Horror en el Bataclan: 'Tuvimos que caminar entre los cuerpos”

miércoles, 18 de noviembre de 2015 · 19:01
PARÍS (apro).- “Tuvimos que caminar entre los cuerpos”. Así contaron a Apro dos sobrevivientes de la masacre en la sala de conciertos Bataclan en París el viernes 13 de noviembre. Esa fue la única manera para escapar de la toma de rehenes que terminó con la muerte de 89 personas y decenas de heridos. Guillaume, un treintañero que vive en París y que pidió no publicar sus apellidos, estaba en el concierto del grupo de rock estadunidense Eagles of Death Metal. Cerca de las 21:20 horas publicó una foto en su página de Facebook en la que se ve al grupo tocar. Minutos más tarde, una amiga lo alcanzó en el lugar. Por poco se topa con tres hombres que bajaban de un vehículo Polo Volkswagen negro. Eran Ismaïl Omar Mostefaï, Samy Aminour y un tercer hombre que la policía todavía no ha identificado. Se trataba de los tres asaltantes que irrumpieron primero en el lugar para disparar y matar a los agentes de seguridad. El concierto seguía su curso. “No veíamos muy bien en la parte de abajo, así que nos subimos al balcón en frente del escenario. Inmediatamente oímos disparos de kalashnikov. Un estruendo. Identifiqué el ruido de los disparos, pero pensé que era parte del show”, cuenta Guillaume en entrevista telefónica. “Me acerqué a la barandilla, me asomé y vi el movimiento de pánico, la gente que se caía y el grupo salía del escenario”, añade. Abajo y cerca de los músicos se encontraba Rubén, otro treintañero que también confundió los disparos con el espectáculo. “Cuando miré hacia la sala vi a la gente en el piso. Me tiré al piso y vi a alguien ensangrentado”. Bocabajo, Rubén no pudo observar a los tres asaltantes que llevaban armas pesadas y cinturones de explosivos. “Estaba acostado encima de un hombre que veía todo y que me decía en voz baja ‘se están acercando’ o ‘se están alejando’”. Después de las ráfagas hubo detonaciones y disparos sencillos. “Le dije al hombre que estaba acostado en el piso conmigo que había que hacer algo. Me contestó que no me moviera. De repente me dijo ‘se están alejando hacia las escaleras. Si queremos movernos, es ahora’”. Fue cuando Rubén aprovechó para dirigirse a una salida de emergencia. “Fuimos varios los que nos levantamos para dirigirnos hacia el escenario y las puertas de emergencia”. Guillaume no tuvo esta oportunidad. “Inmediatamente pensé que teníamos que irnos, pero era arriesgado ir hacia la planta baja. Dejé mis cosas y sólo me llevé mi celular. Mi amiga y yo subimos a la planta alta y nos escondimos en un baño”, relata el parisino. Enseguida buscó el número de teléfono de la comisaría más cercana al lugar. Eran las 21:50 horas. Los disparos intensos se escucharon hasta las 22:10 horas. “Tres veces los oí pasar cerca de nosotros y luego unos disparos, como si le tiraran a la gente. En varias ocasiones pensé que también íbamos a morir cuando los escuchaba a dos metros de nosotros”, rememora. En su desesperación, el joven intentó varias veces llamar a la policía pero siempre se topó con el contestador automático. Entonces cambió de estrategia: “Envié mensajes de texto a todos mis contactos cercanos. Finalmente, alguien me llamó del trabajo y me dijo que el RAID (unidad especializada de intervención contra la delincuencia, por sus siglas en francés) estaba a punto de llegar”. Mientras Guillaume y su amiga esperaban a la policía sin saber que el asalto de las fuerzas especiales ya había iniciado, Rubén se había escapado por una salida de emergencia: “Corrí hasta la entrada de un edificio abierto por gente que se había escapado del Bataclan”. Junto a otras personas se refugió en una de las habitaciones del edificio, donde permanecieron hasta las tres de la madrugada. Cuando el asalto concluyó, era alrededor de las 00:30 horas del 14 de noviembre. Rubén y el grupo de personas con quien estaba refugiado fueron llamados a declarar y luego liberados. –¿Cómo se encuentra hoy, unos días después de haber vivido esto? –Hoy lo difícil no es tanto haber vivido el tiroteo, sino el luto. Uno de mis amigos murió en el atentado, lamenta Rubén en voz baja. Guillaume tuvo otra suerte. Él y su amiga fueron evacuados por la brigada de intervención especial. Con una voz nerviosa, recuerda que salieron por el escenario mientras la intervención terminaba arriba. “Tuvimos que caminar entre los cuerpos de muertos o heridos”, dice con voz entrecortada. A las 00:20 horas, cerca de 70 hombres de las fuerzas especiales dieron el asalto final en apenas tres minutos. Los dos últimos asaltantes atrincherados con rehenes detonaron sus cinturones explosivos. Ningún rehén murió. Sólo un policía fue herido en la mano con una bala. Cinco días después, Guillaume salió de su encierro voluntario. “No miré la televisión ni escuché la radio para protegerme”, explica. Este miércoles llamó a un médico para recibir apoyo psicológico. También acudió a la sede de la policía judicial para recuperar sus cosas y poner una demanda contra “una conocida organización terrorista”. Se refería a la organización yihadista DAESH, que reivindicó la serie de atentados.

Comentarios