The Rolling Stones hacen historia en Cuba

sábado, 26 de marzo de 2016 · 10:43
LA HABANA (proceso.com.mx).- Antes de iniciar la tercera rola, Mick Jagger, el vocalista de los Rolling Stones, agarró el micrófono y dijo en español --con un marcado acento británico--: "Aquí estamos finalmente, estamos seguros que esto será una noche inolvidable". El hierviente público de La Habana exultó. Durante más de dos horas, la banda británica ofreció un espectáculo de gran calidad --y gratis-- a los cientos de miles de capitalinos cubanos reunidos en el llano que rodea la Ciudad Deportiva. Era la primera vez que una banda de rock and roll extranjera de renombre global tocaba en Cuba. En las primeras dos décadas posteriores al triunfo de la revolución, el gobierno cubano no toleró el rock en la isla, por lo que impuso un "bloqueo musical" contra el género. Aunado a la postura cerrada del gobierno cubano --que abandonó su política en los años 80-- el bloqueo económico estadunidense impidió durante más de cinco décadas a los mayores grupos de rock 'n' roll ofrecer conciertos en la isla. "Ese concierto será para nosotros un evento histórico", aseveró Jagger --en español-- en un video publicado en Internet previo a la visita. Como siempre, a pesar de su edad --72 años-- el vocalista desplegó una energia increíble en el escenario: no se mantuvo parado un instante; caminó, corrió, bailó, saltó e interactuó con el público, incansable. Sus comparsas, los guitarristas Keith Richards y Ron Wood propinaron sus riff legendarios con elegancia. Jugaron uno con el otro en repetidas ocasiones, un cigarro clavado entre los labios. El baterista Charlie Watts aseguró el ritmo de manera impecable. La banda británica alternó las rolas rockeras con las de blues, y realizaron algunas improvisaciones. Sin sorpresa las rolas más famosas, como Paint It Black, Star Me Up, You Can't Always Get What You Want, Sympathy For The Devil o (I Can't Get No) Satisfaction, tuvieron la mejor recepción de los habaneros. "Sabemos que años atrás era difícil escuchar nuestra música", dijo Jagger entre dos rolas, al añadir: "Pero aquí estamos". También aseveró que el público cubano era "bien chevere", lo que posteriormente cambió por una expresión más isleña: "Ustedes están escapao". Antes de iniciar Angie, el vocalista declaró que "los cubanos son románticos" --lo que emocionó la asistencia--. "Rolling Stone, Rolling Stone", repitió el público. El escenario cumplió sus promesas: las animaciones y los juegos de luz fueron diseñados para acompañar las rolas, y les aportaron una dimensión visual espectacular. La isla nunca había recibido un evento artístico con medios logísticos de esta magnitud: un escenario de 80 metros, así como 10 pantallas gigantes y torres de bocinas. Los productores trajeron el material en 61 contenedores, y la instalación --que duró una semana-- fascinó la prensa nacional. Si bien la audiencia, particularmente su parte más joven, no parecía familiarizada con todo el repertorio que tocaron los británicos, el evento provocó efervescencia y resultó ser una gran fiesta hasta el golpe final de Wood contra la batería, con el que cerró Satisfaction. "Otra, otra", exhortó el público. Fue en vano: el concierto estaba terminado. Los artistas recibieron un caluroso aplauso y se retiraron. Con este concierto, que concluyó el festival de música británica en Cuba, los Rolling Stones terminaron su gira triunfal por América Latina, en la que pasaron por México, entre otros. En 1962, el mundo fue el teatro de dos eventos aislados, sin saber que la historia los llevaría a encontrarse este 25 de marzo. Ese año, la administración de John Kennedy decidió aplicar un bloqueo económico contra Cuba. Su objetivo: asfixiarla económicamente para provocar la derrota del líder revolucionario Fidel Castro. En paralelo, en otra isla --Inglaterra--, una banda de jóvenes músicos, encabezada por el genial Brian Jones, encontraba el nombre de su grupo: The Rolling Stones, inspirado de una canción de Muddy Waters, el músico de blues afroamericano. 54 años después, los Rolling Stones son una de las bandas más famosas del mundo y el bloqueo económico persiste en Cuba. La propia administración de Obama trata ahora de eliminarlo, pues reconoció que el embargo aisló durante décadas a la isla pero no expulsó al castrismo del poder. El concierto se llevó a cabo en la misma semana que la visita --también "histórica"--, de Barack Obama a La Habana, durante la cual los gobiernos de Estados Unidos y Cuba refrendaron su voluntad de normalizar sus relaciones. Adrián, Pepe, Bebo y Lauro pasaron de poco los 60 años. Aprovecharon del tiempo de espera antes concierto para platicar intensamente sobre música, entre dos tragos de ron mezclado con un refresco sabor a naranja. Recordaron su juventud, cuando movían sus receptores de radio hasta captar una señal correcta de la WQAM, una radiodifusora que emitía rock 'n' roll desde Miami. "Todos los jovenes" escuchaban los Who, los Beatles o los "Rollin" de manera escondida a través de los programas de Miami, dijeron los sesentones a Proceso. Esto obligó el gobierno a abandonar su estrategia de prohibición del género musical, insistieron. En su época, el rock "desplazó al son cubano", analizó Pepe, al añadir: "es lo mismo con el futbol ahora, que desplaza a la pelota". Confió en que los británicos tendrían éxito entre los más jóvenes. La razón: "al cubano le gusta la buena música". Los habaneros acudieron en masa a su primer encuentro con la banda británica: desde la tarde, centenares, luego miles y finalmente una marea de personas arribaron a la vasta área verde que colinda con la Ciudad Deportiva. Apartar un lugar, acostados en el pasto, o sentados sobre las ocho páginas de Granma, el periódico oficial. Otros simplemente durmieron una siesta mientras las bocinas difundían las canciones más famosas de los grupos icónicos del rock 'n' roll de los años 60 y 70. Poco a poco, el espacio se llenó de una fauna ecléctica: desde niños, hacia ancianos; tanto familias como grupos de amigos; personas vestidas de rockeros, reggueatoneros, punks, hipsters o casuales; blancos, negros y mestizos; turistas y cubanos; todos convivieron en un ambiente festivo durante la tarde. "Ya con que sea gratis viene toda La Habana, pero imagínate con los Rolling Stones", dice Mayra, una estudiante. A dos horas de arrancar el concierto, el espacio estaba lleno de gente y la masa se compactaba hacia adelante. Los techos de las casas aledañas al recinto deportivo también estaban repletos. Las autoridades informaron en la semana que según sus estimaciones, 500 mil personas asistirían al evento. Las autoridades habían advertido que no se venderían bebidas alcoholizadas en el evento. Por ello, muchos llegaron con sus reservas de ron escondidas en botellas de refrescos o sus cajones de cervezas. Dos señores alcoholizados se enfrentaron en un reto de baile. Uno de ellos tuvo que dejar su muleta en el piso para bailar, pese a su discapacidad y su avanzado estado de ebriedad. Un círculo de gente se formó alrededor de los borrachos para grabar motivar a los protagonistas con carcajadas. Ayer, las tiendas del Centro fueron asaltadas por los turistas, y hoy no les quedaba ni una de las playeras diseñadas especialmente para el evento: en una de ellas, el logotipo representa la famosa boca de los Rolling Stones, con un puro cubano entre los labios. En otra, la lengua viste de la bandera cubana. Con el paso de la tarde, la impaciencia se apoderó de muchedumbre. Cada cambio en el escenario --ya sea en las luces, o en las pantallas-- provocaba gritos de esperanza y ansiedad. A pocos minutos del horario anunciado --8:30 de la noche--, toda la explanada del Centro Deportivo estaba de pie. El calor y la humedad subieron un nuevo escalón. Se mezclaron los olores del sudor, del ron esparcido en el piso y del tabaco fuerte. A las 8:45 las pantallas se apagaron. Se elevó un sonido de bajo. Las pantallas se prendieron de nuevo y en ellas pasó una animación digital que mezcló referencias a Cuba y al universo de los Rolling Stones. Mientras los espectadores se fijaban en las pantallas, los artistas se instalaron en el escenario. "Ladies and gentlement: The Rolling Stones", se anunció. Inmediatamente después, los focos se prendieron, el guitarrista tocó los primeros acordes de Jumping Jack Flash y el público se soltó.

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