Mundial de Alemania 2006, bajo sospecha
MÉXICO, D.F. (apro).- La revista alemana Der Spiegel publicó este viernes que la Federación Alemana de Futbol (DFB por sus siglas en alemán) creó un fondo de 10.3 millones de francos suizos (unos 6 millones de dólares) para comprar los votos de cuatro de los 24 miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA que votaron para que ese país obtuviera la sede del Mundial 2006.
Sin embargo, la DFB negó el pago de sobornos y calificó como “totalmente infundado” el reportaje y las conclusiones de los autores, “realizadas sin ningún tipo de evidencia acerca de que los votos fueron comprados de esta manera para conseguir la Copa del Mundo”.
Agregó que “ni el presidente de la DFB ni ningún otro miembro del Comité Organizador estuvieron involucrados ni pudieron haber sabido de ese tipo de operación”.
Tras la publicación del reportaje, la FIFA anunció que se trata de “acusaciones muy serias que serán evaluadas como parte de la investigación independiente interna que realiza la FIFA bajo supervisión de su director legal con ayuda de asesores externos”.
De acuerdo con la investigación de Der Spiegel, el fondo para pagar los sobornos fue creado con “una contribución privada” del exdirector de Adidas, Robert Louis-Dreyfous, quien falleció en 2009. El dinero se usó para comprar los votos de cuatro representantes de países asiáticos el 6 de julio de 2000, cuando en medio de dudas y sospechas se eligió a Alemania –y no a Sudáfrica- como sede del mundial 2006 con una votación de 12-11 en la que el presidente de la Confederación de Futbol de Oceanía se abstuvo de sufragar.
El reportaje indica que el exfutbolista Franz Beckenbauer, quien dirigió el comité de la candidatura; Wolfgang Niersbach, actual presidente de DFB, y otros altos funcionarios sabían de la existencia del fondo por lo menos desde 2005.
La operación se realizó de la siguiente manera: El préstamo de Louis-Dreyfus supuestamente se mantuvo en secreto y no apareció en el presupuesto del comité de la candidatura, ni tampoco en el presupuesto posterior del Comité Organizador del Mundial 2006. Un año y medio antes del Mundial, Louis-Dreyfus pidió que le devolvieran el dinero, cuando el valor del préstamo ya era de 6.7 millones de euros.
Beckenbauer, entonces presidente del Comité Organizador, y Niersbach, el vicepresidente, “empezaron en 2005 a buscar la manera de devolver los fondos ilícitos sin levantar sospechas”, reportó la revista. Der Spiegel reveló que se creó una pantalla con la ayuda de la FIFA, y que 6.7 millones de euros fueron transferidos al organismo rector como una contribución para una gala inaugural que luego fue cancelada.
En mayo de 2010, Proceso publicó una compilación de la forma cómo Sudáfrica obtuvo la sede del Mundial. Como parte de ese reportaje se consignó información que circulaba en los medios internacionales en los que, a cuenta gotas, desde que Joseph Blatter heredó de Joao Havelange el puesto de director de la FIFA, se dieron a conocer actos irregulares y de corrupción.
A continuación se reproduce parte de ese texto:
El día de la votación, 6 de julio de 2000, en la sede de la FIFA en Zurich, después de la primera y segunda ronda, Inglaterra y Marruecos quedaron eliminados. Cuando los 24 miembros de la FIFA llegaron a la votación final –que es abierta– el empate estaba cantado.
Según el reglamento, en caso de empate Joseph Blatter tendría que definir al ganador, situación que, por supuesto, el cuestionado presidente quería evitar a toda costa. Sorpresivamente, en plena votación, el delegado por Oceanía, el neozelandés Charles J. Dempsey, abandonó la sala.
La abstención de Dempsey, quien en las dos primeras rondas había votado por Sudáfrica, se tradujo en 12 sufragios para Alemania y 11 para el país del sur de África, que así perdió la sede del Mundial 2006.
Aún descompuestos por lo que acababan de presenciar, los africanos escucharon en voz de Blatter cuál sería el nuevo mecanismo para elegir las próximas sedes del Mundial: “la rotación continental”, comenzando, obviamente, por África en 2010, por lo que sólo se aceptarían candidaturas de países de dicho continente.
Después del escándalo, Dempsey fue obligado a renunciar a la Confederación de Futbol de Oceanía de la que había sido presidente durante 18 años. El delegado se limitó a explicar que fue presionado y que la situación se le salió de las manos. Los rumores se desencadenaron: desde que los altos mandos de la FIFA le dieron línea y se vio obligado a obedecer, hasta que recibió amenazas porque con su voto tocaría “poderosos intereses europeos”. Jamás se abrió una investigación (Proceso 1752).
En ese reportaje titulado “Sobornos y traiciones” (30 de mayo de 2009), este semanario dio cuenta de cómo desde que se convirtió en presidente de la FIFA, Blatter, estaba en deuda con África pues los votos de los delegados de ese país lo llevaron a la posición de poder más importante del futbol mundial.
El hecho de que un país de África sea por primera vez la sede del Mundial es el resultado de los favores políticos que el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, le debía al continente negro, sin cuyos votos habría sido imposible llegar y mantenerse.
Para atrapar la simpatía de los africanos y asegurarse el voto de las dos terceras partes de los miembros afiliados al organismo, en 1998, cuando Blatter comenzó la campaña que lo catapultó al puesto que ahora ocupa, prometió darle a África la sede de la Copa Mundial.
Incrédulos, presidentes de muchas de las asociaciones nacionales africanas y de otras confederaciones (delegados) anunciaron que respaldarían al sueco Lennart Johansson, el entonces presidente de la UEFA; sin embargo, el suizo Joseph Blatter se impuso en la votación por 111 sufragios contra 80 durante el Congreso 51, realizado el 8 de junio de 1998 en París.
En la prensa internacional se desencadenó un escándalo de grandes proporciones: Los reportes daban cuenta de que varios de los delegados cambiaron su voto para favorecer a Blatter y aceptaron el dinero que “el líder de un país de Medio Oriente” les ofreció.
En su libro Cómo se robaron la Copa, el periodista inglés David Yallop reveló la forma en que el suizo compró la elección, información que fue consignada por los reporteros Denis Campbell y Simon Kuper en el diario The Observer el 21 de marzo 1999: “20 figuras clave del mundo del futbol supuestamente recibieron 50 mil dólares cada uno. El líder de un país de Medio Oriente viajó en un jet privado hasta París para hacer la entrega del millón de dólares que fue repartido entre 20 delegados de la FIFA en el hotel Meridien para arreglar la elección y posicionar a Blatter como cabeza de la FIFA.”
A Blatter todavía le faltaba cumplir la promesa de que sería el presidente de la FIFA que llevaría el primer Mundial al continente negro. Lo que para Blatter era pan comido terminó por complicarse porque si uno de los países africanos contendientes (Sudáfrica y Marruecos) quería ganar el derecho a organizar el Mundial de 2010, tendría que vencer a Alemania, que gozaba del respaldo político de la UEFA, la confederación que agrupa a los países de Europa, y del apoyo económico de poderosos patrocinadores.
En ese marco se dio la votación de julio de 2006 que, según revela Der Spiegel, fue comprada con sobornos.
“El dinero fue pagado a una cuenta de la FIFA en Ginebra. De allí, la FIFA supuestamente transfirió el dinero a una cuenta de Louis-Dreyfus en Zurich”, reportó la revista alemana.
De los tres representantes asiáticos que todavía viven, los reporteros identificaron al surcoreano Chung Moon Joon, quien fue citado por la revista diciendo que “esas preguntas (sobre sobornos) no merecen una respuesta”.
La DFB había informado previamente que estaba investigando si un pago de 6.7 millones de euros hecho por el Comité Organizador del Mundial 2006 a la FIFA, en abril de 2005, para un “programa cultural” fue usado inapropiadamente.
“Como parte de sus auditorías, la DFB no encontró evidencia de irregularidades. Tampoco hubo ninguna evidencia de que se hayan comprado votos de delegados como parte del proceso de candidatura”, dijo la federación en un comunicado.