Narcoseries glorifican a capos y confunden a jóvenes: hijo de Pablo Escobar
IRAPUATO, Gto. (apro).- La vida de Pablo Escobar “no es una vida digna de ser imitada ni les va a garantizar la felicidad y el éxito como se los muestran las series de televisión…están glorificando el actuar del narcotraficante y confundiendo a los jóvenes al convertirlo en una especie de héroe”, criticó aquí Juan Pablo Escobar, hijo del extinto capo de Colombia, quien fuera el más poderoso narcotraficante de ese país el siglo pasado.
Juan Pablo, uno de los dos hijos de Escobar, dice ofrecer su versión en un primer libro titulado “Pablo Escobar, mi padre. Las historias que no deberíamos saber”, un documental sobre la reconciliación y el perdón que muestra su encuentro con familiares de políticos y jueces que fueron víctimas del narcotraficante, y un nuevo libro: “Pablo Escobar in fraganti. Lo que mi padre nunca contó”.
En esta nueva publicación, Juan Pablo escribe sobre “las historias de corrupción internacional que lo hicieron tan poderoso, y de las que nunca se ha hablado”.
El libro contiene una afirmación detallada: Pablo Escobar vendió drogas a la CIA y otras agencias estadunidenses.
Invitado por el Instituto estatal de la juventud (Guanajoven) para impartir una conferencia a jóvenes irapuatenses titulada “Las historias que no deben repetirse”, Juan Pablo Escobar cuestionó duramente series como la que Netflix proyecta sobre la vida de su padre, sobre todo por el efecto que provocan en los jóvenes al mezclar ficción con imágenes reales obtenidas de archivos y noticieros.
“Están incitando a la juventud a que continúen esos pasos porque les muestra a esas personas todopoderosas”, aclaró uno de los dos hijos del narcotraficante, cabeza del cártel de Medellín en los años más violentos relacionados con las drogas en Colombia.
En un encuentro con medios previo a su charla en la Unidad Deportiva Norte de Irapuato, Escobar –quien se hizo llamar Sebastián Marroquín al cambiar de identidad luego de la muerte de su padre– dijo creer que para los jóvenes espectadores de estas series que son vistas en las nuevas plataformas en todo el mundo, es muy difícil distinguir entre la ficción y la realidad que se mezcla en dichas producciones, y saber cuál es la verdad.
“Nosotros que vivimos la historia en carne sabemos que no están contando la verdad, porque hay una gran cantidad de hechos que no están reflejados allí, y que si se tomaran la molestia de consultar los archivos de noticieros, tendrían que incluir otras cosas que no muestran…Están glorificando el actuar del narcotráfico porque hacen 80 capítulos de los escasos momentos del disfrute del narcotraficante; le están mostrando a los jóvenes que así es la vida, cuando en realidad podrían ocupar uno o dos capítulos de cien con ese disfrute”, dijo.
Juan Pablo constata personalmente ese efecto:
“Me doy cuenta del mensaje negativo de estas series cuando comienzo a recibir mensajes de jóvenes de todo el mundo deseosos de convertirse en Pablo Escobar; desde Turquía, España, Perú, o cualquier otro país, esto no distingue nacionalidades ni culturas. El mensaje que está llegando es exactamente igual…Australia, no hay casi país de donde no haya recibido mensajes de jóvenes que gracias a estas series se quieren convertir en narcos”.
Luego, ante una multitud de jóvenes que lo escuchó sin una sola interrupción durante toda su charla, Juan Pablo Escobar narró su historia como hijo del narcotraficante más conocido del siglo pasado, como él lo llamó, y de cómo este narcotraficante hablaba de su hijo como “el pacifista”, porque decidió no creer en el poder y el dinero obtenidos a través de la droga y la violencia.
“Los que no conocen la historia, dicen que había una lucha del control del mercado de la droga entre el cártel de Cali y el de Medellín. Parecía lógica esa explicación pero la realidad es muy diferente: hay tanta demanda de drogas en los EU que hay un déficit de narcotraficantes, hay más adictos y personas dispuestas a comprarlas que narcotraficantes con la capacidad logística de allegárselas.
“Eso ha hecho complejo el negocio. En Colombia se dice que están terminando con en problema pero no es así, simplemente se ha trasladado a otras latitudes. Y en México no estamos siendo ajenos a esas realidades”, expuso.
Describió la persecución en la que se vio envuelto junto con Pablo Escobar cuando éste era asediado por las fuerzas del Estado y también por sus rivales del cártel de Cali, y cómo un atentado con un coche-bomba con el propósito de matar a su familia provocó en su padre una ira y un rencor tal que ordenó la explosión de más de dos centenares de bombas por toda Colombia, principalmente para afectar los intereses comerciales del cártel de Cali.
En un encierro al que se vieron obligados por el asedio gubernamental, dijo, la familia se quedó sin víveres, “pero se nos quedaron los millones de dólares tirados por toda la casa. Parecíamos dueños de todo pero no éramos dueños de nada. Eso me sucedió y no lo van a ver en ninguna serie de televisión”, dijo Juan Pablo a los jóvenes.
“Mi padre fue una persona que al principio tuvo tanta sensibilidad por las clases sociales más abandonadas de Colombia y ocupó los vacíos que el Estado colombiano nunca quiso ocupar.
“Tristemente todo eso lo hacía con el dinero de la droga; construyó centros deportivos para que jóvenes como ustedes no cayeran en la tentación del consumo, pero los financiaba con dinero de la droga. Una gran paradoja, un hombre con ciertas ideas de izquierda pero fundador del primer grupo de ultraderecha en Colombia por amistad con un amigo a quien le habían secuestrado a su hermana”.
Así, continuó, “en Pablo escobar encontraremos centenares de contradicciones y yo tengo que aprender a vivir con esas dos realidades. Los reproches que tuve hacia la figura del bandido y del narcotraficante se los dije en vida, no esperé a que muriera para hablar de él…Yo nunca me creí el cuento de la violencia, del poder, de que eso me daría todo. Al contrario, me lo quitó todo y nos tocó volver a empezar como familia”.
Para el hijo de Escobar, el narcotráfico fue una maldición que destruyó todo a su alrededor, principalmente sus afectos, aunque aclaró que como padre, el capo fue intachable y nada le reprochó, incluso lo protegió de las drogas y desde muy pequeño lo educó para no caer en su consumo a pesar de estar rodeado de ellas; “todos mis guardaespaldas –tenía 15- consumían”, ejemplificó.
En este punto, Juan Pablo puso en evidencia la falta de prevención para el uso de drogas desde la educación formal, donde no se está formando a los niños en esa prevención, que “debería de ser tan importante como aprender a sumar o restar”.
“Pero como no nos educan al respecto, cada vez se pretenden construir cárceles más grandes. A los adictos muchas veces se les trata como criminales y los narcotraficantes muchas veces no van a la cárcel”, aseveró.
Por último, puso la mirada en la corrupción que favoreció o hizo posible que su padre se convirtiera en uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo y desafiar a más de un país latinoamericano.
Y pidió a los jóvenes presentes –uno de los cuales, evidentemente nervioso lo calificó como “alguien de huevos”- pensar en su elección de vida:
“Hay un mito que dice que aquel que ingresa al narcotráfico no se puede salir, nada más falso que eso; sí se puede, por eso les invito a ustedes a ver si estas historias nos van a servir para no repetirlas. Les invito a que lo piensen dos veces antes de querer ser como Pablo Escobar”.