Y vuelven a "descalificar" a Bernardo Segura

domingo, 8 de mayo de 2016 · 12:50
En los Olímpicos de Sídney 2000, el marchista mexicano Bernardo Segura fue descalificado 11 minutos después de que finalizara –en primer lugar– la prueba de los 20 kilómetros. Hoy son las autoridades mexicanas las que lo sacan del juego. Sin aviso previo y después de que encabezara una protesta por la falta de apoyo oficial, le quitaron el puesto que ostentaba como entrenador de andarines. Su caso revela las irregularidades y la desorganización que privan en el deporte mexicano a punto de que se cierren las eliminatorias rumbo a Río 2016. SAN MATEO ATENCO, Edomex.- El medallista olímpico Bernardo Segura, a quien se recuerda por su controvertida descalificación en los 20 kilómetros de caminata en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 mientras era felicitado por el presidente Ernesto Zedillo –al aire, en televisión–, volvió a tropezar. A principios de marzo pasado y “por falta de apoyo”, el ganador de la presea de bronce en Atlanta 96 anunció en las redes sociales la rifa del uniforme con el cual recibió la presea más significativa de su trayectoria deportiva, al extremo de proponerle a su hijo Brandon, su discípulo, viajar solo y por su propia cuenta a Taicang, China, en busca de la marca olímpica para Río 2016 en la prueba de 20 kilómetros. En total rifó un kit de artículos deportivos con valor de 15 mil pesos. Y como atractivo adicional incluyó el juego de pants con el que se presentó a la ceremonia de premiación en Atlanta. En total se pusieron a la venta 100 boletos, cada uno de 500 pesos. El premio se entregaría conforme al resultado del sorteo mayor de la Lotería Nacional. El sorteo tenía dos objetivos: que su hijo experimentara “que no todo le caerá del cielo”, y mandar un mensaje con “un sesgo político, de decir: esto le correspondería a la Conade (Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte), que dispone de recursos para ayudar a los atletas, no para que uno tenga que rifar sus pertenencias”, asevera Segura. Así, el gesto del actual entrenador y director de la escuela de caminata que lleva su nombre en su natal San Mateo Atenco fue considerado, ante todo, una afrenta para la Conade, y no una alternativa de financiamiento para la preparación de su hijo Brandon, medallista en los últimos tres años en la Olimpiada Nacional. Más tardó Bernardo Segura en programar la rifa que la Conade en notificarle su baja del fideicomiso Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar) y del programa Talentos Deportivos, “por no tener atletas”. Así se lo hizo saber en un oficio firmado el 12 de marzo de 2016 la directora de Alto Rendimiento de la Conade, Ana Lilia Ramírez, exsecretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública en Michoacán, sin experiencia en cuestiones deportivas. Dos semanas después, el afectado denunció públicamente las represalias. Hace un año, dijo Segura, él se acercó al director de la Conade, Alfredo Castillo, para pedirle su mediación y que le pagaran los meses de atraso de su salario como entrenador del organismo. A cambio de ello, el funcionario le solicitó su apoyo para reorganizar el atletismo. El mayor responsable del deporte federado en el país no dudó en tomarse la fotografía con el medallista, y la subió a las redes sociales al tiempo que anunciaba al exmarchista como parte del equipo de caminata de la Federación Mexicana de Atletismo. Sin designación oficial, Segura se tomó en serio su nueva faceta: reunió en mesas de trabajo a medallistas olímpicos de caminata e incluso integró a la senadora y medallista olímpica Ana Gabriela Guevara, y lo mismo hizo con los presidentes de las asociaciones de atletismo estatales no reconocidas por la federación presidida por Antonio Lozano, quien cuenta con el aval del organismo internacional. “Nuestro objetivo era organizar el atletismo en general. Es decir, queríamos que Antonio Lozano ya no siguiera al frente de la federación, en la que realiza funciones de manera irregular.” De acuerdo con Segura, hay dos federaciones de atletismo constituidas: una la preside Lozano y la otra la encabeza Israel Benítez. “Sólo queríamos que la Conade nos apoyara e hiciera valer los acuerdos de la CAAD (Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte), en la que se desconoció a Lozano por desacatar fallos, además de otras irregularidades. Conforme a estatutos, Antonio dejó de ser presidente de la federación en marzo de 2014 y después convocó a una asamblea fuera del tiempo reglamentario. “La intención era reestructurar la caminata, darle un verdadero potencial a la Comisión de Marcha de la federación, que estaría integrada con gente preparada en aras de rescatarla de la crisis en la que está sumergida desde hace 15 años.” El vínculo político En la actualidad, Bernardo Segura prepara a un grupo de 17 jóvenes en su escuela de caminata. Entre ellos están dos de sus hijos: Jefferson y Brandon, el mayor. Este último tiene 17 años. El medallista olímpico en Atlanta 96 tiene cuatro hijos y vive en San Mateo Atenco. Su residencia, con paredes de cantera rosa y un amplio jardín, es la más llamativa del Barrio de la Concepción. La vivienda, dice, la construyó gracias a su trabajo. A finales de los noventa, a raíz de su presea olímpica, el marchista vivió entre lujos y bonanza. Fue diputado por el PRD y director del Instituto del Deporte del Distrito Federal por invitación del entonces jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, cuya gestión se inició días después del escándalo de la descalificación del marchista en Sídney 2000. En 2003 Segura renunció al cargo, acusado de tráfico de influencias en la tramitación de visas estadunidenses para su primo Óscar Segura Nava y dos amistades. Con la beca vitalicia que obtiene como medallista olímpico –por la presea de bronce el gobierno lo compensa con 10 mil pesos mensuales–, además de sus percepciones como legislador y los cinco patrocinadores que en su momento lo respaldaron (entre ellos TV Azteca), el marchista llegó a sumar ingresos hasta por 130 mil pesos mensuales en su mejor época. Con esos recursos, cuenta, compró unos terrenos a sus tíos, y ahí levantó su casa; también adquirió el predio en el que viven sus padres, a escasos metros de su vivienda. Paralelamente invirtió en tres lotes, e incluso se asoció con uno de sus tíos en un taller de calzado. Pero ahora que ya no es legislador ni desempeña cargo público –y que tampoco cuenta con patrocinadores– el hombre, afirma, vive al día. Ya se deshizo de parte de su patrimonio y de las máquinas para la elaboración del calzado. Para completar los gastos del hogar y de su escuela de caminata, ofrece charlas en universidades privadas por las que cobra entre 5 mil y 10 mil pesos, aunque éstas se dan una vez al mes, cuando mucho. En los últimos meses “mi papá, mis suegros y un amigo me han prestado sin cobrarme intereses”. Recientemente Bernardo le pidió a su esposa que lo ayudara en los gastos del hogar, y por ello acondicionaron un pequeño salón para la práctica de zumba, en la antesala de su casa. A su padre, Segura le solicitó 3 mil pesos, con los que compró espejos, arregló las ventanas, cambió los focos y adquirió la bocina para impartir las clases. Sus dos pequeños hijos, de cuatro y seis años, están al cuidado de los abuelos maternos, en cuyo hogar la familia de Bernardo, su esposa y sus cuatro hijos realizan las tres comidas del día. Según Bernardo, hace un año el director de la Conade giró instrucciones para que le fueran saldados sus salarios pendientes. Por razones que dice desconocer, Segura inició con un sueldo mensual de 24 mil pesos. Después se lo incrementaron a 27 mil pesos. Luego se lo redujeron a 17 mil y, en los últimos meses, percibía menos de 7 mil pesos, en pagos semestrales. Oficialmente dejó de pertenecer a los programas del organismo en diciembre de 2015. “La Conade me debe todo el año”. El exmarchista subsiste con los 10 mil pesos de la beca vitalicia que le otorga el gobierno federal, lo que ingresa esporádicamente por sus clínicas y los recursos que aporta su esposa por las sesiones de zumba. Bernardo Segura fue entrenador nacional de caminata del equipo de 20 kilómetros entre 2013 y 2014, por lo que cobraba 26 mil pesos libres de impuestos en la Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo, presidida por Antonio Lozano. “De repente me quitaron todo sin justificación. La federación ya no me propuso continuar en su nómina. Después se juntó el problema entre la federación y la Conade, y con mayor razón busqué a Castillo, quien me garantizó pagarme a través de otros programas”. Como instructor nacional, Bernardo compartió la responsabilidad con Pedro Aroche, medallista olímpico en México 68. Por su parte, Raúl González –doble medallista en Los Ángeles 84– y Germán Sánchez estaban a cargo del equipo de 50 kilómetros. Daniel García estuvo al frente del representativo de 20 kilómetros en caminata femenil. “Se intentó formar un programa de caminata con los mejores exponentes de cada especialidad. La idea era muy buena, pero muchos andarines y sus entrenadores no aceptaron trabajar con nosotros. Nadie se unió. No se dieron los resultados esperados, menos en un año de labor. “Me perjudicaron porque al final mis atletas se quedaron con otros entrenadores. De pronto, a finales de marzo pasado me llegó un oficio firmado por la directora de Alto Rendimiento de la Conade, en el que me notifica mi baja del programa Fodepar a partir de enero del presente año. La funcionaria argumenta que no tengo atletas de alto rendimiento, siendo que el año pasado Alfredo Castillo me dio la alternativa de incluirme en varios programas.” En meses recientes y como entrenador de la Conade, Segura fue incluido en el programa Talentos Deportivos, con un salario menor a 7 mil pesos. “¡Es indigno! Y es injusto que no haya espacio para un medallista olímpico”. El pasado 18 de abril, después de una serie de intentos del exatleta, finalmente la directora de Alto Rendimiento de la Conade lo recibió. “Quedó en darme alternativas, que a la fecha sigo esperando. Me dijo que el problema fue la reducción del presupuesto federal y que junto conmigo dieron de baja a 70 entrenadores de toda la República”. Bernardo expone que hasta 2012 entrenaba en su escuela a los hermanos Isaac y Éver Palma. Ambos ya dieron la marca olímpica en 20 kilómetros, pero de la mano de otro entrenador. “Probablemente no tengamos al atleta élite que irá a Juegos Olímpicos, pero estamos formando andarines que llegan a un nivel y nos los piratean. Así ha sido en los últimos 20 años… mi primo Omar Segura se inició con nosotros en 1996 y fue a los Juegos Olímpicos en 2004 con otro entrenador… ¿Dónde entra el reconocimiento a los que están haciendo esa labor? Por eso me molesta que digan que no tengo atletas de alto rendimiento.” El pasado 23 de abril, los marchistas Pedro Daniel Gómez y Éver Palma lograron el 1-2 en la prueba de 20 kilómetros en el Race Walking Challenge, de Taicang, China, con tiempos de 1:20:52 y 1:20:54. Brandon cerró en el lugar 15, con una hora 24 minutos y 45 segundos. El 5 de junio es la fecha límite fijada por la Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo para definir –durante el Campeonato Nacional Abierto de Atletismo, a celebrarse en Monterrey– al equipo de 20 kilómetros varonil que asistirá a Río. La marca mínima es de 1:22:30. La opción Bernardo Segura vendió 60 boletos para la rifa, apenas suficientes para el viaje de Brandon a China. El número premiado fue el 41, conforme al sorteo de la Lotería Nacional. Nadie adquirió el boleto premiado, de tal manera que los pants continúan en poder del dueño, quien dice que en “agradecimiento” entregó el kit deportivo al segundo lugar. “Mucha gente dirá que estoy haciendo negocio, y no es verdad. La situación está al día, máxime cuando te quitan de entrenador de la noche a la mañana”. –La gente se pregunta cómo es posible que hayas rifado tu juego de pants, pues te considera como una exatleta con suficientes recursos… –se le comenta. –Que tengo dinero es un mito. En realidad, de 1996 a 2004, que fue un periodo de mucha bonanza, no hice mal uso de mis recursos: construí mi casa, compré un terreno para mis padres, adquirí otro lote por Lerma, que vendí hace ocho años. Sin embargo, de 2004 a la fecha no he tenido ningún cargo público; me he dedicado ciento por ciento a entrenar. Antes, “cuando necesitaba dinero, vendía un terreno o un coche. Y así me la iba pasando, pero de pronto ya no tienes de dónde vender, ni tampoco hay ingresos. Dices: en la torre. Sin embargo, se creó la idea de que el pinche Bernardo tiene dinero. De que tenía, tenía, pero nada perdura toda la vida”. Segura ve en su hijo mayor la oportunidad de recuperar la medalla de oro de la que, dice, lo despojaron en Sídney 2000, tras el controvertido episodio del 22 de septiembre de ese año: el marchista cruzó la meta en primer lugar en la prueba de 20 kilómetros. Todavía dio la vuelta olímpica y, cuando recibía las felicitaciones de Ernesto Zedillo, un juez se le acercó lentamente para mostrarle la paleta roja. A partir del momento de su arribo a la meta y su descalificación transcurrieron 11 minutos, tras lo cual vinieron los reclamos de las autoridades deportivas. Mario Vázquez Raña, entonces presidente del Comité Olímpico Mexicano, le prometió que defendería esa medalla ante las altas autoridades del Comité Olímpico Internacional, y habló incluso de meter una protesta. Según Bernardo, todo fue una simulación, pues Vázquez Raña “discutió el tema de una forma diplomática, porque México como delegación nunca ingresó una protesta formal”. Esta versión también es respaldada por el que fuera su entrenador, Adrián Navarro, en entrevista por separado. De acuerdo con el andarín, nunca tuvo conocimiento de haber recibido una tercera paleta amarilla. Así, sostiene, todo pudo originarse por una confusión entre los jueces, máxime que tanto Noé Hernández –ya fallecido– como él portaban números muy similares: 2559 y 2569, en ese orden.

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