema con eso. Esto se da mayor de hombres hacia hombres. Es un problema que va muy de la mano con la masculinidad”, expone. No existen muchos estudios sobre el BH, por lo que el problema, desde su punto de vista, no ha sido debidamente atendido. Sin embargo, debido a su reciente exposición masiva, es buen momento para lanzar un proyecto que aborde la problemática y pueda difundirse de una manera viral, precisamente como se dan a conocer en redes sociales los videos de los maltratos. En el DF funciona desde el 2011 un programa denominado Escuelas aprendiendo a convivir, con un modelo de intervención entre escolares, que trata sobre la educación para la paz, los derechos a los niños. Pero aunque el plan va acompañado con un libro y es formador, no aborda el tema, en particular, del bullying homofóbico, señala Tapia. “La desatención al tema es general, porque los sicólogos docentes en las escuelas no están capacitados para atender un niño con diferente comportamiento sobre su sexualidad. Los maestros cuando ven un niño así lo que hacen es o regañarlo o señalarlo, o hablarle a los papás, pero nunca hay atención personal al niño, como una terapia, para ver las necesidades del niño y hacerlo sentir bien, no juzgarlo”, lamenta. En una nota informativa publicada en su portal, la Oficina regional de la Unesco para América Latina y el Caribe identifica la violencia escolar como uno de los principales obstáculos para el logro de los objetivos globales del Desarrollo para el Nuevo Milenio. En un mensaje emitido el 8 de diciembre del 2011, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon declaró que bullying homofóbico es “un escándalo moral, una grave violación a los derechos humanos y una crisis de salud pública”. La Unesco señala que “trabaja con los estados para sensibilizarlos de la necesidad de diseñar políticas públicas y estrategias gubernamentales para abordar la violencia de género y bullying homofóbico, promoviendo entre las comunidades escolares una cultura de la paz y no violencia, que permita a estudiantes, docentes y apoderados comprender, valorar y defender los derechos humanos”.

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