CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Desde los años setenta, los hermanos Xavier y Héctor García de Quevedo Topete se convirtieron en hombres de confianza del clan Larrea, que controla el conglomerado de empresas del Grupo México. Como tales, contribuyeron al despegue del negocio base de esa familia, la minería, cuyos dividendos llevaron a Germán Larrea Mota Velasco a diversificar sus intereses hacia los ferrocarriles y las salas de cine, entre otros negocios con los que escaló posiciones en las listas de los hombres más ricos del mundo.
Pero a partir de 2003 la relación se envenenó a raíz de una operación financiera que hoy amenaza a Germán Larrea con hacerle perder el control accionario directo, caso en el que Héctor García de Quevedo es el actor principal.
Este personaje lleva un año detenido y pasa los días en arresto domiciliario en un hospital de la Ciudad de México, acusado de fraude procesal por Grupo México, empresa donde su hermano Xavier es miembro del consejo de administración y director general de Operaciones, así como presidente de las subsidiarias Industrial Minera México (IMMSA) y Southern Copper.
Las acciones penales contra Héctor ocurrieron luego de que éste, en su calidad de apoderado legal del fondo de inversión británico Infund Ltd., pusiera a Germán Larrea en riesgo de perder el control accionario de Grupo México, pues está en juego un paquete de 65 millones de acciones de la empresa, que representan más de la mitad de lo que directamente posee Larrea y alrededor de 8% del total de los títulos accionarios.
Las maniobras del magnate
El caso Infund vs Larrea comprende una maraña de acciones que se remontan a 2003 y que combinan operaciones financieras con mediación del Banco Inbursa, un proceso mercantil, uno laboral y otro penal. En el centro se encuentran al menos 2 mil millones de dólares en disputa, según la actualización del mencionado paquete accionario que reclama el fondo de inversión.
De acuerdo con las actuaciones asentadas en el expediente mercantil 216/2013, del Juzgado Sexto de Distrito en Materia Civil del Distrito Federal, Germán Larrea instruyó a Héctor García de Quevedo, entonces director de Proyectos Especiales de Grupo México, a concretar una venta de 65 millones de acciones por 75 millones de dólares. El ejecutivo lo hizo a través del mencionado fondo Infund.
Las dificultades financieras aquejaban ese año a Grupo México, que estaba al borde de la quiebra, tanto que al año siguiente Larrea dejó de estar enlistado en el ranking anual de millonarios de la revista Forbes.
La operación consistía en allegarse recursos a través de un fondo de inversión, que resultó ser Infund Ltd., una sociedad de responsabilidad limitada cuyos accionistas son Corplaw Ltd., y Corplaw Management Ltd.
La empresa posee un fideicomiso cuyo beneficiario es Xavier García de Quevedo. La gestión del fideicomiso está a cargo del despacho irlandés Pearse Trust, con presencia en varios países. Los fondos se transfirieron a través de Inbursa.
Semanas después de la operación de fondeo, Héctor García de Quevedo cayó enfermo y, al terminar su incapacidad, cuando regresó a trabajar, su oficina ya estaba desalojada, se le impidió el paso y se le notificó en la puerta su despido, sin liquidación ni prestaciones, tras 27 años de escalar en la estructura corporativa de la empresa.
Los intentos de negociar su salida no prosperaron y en 2007 demandó a Grupo México. Su asunto se encuentra radicado en la Junta Especial número 9 de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje con el número 846/2007.
Independientemente de la relación laboral, Germán Larrea se había negado a entregar las acciones a Infund Ltd., que las reclamaba desde 2006. Todas las negociaciones fracasaron, y no fue hasta mayo de 2013 cuando el fondo de inversión entabló el citado juicio mercantil.
Desde el inicio del proceso, Germán Larrea intentó que el caso se desestimara y argumentó ante el entonces juez sexto, Enrique Claudio González Meyenberg, que era cosa juzgada. Sin embargo esa pretensión no prosperó.
En una diligencia del juicio mercantil, y en respuesta a una pregunta expresa de los abogados de Germán Larrea, García de Quevedo respondió que fue director de Proyectos Especiales hasta 2003. El ejecutivo fue cuestionado respecto a la fecha en que dejó de percibir prestaciones de la empresa Servicios de Apoyo Administrativo –otra razón social de Grupo México– y respondió que hasta después de 2003.
Aunque las empresas eran distintas, el 23 de enero de 2015 el juzgado sexto penal dictó orden de aprehensión contra García de Quevedo, acusado de fraude procesal. Una vez detenido, se le dictó formal prisión el 5 de febrero siguiente.
Con Héctor García de Quevedo detenido, el juicio mercantil se estancó. El juez González Meyenberg había llamado para dictar sentencia en diciembre pasado pero consiguió su promoción como magistrado del Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo de Mazatlán, donde asumió el nuevo cargo en enero. El juzgado sexto, en el que se desahogaba el caso, quedó acéfalo, e inusualmente no se ha designado al sustituto, por lo que hasta ahora García de Quevedo sigue esperando sentencia.
Fin de la impunidad
Larrea fue enlistado en el número 121 de los millonarios del mundo por la revista Forbes en su edición más reciente, la pasado febrero último, con una fortuna personal estimada en 11.1 mil millones de dólares. No obstante, el descenso es notable pues la edición anterior de dicha publicación le concedía el lugar 64, con 4.7 mil millones de dólares más.
En los sexenios panistas, Grupo México consiguió impunidad, por ejemplo, por la muerte de 65 mineros en su mina Pasta de Conchos en Coahuila; para evitar el derecho de huelga y despedir a los mineros de Cananea utilizando a la Policía Federal; para que se desecharan las demandas por daños ambientales y sanitarios en Ciudad Juárez, San Luis Potosí y Monterrey, o bien cuando consiguió autorización para convertirse en actor dominante de la transportación ferroviaria (Proceso 1977).
Ahora su imperio ha sufrido reveses.
Luego del derrame de 40 millones de litros de sustancias tóxicas en los ríos Bacanuchi y Sonora en agosto de 2014, hubo sanciones y hay procesos abiertos con posibilidades de conseguir indemnizaciones millonarias para los afectados. En junio de 2015, la Suprema Corte de Justicia de la Nación amparó a Grupo Aeroportuario del Pacífico, del que Larrea quería apoderarse mediante una compra hostil, y tendrá que vender acciones.
Hasta la Sección 65 del sindicato minero, con sede en Cananea, le ganó un litigio por pagos incumplidos en diciembre pasado, mientras que sus operaciones mineras en Perú enfrentan protestas, demandas y reclamos que afectan sus operaciones y su permanencia.
Por si fuera poco, al primer trimestre de 2016 el balance de Grupo México es desfavorable debido a las condiciones adversas del mercado internacional, de manera tan dramática que la caída de sus acciones ha impactado inclusive el Índice de Precios y Cotizaciones, como ocurrió el 11 de febrero pasado.
A lo anterior se suma el caso Infund, uno de los que mantienen a Germán Larrea en aprietos, aunque al menos hasta el informe anual de Grupo México a la Bolsa Mexicana de Valores, correspondiente a 2014, no estaba incluido entre los litigios que enfrenta. l