"México no necesita tocar fondo para corregir su rumbo": hijo de Pablo Escobar

domingo, 8 de marzo de 2015 · 21:30
GUADALAJARA, Jal. (proceso.com.mx).- Sin glorificar al capo del Cártel de Medellín ni dañar a nadie escribió Sebastián Marroquín, antes Juan Pablo Escobar, el libro Pablo Escobar, mi padre, “sólo intenté narrar la historia como la sentí”, argumentó. El primogénito y único hijo varón del capo de Colombia mostró este volumen de 500 páginas en el marco del 30 Festival Internacional de Cine de Guadalajara, al cual acude por segunda ocasión, ya que en 2010 proyectó en este ciclo cinematográfico el documental Pecados de mi padre, dirigido por el argentino Nicolás Entel. Debido al filme, la editorial Planeta, narró, se interesó en su vida personal, por lo que esta publicación le abre la puerta al mundo editorial: “Me pusieron un editor para que no interfirieran los afectos, ni hubiera la intención de hacer una apología de delitos, ni exaltar a mi padre, sino contar la historia tal cual como la viví, sobre todo para ofrecer un mensaje positivo, lo cual fue mi intención”. Subrayó que realizó una ardua investigación: “Decidí declararme ignorante respecto a la historia de mi padre para redescubrirlo y poder definirlo como personaje, aunque muchos de los relatos de este libro me los contó personalmente, sobre todo el último año de su vida cuando estábamos escondidos, visité muchos lugares donde estuvo, y también me basé en cartas que le escribió a la familia, a sus amigos y enemigos, y además integré testimonios”. A la pregunta de cómo vive con la herencia histórica de su padre, respondió sin dudar: “Se sobrevive, por la violencia que encierra y por la cantidad de condimentos para el odio. Mi padre ayudó también al pueblo de Colombia, construyó escuelas, en fin, pero igual le hizo mucho daño al país, la realidad es que mi padre ocupó los vacíos del Estado. Fue una idea loca de poner al narcotráfico al servicio de los pobres de Colombia, porque tenía la forma y el poder económico, la corrupción reinante no colaboraba para devolverle la dignidad al pueblo, y es un fenómeno que viene ocurriendo, acá en México han ocurrido historias similares, el crimen organizado llena los espacios descuidados del gobierno y logra la simpatía de ciertos sectores. “Por supuesto es contradictorio porque es dinero que proviene del narcotráfico. Yo simplemente asumo la responsabilidad moral y personal que significa ser el hijo de, yo en lo personal sólo recibí de mi padre amor, en mi familia nunca faltó el amor”. Destacó que no tomó el camino por el que transitó Pablo Escobar “porque fui más consciente de la violencia, la cual no distingue clases sociales”. Detalló que sólo desea dejar “un legado de paz a su familia, a su hijo, y no de guerra”. Al sacar al mercado el libro, le recomendaron no ir a Colombia: “Sin embargo yo asumí los riesgos desde un primer momento que decidí realizar el volumen y no he sufrido amenazas, aunque se desafía la versión oficial de muchos hechos, pero no quito la responsabilidad que tuvo mi padre, pero él no estaba solo, no obstante, no seré un portador de violencia en Colombia. He pedido perdón a las familias de las víctimas de semejante violencia tanto en el documental como en el libro”. Al final destacó el mensaje que aporta con Pablo Escobar, mi padre: “¡Qué necesidad de repetir estas historias!, no es un problema de mexicanos, ni de colombianos. México no ha tocado fondo ni lo necesita para corregir su rumbo. Y no sé si la legislación de la droga sea la solución”.

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