Especialista advierte sobre un 'Patriot Act” a la francesa

martes, 17 de noviembre de 2015 · 21:07
PARÍS (apro).- Desde los atentados del pasado viernes 13, Francia vive en estado de emergencia. En sólo tres días las autoridades detuvieron a 23 personas en 19 localidades distintas e incautaron 31 armas (cuatro de ellas de guerra). Además, en el marco de los operativos policiales amparados bajo la ley del estado de emergencia aplicado en caso de “peligro inminente”, 104 personas sospechosas de tener vínculos con redes radicales permanecen en arresto domiciliario, se han prohibido las manifestaciones en la vía pública de la región parisina y se restablecieron los controles fronterizos, medidas que podrían extenderse por tres meses. Ayer, durante un discurso en el Congreso francés en Versalles, en una reunión extraordinaria, el presidente Francois Hollande repitió 14 veces que su país había entrado en una “guerra contra el yihadismo”. Un tono marcial que el diario de centroizquierda Le Monde comentó de esta manera: “Hollande confirma, de manera jamás alcanzada, el viraje militarista y duro en materia de seguridad que el Ejecutivo socialista ha tomado desde hace tiempo ya”. Si bien negó que se tratara de una guerra de civilizaciones, Hollande afirmó que los atentados que costaron la vida a 132 personas en París constituyen una “agresión contra nuestro país, nuestros valores, contra su juventud y su modo de vida”, y con ello justificó reformas a la Constitución francesa para legalizar varias medidas, la primera de las cuales tiene que ver con el retiro de la nacionalidad a los ciudadanos condenados por terrorismo, una disposición que la ley ya contempla, pero sólo para los extranjeros que hayan adquirido la nacionalidad francesa. La segunda medida planteada por Hollande es prohibir a los ciudadanos franceses volver a al país en caso de que representen un peligro para la seguridad nacional. Para evitar crear apátridas, Francia sólo aplicaría ambas penas a los ciudadanos que gozan de doble nacionalidad. El mandatario galo también propuso que los individuos considerados por los servicios de inteligencia como un peligro potencial para la seguridad del Estado sean obligados a permanecer en su domicilio con una pulsera electrónica. Dicha propuesta, precisó, deberá ser examinada por juristas para no romper con la Constitución. En entrevista con Apro, el especialista en Ciencias Políticas de la Universidad Paris1-Sorbona, Bastien François, considera que esta última medida es “imposible porque contradice la presunción de inocencia”. Las propuestas para endurecer la ley, que hasta ahora solo procedían de la derecha francesa o de la ultra derecha del Frente Nacional, buscan preparar al país ante el posible retorno de unos 400 yihadistas franceses (según cifras del ministerio del Interior) que en mayo de 2015 se encontraban en Siria o Irak combatiendo con el Estado Islámico. Hollande también ha planteado una reforma constitucional para definir el estado de emergencia. Actualmente el artículo 36 de la Carta Magna francesa da al Ejecutivo la facultad de decretar el “estado de sitio” en caso de agresión exterior, mientras que el artículo 16 le permite otorgarse “poderes especiales” en caso de grave peligro para el Estado. Además, una ley de 1955 adoptada en plena guerra contra la descolonización de Argelia permite a las autoridades limitar el tránsito, impedir las concentraciones públicas y llevar a cabo “allanamientos administrativos” sin pasar por un juez. En los últimos 30 años ésta es la tercera vez que un gobierno francés recurre a esta norma. Sin embargo, Hollande considera que esos artículos, redactados hace medio siglo, son obsoletos, por lo que se hace imprescindible una nueva herramienta constitucional “apropiada para tomar medidas excepcionales de cierta duración, sin recurrir al estado de sitio y sin limitar las libertades públicas”. “Eso es inquietante”, dice Bastien François, especialista en derecho constitucional de la universidad de la Sorbona y consejero regional del partido EELV (ecologistas). “Hollande no sólo busca inscribir en la Constitución el estado de emergencia, lo cual no parará el terrorismo, sino que quiere redefinirlo para hacer de esta herramienta temporal algo más permanente”, apunta. “Estamos sentando las bases de un ‘Patriot Act’ a la francesa”, una ley de excepción, antiterrorista, que se aparta del derecho común”, advierte François en alusión a las medidas draconianas de espionaje tomadas por la administración de George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. François considera que los proyectos legislativos de retiro de la nacionalidad y la prohibición de retorno al país para los yihadistas franceses contradicen los principios fundamentales del derecho francés. Y concluye: “Sabemos perfectamente que en un contexto de fuerte conmoción y de urgencia se toman decisiones liberticidas”. Por lo pronto, Hollande anunció la creación de 10 mil plazas de policías y gendarmes en cinco años, así como la cancelación de los recortes presupuestarios en el ejército, y anunció que pedirá a la asamblea legislativa extender el estado de emergencia por tres meses. En el plano internacional, el ejército francés intensificó sus bombardeos contra posiciones del Estado Islámico en Siria. Unas horas después del discurso de Hollande, aviones de caza franceses bombardearon por segunda vez –desde los atentados del viernes 13 de noviembre– la ciudad de Raqqa, feudo de la organización yihadista en Siria, y entre el 15 y el 17 de noviembre la fuerza aérea francesa presente en Medio Oriente lanzó 36 bombas en centros de mando y entrenamiento, así como en las reservas de armas de Daesh.

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