Carstens, del catarrito a no 'dejar el barco en medio de la tormenta”

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Fue nombrado gobernador del Banco de México el 1 enero de 2010 para un periodo que terminaría en septiembre de 2017. Pero el 17 de septiembre de 2015 fue ratificado por el Senado de la República para un periodo más, que concluiría en diciembre del 2021. Todavía más reciente, apenas el 9 de mayo pasado el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por Bank for International Settlements), con sede en la ciudad suiza de Basilea, lo ratificó para un periodo de tres años más como presidente de la Reunión de la Economía Mundial y presidente también del Comité Consultivo Económico, ambas instancias, del propio BIS, cargos que ocupaba desde julio de 2013. Le faltaban cinco años, pues, para concluir su mandato como gobernador del Banco de México, pero Agustín Guillermo Carstens Carstens decidió este jueves renunciar a él para aceptar la posición que le ofreció el Banco de Pagos Internacionales, como gerente general. Cargo que no ha ejercido mexicano o latinoamericano alguno, ni persona de ningún otro país emergente del mundo. Sustituirá en esa posición al español Jaime Caruana. Presumiblemente hoy mismo, desde muy temprano, Agustín Carstens presentó su renuncia al presidente Enrique Peña Nieto, luego de que “en las primeras horas del día de hoy” –según comunicado de Banxico–, el presidente del Consejo de Administración del BIS, Jens Weidmann, también gobernador del Bundesbank, el banco central de Alemania, le informó que dicho consejo había decidido designarlo como gerente general del Banco de Pagos Internacionales, cargo que ejercerá a partir del 1 de octubre de 2017. La noticia de la renuncia se filtró temprano –antes de las 9 de la mañana– a los medios. Y causó tal sorpresa y revuelo que el propio Banco de México tuvo que salir al paso para evitar que la incertidumbre y las interrogantes sobre la renuncia generaran mayor volatilidad en los mercados, que de por sí andan muy inestables. A las 10 de la mañana el banco emitió un comunicado de prensa en el que explica la renuncia y una invitación a conferencia de prensa con el gobernador Carstens para las 12:30 horas. El dólar, antes del comunicado, se había disparado hasta los 21.10 pesos en las ventanillas bancarias, cuando en la jornada previa había cerrado en 20.85 pesos. Cerró en 20.05 pesos en los bancos. El dólar interbancario, que es el de mayoreo, abrió en 20.74 pesos, registró un máximo de casi 20.88 y cerró en 20.72, a las 13:30 horas, cuando ya se sabía que Carstens seguiría al frente del Banco de México hasta el 30 de junio del 2017, pues la renuncia cobrará efecto hasta el 1 de julio próximo. Es decir, resultó un alivio para mercados e inversionistas que durante los primeros cinco meses de Donald Trump, como presidente de Estados Unidos, Agustín Carstens siga en el banco central, donde ha tenido la virtud de ser un contrapeso de la Secretaría de Hacienda, conduciendo una política monetaria eficaz que todo el mundo –dentro y fuera del país– le reconoce. Pero antes de que se conocieran los detalles de la renuncia, hubo un verdadero alboroto. En redes sociales y en medios electrónicos las opiniones coincidían en el sentido de que la salida de Carstens aumentaría la incertidumbre y la volatilidad. Pocos, pero muy pocos sabían en la mañana lo de la renuncia. En un foro organizado por Bloomberg, en el panel que inició a las nueve de la mañana –participaban el secretario de Hacienda, José Antonio Meade; el presidente del consejo de administración de BBVA Bancomer y presidente también de la Asociación Mexicana de Bancos, Luis Robles; el exsubsecretario de Relaciones Exteriores, Andrés Rozental, y Sebastián Briozzo, gerente de análisis de S&P Global–, el moderador interrumpió el panel para decir que le estaba llegando la noticia –mencionó a varios medios informativos– de la renuncia de Agustín Carstens al Banco de México. Atónitos quedaron los miembros del panel, a excepción de Meade Kuribreña, que de inmediato, viendo el azoro de la concurrencia y de los panelistas, tomó el micrófono para calmar los ánimos. “Voy a hacer un paréntesis. Me está llegando (por varios medios), la noticia de que el gobernador Carstens está renunciando a su cargo…”, dijo el moderador, pasadas las 9:30. Y antes de que éste cediera la palabra, el secretario de Hacienda acaparó rápido el micrófono: “Déjenme matizar, para que no pongan cara de sorpresa, porque (el anuncio) también sale en la cuenta de Twitter de Agustín”. Siguió con un extenso elogio de Carstens y apuntó, para serenar al público, que “es una decisión que hoy se anuncia pero que se implementa hasta finales del año que entra. Agustín deberá tomar posesión del cargo en octubre. Entonces, que la decisión que hoy toma no sea una decisión que genere preocupación, sino gusto; gusto por una transición (el relevo en Banxico) que sin duda deberá ser ordenada”. Y gusto, también –dijo–, porque Agustín estará al frente del Banco (de México) y únicamente concentrado en el manejo del banco por los meses por venir.” Y, sí, fue un alivio. Terminaron en orden y calma los mercados cambiario y bursátil. En la rueda de prensa que ofreció después del mediodía, Agustín Carstens negó que su renuncia fuera provocada por un desencuentro con la Secretaría de Hacienda o el gobierno de Enrique Peña Nieto. A pregunta expresa, Carstens negó tajante que su salida implique “dejar el barco en medio de la tormenta. “De ninguna manera se debe leer mi salida como una reacción de mi parte a una situación coyuntural o algún supuesto desencuentro con la Secretaría de Hacienda o con el gobierno federal. No hay nada de eso”, justificó. Luego buscó aclarar: “Lamentablemente los tiempos no los marco yo, no los marca México, los marca un institución global, que es el Banco de Pagos Internacionales, tienen sus procesos. La realidad es que así estuvieron los tiempos, y la decisión de tomar esta oportunidad es por el interés de seguir sirviendo en un ámbito más global”. Y para desterrar cualquier viso de desencuentro, Carstens se apuró a argumentar: “Cuando yo digo ‘los pequeños destellos de diferentes opiniones en un mundo de altísima incertidumbre’, no se debe interpretar como desavenencias o pleitos, sino como una reflexión en un mundo de incertidumbre en el que estamos viviendo. Yo no tengo más que agradecimiento con los titulares del Ejecutivo federal (Felipe Caderón y Enrique Peña Nieto) por estar en este banco, así como con los secretarios de Hacienda”. Reiteró que estará al frente del banco central siete meses más, “y espero que la tormenta –que el mismo ha augurado con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos– no dure tanto. Aquí estaré con toda entrega con la Junta de Gobierno, con todo el banco, pero también debo subrayar con una gran coordinación con la Secretaría de Hacienda en los diferentes ámbitos y órganos en los cuales interactuamos”. Carstens aseguró que el Banco de México goza de autonomía, por lo que, dijo, se va con tranquilidad. “A mí lo que me da tranquilidad y lo que me permite tomar con toda responsabilidad esta decisión, es el hecho de que el Banco de México es una institución muy bien formada, es una institución que dentro de su vida autónoma, el Ejecutivo y el Legislativo la han respetado; una institución de gran capital humano. Es una institución que no depende del gobernador. Yo soy uno de cinco en la toma de decisiones, y soy el vocero en cierto sentido”, admitió. Fue más allá: “La fortaleza institucional que tiene el Banxico permite que yo tome este paso, estoy seguro de que el señor presidente hará una designación atinada. En este sentido el Banxico va a tener un buen gobernador y el país va a ganar a un representante en una institución de alta responsabilidad en el exterior. Esto es una ganancia neta para el país”. Con tono sereno, el titular del Banxico se dio tiempo de bromear cuando le preguntaron sobre el perfil que debe tener el siguiente gobernador. Sonriente, sugirió: “Que sea más esbelto. Yo creo que eso sí recomendaría”, con lo que provocó la risa de los reporteros que se dieron cita en la sede de Banxico, en la avenida 5 de Mayo, en el corazón de la ciudad. Luego, más serio, compuso y sugirió que al interior de la Junta de Gobierno del Banco de México se encuentra el candidato. “Las personas que cumplan con esos requisitos, son más que apropiados para tener una posición dentro de la Junta de Gobierno. Sin duda los miembros de la Junta tienen el perfil. Dentro de este universo y el externo, el señor presidente tendrá que identificar a la mejor persona”, dijo. Finalmente, cabe señalar que la decisión de designar como gerente general del Banco de Pagos Internacionales –el llamado “banco de los bancos centrales de mundo”– a Agustín Carstens fue tomada conjuntamente –erigidos en Comité de Nominación– por Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal estadunidense; Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo; Jens Weimann, presidente del Consejo de Administración del BIS y gobernador del Bundesbank, el banco central de Alemania. También, por Mark Carney, del Banco de Inglaterra; Haruhiki Kuroda, del Banco de Japón; Francois Villeroy, del banco central de Francia, e Ignazio Visco, del banco de Italia. El BIS es la institución financiera internacional más antigua del mundo, pues fue fundada en 1930 y actúa como contraparte de primera categoría en las transacciones financieras de los propios bancos centrales, y como agente o fideicomisario en operaciones financieras internacionales. La institución agrupa a 60 bancos centrales de países que representan aproximadamente 95% de Producto Interno Bruto mundial, según información del propio Banco de México.  

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