MÉXICO, DF (apro).- Con un lleno total, anoche Muse inició en México su gira mundial Drones, espectáculo homónimo de su más reciente disco conceptual pletórico de significantes en alusión a los robots voladores dispuestos a heredar la Tierra, libres de los ambiciosos humanos que los armaron de inteligencia artificial.
El trío británico integrado por Matthew Bellamy (voz principal, guitarra, piano, teclados), Chris Wolstenholme (bajo, coros) y Dominic Howard (batería, percusión, sintetizadores), deleitó al público con un sonoro show visual durante dos horas y media.
Tras una breve apertura hecha por The New Regime, bien recibido por el público a pesar de ser un grupo muy parecido al estelar, el espectáculo multimedia comenzó con drones controlando unas enormes escafandras blancas que flotaban alrededor del escenario y entre el público, como si fueran planetas u objetos espías de la realidad enloquecedora que se vivió anoche en el Palacio de los Deportes.
“Si me hubiesen preguntado hace 25 años cómo sería un show en el 2015, creo que la respuesta correcta sin duda hubiese sido: ¡Muse!”, comentó emocionado el fotógrafo Fernando Aceves, cuya cámara a lo largo de más de dos décadas ha cubierto las tocadas más importantes de rock en nuestro país para la promotora Ocesa.
Banda poderosa y energética, los tres músicos son virtuosos y el cantante Matt Bellamy posee cualidades especiales no sólo en la guitarra, también en el dominio de la voz que ha logrado al paso de los años, lo que lo convierte en un cantante que muy bien vale la pena escuchar.
No está por demás decir que por las deficiencias de eco saturado en el Palacio de los Rebotes (como chuscamente los rockeros nacionales bautizaron al recinto olímpico desde los noventa por su deficiente acústica), audiblemente el concierto fue más que difícil de apreciar en su total definición, aparte de que los miles de asistentes coreaban las canciones en masa: gente de 17 a 45 años fanática de estas musas del nuevo rock lograron un ruido mayor que las poderosas bocinas del escenario 360º, en estruendoso golpeteo a todo poder.
Durante varias canciones, Bellamy dejó al público gritar solito y el palacete retumbó meciéndose a ritmo de Muse.
Corazonada tecnológica
Esta agrupación arrancó en 1994, mismo año en que el mundo enloquecía con el disco debutante Pablo Honey, de Radiohead, una gran influencia para los jóvenes Muse quienes desde su propio concepto y disciplina son ya una leyenda artística del presente.
Y no sólo por la descarga energética que tienen sus presentaciones en directo, sino por la enorme calidad musical que va desde un hard rock poderoso hasta el rock progresivo. Drones, el séptimo plato, nos recuerda las formaciones tradicionales de los ochenta como la de los argentinos Soda Estereo, o sus paisanos de Police o The Cure al inicio de su carrera.
Desde sus comienzos han demostrado interés por las líricas comprometidas, como la canción “MK ultra” del disco The Resistance que los catapultó como agrupación interesada por la problemática social en torno a la esclavitud y las tratas. El corazón de bastantes letras suyas están centradas en nuestro mundo conspiranoico; sin embargo y en estos tiempos, ¿quién podría asegurarnos que no estamos siendo programados para sobrevivir y enfrentar o acatar al nuevo orden mundial?
Ellos mismos, en su activismo por la apertura de conciencias, trascienden una programación. Durante la noche del martes, al mirar tantas cabezas y manos moviéndose al unísono comprobamos cómo la gente es capaz de recibir instrucciones para repetir un patrón con evidente facilidad.
Muse ha lanzado siete álbumes de estudio: Showbiz (1999), Origin of Symmetry (2001), Absolution (2003), Black Holes and Revelations (2006), La Resistencia (2009), The 2nd Law (2012), y Drones (2015). También han publicado cuatro más en vivo: la banda sonora de Hullabaloo (2002), Absolution Tour (2005), Glastonbury Festival (2004) y HAARP (2008).
Black Holes and Revelations recibió nominación al Mercury Prize y fue nombrado tercer mejor álbum del 2006 por NME (New Musical Express). También han ganado numerosos premios entre los que sobresalen cinco Grammys, ganando The Resistance como mejor CD del rock.
Planeado primordialmente para la escena, Drones resulta una obra sorprendente basada en las ideas que Bellamy tuvo tras leer sobre de la tecnología que se genera para controlar a las personas a través de drones. Asimismo se puede escuchar a Muse retomando su sonido más crudo, estilo con que cautivó en sus primeros CDs. Matt Bellamy, cantante y guitarrista de la banda, comentó en entrevista que este álbum fue creado “en torno a muchas circunstancias”, pues varias de las canciones se inspiraron en diversas lecturas, así como por la complicada decadencia de nuestra sociedad.
“Empecé a leer sobre los drones militares –evocó–. Hay un libro llamado Predators: The CIA’s Drone War on Al Qaeda. (“Depredadores. La guerra de drones por la CIA a Al Qaeda”). Es muy clínico, pero habla de las diferentes actividades que se desarrollan con los drones y el armamento, y algo se me prendió que me hizo pensar: ‘¡Órale!, estamos viviendo tiempos muy extraños…’.
“Entonces empecé a leer más sobre la tecnología que hay detrás, lo que significa, qué pasará en el futuro, y descubrí que empezaron a crear drones que tienen inteligencia propia, autónoma. Son capaces de programar algo e irse, sobrevolar y tomar decisiones de vida o muerte sin seres humanos involucrados. Aún no se utilizan, pero los están pensando y es interesante. Tengo una predicción de que estos años habrá grandes debates éticos sobre el uso de drones y específicamente de los drones autónomos.”
Todo ello lo puso a reflexionar en torno a la relación entre los humanos y la tecnología a través de los tiempos, y también de cómo se sentía él con Muse durante los dos últimos álbumes.
“En el disco pasado experimentamos un buen con la tecnología y noté que algo pasaba, sentí que en The Resistance, por ejemplo, subíamos al escenario para dar un concierto y había cinco o seis canciones que eran muy sencillas de tocar en vivo sin usar tecnología, mientras que en el último disco sólo había dos o tres. Así que tomé la decisión de que en este álbum iba a asegurarme de que cada pieza fuera una gran canción para la experiencia en vivo. De alguna forma esto es a lo que me refería con ‘volver a lo básico’, o sea, regresar al trío: Dom, Chris y yo con nuestros instrumentos tocando cada rola y sin tanta tecnología.”
Las canciones que tocó Muse para este concierto con el que despegaron no sólo su gira mundial, sino el primero de cuatro en la Ciudad de México, fueron “Reapers”, “Psycho”, “Dead Inside”, “Plug In Baby”, “The 2nd Law: Isolated System”, “The Handler”, “Interlude”, “Hysteria”, “Supermassive Black Hole”, “Prelude”, “Starlight”, “Apocalypse Please”, “Munich Jam”, “Madness”, “Undisclosed Desires”, “Revolt”, “Time Is Running Out”, “Uprising” y “The Globalist”.
Posteriormente volvieron al escenario para tocar el encore de alarido “Mercy” y “Knights of Cydonia”.
Al final, Bellamy se cubrió con la bandera mexicana y en medio de una estruendosa ovación la tríada de inspiradas musas partió rumbo a la oscuridad de la noche. México nada quedó a deber a Muse en el Palacio, y ellos dejaron más que satisfechos a sus delirantes fans.