Reforma energética: De las promesas a la bancarrota de Pemex

jueves, 17 de marzo de 2016 · 13:16
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Los promotores de la reforma energética del gobierno de Enrique Peña Nieto subrayaron en 2014 que el objetivo fundamental era “fortalecer a Pemex” y convertirla en una “empresa productiva del Estado”, rentable, con autonomía presupuestal y competitiva con los consorcios petroleros internacionales. En menos de dos años las promesas se esfumaron. Hoy, la empresa de la industria más importante del país, la que Lázaro Cárdenas expropió el 18 de marzo de 1938, está “técnicamente quebrada”. Su pasivo asciende a 3 billones 107 mil millones de pesos, y tan sólo a finales de 2015 su pérdida neta (después de pago de impuestos y derechos) fue de 522 mil millones, casi el doble de la de 2014 y equivalente al 48% de sus ingresos, según se desprende de las cifras de la propia paraestatal y de un análisis elaborado por senadores del PRD que reclaman la comparecencia del director general de Pemex, José Antonio González Anaya, y del secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell. No fue necesario vender “un solo tornillo”, como afirmó Joaquín Coldwell. En dos años le quitaron a Pemex campos que contienen reservas y que formó con millonarias inversiones públicas; gasoductos y otras instalaciones; y está en proceso la venta de activos productivos y rentables para allegarse de recursos a través de mecanismos financieros, como las llamadas Fibrabase. Los fondos de inversión privados internacionales van por el gran botín de Pemex. El viernes 11 el Instituto Global KKR, uno de los mayores del mundo, anunció que invertirá 2 mil 100 millones de dólares en Pemex a través de la colocación de certificados de capital de desarrollo en la Bolsa Mexicana de Valores. El anuncio lo hizo el director KKR, David Petraeus, durante su participación en la 79 Convención Nacional Bancaria de Acapulco. Petraeus, quien antes estuvo al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), afirmó que esa inversión se logró después de negociaciones de “alto nivel” entre Estados Unidos y México, del desarrollo de líneas de gasoducto entre ambas naciones y del impacto en los precios de energía en México. Además de KKR, otros fondos de inversión internacionales como Black Rock, First Reserve y Partners Group, con sede en Suiza, han anunciado inversiones en el sector energético mexicano, justo en el periodo de mayor desmantelamiento de Pemex. La opacidad de Hacienda y Banxico La autonomía presupuestal de Pemex es un mito. Tan sólo en el manejo de la información sobre el Fondo de Estabilización para los Ingresos Presupuestarios (antes llamado para los Ingresos Petroleros), tanto la Secretaría de Hacienda como el Banco de México y Nacional Financiera mantienen una “enorme opacidad” porque “no sabemos cuánto se contrata, en qué condiciones y con quiénes”, sostiene el senador Luis Sánchez, del PRD. Desde mayo de 2015, Sánchez emprendió varias solicitudes de acceso a la información para conocer en qué consiste el programa de coberturas petroleras que el gobierno federal utiliza desde septiembre de 2012, cuáles son los mecanismos y criterios de licitación o asignación aplicados a cada contrato, cuáles son las entidades financieras con las que se ha contratado, los plazos y las cantidades de petróleo comprometidos en cada contrato, así como las copias de los contratos. Tras casi un año, el Banco de México se negó a dar esa información porque “su divulgación podría ser utilizada por otros entes económicos para disminuir la efectividad o eficiencia de las acciones” del propio banco “encaminadas a cumplir con la agencia financiera que le ha sido encomendada por ley (sic). Con esto, agregó, se daría una ventaja indebida a terceros, se distorsionaría o afectaría la estabilidad de los mercados ­financieros”. En diciembre de 2015, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, afirmó que se recibieron 6 mil 284 millones de dólares como parte de esas coberturas (equivalentes a 106 mil 941 millones de pesos) y se utilizaron para “cubrir el déficit del presupuesto federal”. “No se le está dando a Pemex un solo peso para reforzarlo –sentencia el legislador perredista–. Por el contrario, parece ser que se trata de un contrato con brokers o con grandes coyotes, y no con instituciones o bancos. El fondo de las coberturas es uno de los secretos mejor guardados por Hacienda, el Banco de México y Nafin.” En esta misma semana, el miércoles 9, Pemex anunció un incremento de su endeudamiento por 2 mil 250 millones de euros (alrededor de 48 mil millones de pesos) mediante la colocación de dos bonos de referencia en los mercados del exterior para financiar planes de inversión estratégicas, así como “operaciones de refinanciamiento que impulsarán el adecuado financiamiento de la empresa”, según el comunicado de la compañía petrolera. El 28 de enero pasado, Pemex informó sobre la colocación de otro bono por 5 mil millones de dólares, con tres fechas de vencimiento: 2019, 2021 y 2026; es decir, después de que culmine el sexenio de Peña Nieto. El martes 8 Pemex recurrió a la banca de desarrollo mexicano para endeudarse por 15 mil millones de pesos y realizar pagos parciales por adeudos de 147 mil millones de pesos a más de mil 300 proveedores. Videgaray justificó este nuevo endeudamiento afirmando que no podía dejarse de pagar a estas micro y medianas ­empresas. Sin embargo, ni Hacienda ni el Banco de México dicen nada de cómo se maneja este Fondo de Estabilización para los Ingresos Petroleros (FEIP), creado en 2000 para “mitigar la repercusión de las oscilaciones abruptas en los precios internacionales del petróleo o de otros factores sobre fuentes permanentes de ingresos, sobre las finanzas públicas y sobre la economía mexicana en ­general”. En septiembre de 2012 el FEIP cambió su nombre a Fondo de Estabilización para los Ingresos Presupuestarios, bajo la batuta del Banco de México que es el fideicomisario, Nacional Financiera que opera como el fideicomitente y la Secretaría de Hacienda que es el beneficiario. Desde la discusión de la reforma energética, el economista Rogelio Ramírez de la O advirtió en un documento publicado en abril de 2014 que el Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilidad y el Desarrollo se creó sin “antes intentar consolidar los fondos ya existentes”, creando una gran opacidad en su manejo por parte de la Secretaría de Hacienda y el Banco de México. De exportador a importador El punto de acuerdo firmado por 10 senadores del PRD y elaborado por Dolores Padierna, también advierte que en dos años México dejó de tener superávit en la balanza comercial petrolera. Pasamos de ser un país exportador de crudo a uno importador de hidrocarburos y derivados, como las gasolinas. “El consumo interno de productos petrolíferos y petroquímicos, está teniendo que abastecerse de manera creciente con importaciones. Entre 2013 y 2015, la importación de petrolíferos aumentó 22.7% y la de petroquímicos 44.7%. El déficit de la balanza comercial petrolera ascendió a 9 mil 956 millones de dólares”, anota el documento. Por si fuera poco, el reciente recorte de 100 mil millones de pesos para Pemex, anunciado por la Secretaría de Hacienda, confirma que no existe tal “autonomía presupuestal” y el mayor monto del recorte afectará justo en las áreas de exploración y producción, donde se posponen proyectos en aguas profundas y en yacimientos no convencionales. De los 100 mil millones que se recortarán, 35.4 mil millones corresponden a proyectos de transformación industrial, principalmente en mantenimiento y reconfiguración de ingenierías, “con lo que es previsible que la producción de petrolíferos y petroquímicos disminuya más en los últimos años, haciendo más dependiente al mercado interno de las importaciones”. “En conclusión –agrega el documento–, se advierte que la reducción presupuestal de Pemex propiciará que la empresa se siga achicando, pero no solucionará de fondo su situación financiera. El enorme pasivo seguirá gravitando sobre la empresa y a futuro sobre las finanzas públicas. México se ha convertido de exportador neto de hidrocarburos y sus productos a importador neto.” Para este año, Pemex anunció una reducción en la producción de crudo de 100 mil barriles diarios, es decir, de 2 millones 247 mil barriles de petróleo diarios a 2 millones 147 mil barriles. Se producirá menos en un panorama de bajos precios internacionales. En 2015, el precio promedio fue de 43.39 dólares por barril, contra 86.08 dólares en 2014. Para 2016 se tenía previsto un precio de 50 dólares y la nueva estimación de Pemex es de sólo 25 dólares.

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