En Quintana Roo, Borge impone su ley

jueves, 2 de junio de 2016 · 12:26

En Quintana Roo las elecciones tienen el sello de Beto Borge, sostiene el perredista Julián Ricalde, quien busca la alcaldía de Benito Juárez. La alusión al mandatario estatal tiene bases fundadas pues sus críticos lo acusan de autoritario y de usar a los medios para denostar a la oposición y a quienes le estorban dentro de su propio partido, el PRI. Así lo hizo, por ejemplo, con Carlos Joaquín González, quien tuvo que renunciar al priismo y buscar la gubernatura arropado por la alianza PAN-PRD.

CHETUMAL, QR (Proceso).- El 23 de mayo de 2012, en el desaparecido programa Tercer Grado, de Televisa, Enrique Peña Nieto puso al quintanarroense Roberto Borge Angulo como ejemplo de los políticos de la nueva generación que el país necesita.

Cuatro años después la gestión del “joven” gobernador priista –tiene 36 años– se ha caracterizado por sus desplantes autoritarios, su intolerancia a la crítica, el derroche y el control de los medios de comunicación.­

Y esas prácticas se han extendido al proceso electoral que culminará el próximo 5 de junio, en el cual su partido postuló a Mauricio Góngora Escalante, junto con el Partido Verde y Nueva Alianza. Entre 2011 y 2013 Góngora fungió como secretario de Hacienda y el 30 de septiembre de ese año asumió como alcalde de Solidaridad, cuya cabecera es Playa del Carmen. En la entidad se le identifica más como gente del exmandatario Félix González Canto.

Góngora compite contra Carlos Joaquín González, quien tras abandonar el PRI fue postulado por el PAN y el PRD; Joaquín González, hermano del secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, buscó la gubernatura por el PRI en 2010, pero declinó en favor de Borge.

En los últimos años, las diferencias entre Joaquín González y Borge se tensaron.

Hace un par de años, en su IV informe de Gobierno, Borge habló de “quintanarroísmo” para fustigar a Carlos Joaquín, nacido en Mérida aunque su familia es de Cozumel. En esa ocasión, tras entregar su informe a la mesa directiva de la Legislatura local, el gobernador sostuvo que el “quintanarroísmo” no es un debate falso.

Y añadió, sin mencionar a su entonces correligionario: “Quintana Roo es para los quintanarroenses que privilegian el bien común… (aquí) no tienen cabida los aventureros de la política que dividen o destruyen”.

Durante su administración, Borge arremetió contra sus críticos y neutralizó a sus principales opositores: el perredista Julián Ricalde y la panista Trinidad García Argüelles. En la primera mitad de su administración ellos fueron alcaldes de Benito Juárez (Cancún) y de Lázaro Cárdenas (donde se ubica la isla de Holbox), respectivamente.

Utilizó los medios bajo su control para denostarlos. Y cuando algún político de la oposición criticaba su gestión, Borge repartía libelos por todo el estado para acallarlo. Poco antes del arranque del actual proceso electoral, ni él ni su partido tenían contrincantes de peso en Quintana Roo.

En los comicios federales de 2012, cuando sólo llevaba un año en el gobierno, Borge fue humillado por la alianza PRD-PT-Movimiento Ciudadano, que obtuvo la mayoría de votos en la elección presidencial, con Andrés Manuel López Obrador, y ganó la diputación de mayoría relativa en el Distrito 3.

Al año siguiente, en los comicios intermedios locales, Borge se desquitó, pues la alianza PRI-PVEM se llevó el carro competo en los 10 ayuntamientos y obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso estatal.

En el proceso electoral de 2013 el PRI y su gobernador desplegaron su “guerra sucia” contra los líderes de oposición. Los intimidaron por todos los medios: quemaron automóviles de dirigentes del PRD, detuvieron a varios de sus activistas, incluso hubo espectaculares contra Ricalde, quien por esas fechas despachaba en el ayuntamiento de Benito Juárez.

Las firmas calificadoras de deudas reportaron que ese año el gobierno de Quintana Roo contrató créditos bancarios por 5 mil millones de pesos.

Para 2015 la alianza oficialista repitió la dosis en los comicios federales intermedios. Priistas y verdes se llevaron los tres distritos legislativos federales de Quintana Roo. La oposición quedó herida de muerte para las elecciones de este año.

Todo iba bien para el PRI y su gobernador, pero Joaquín González renunció al partido y acusó a Borge de hostigamiento y de intentar cerrarle el paso a la gubernatura.

Control mediático

En el proceso electoral federal de 2015, Andrés Ruiz Morcillo, quien buscó una dipu­tación como candidato independiente, acuñó el término “reporteros telépatas” para referirse a quienes firman notas idénticas que publicaban de manera simultánea los medios locales para atacar a la oposición.

En esta estrategia tiene especial relevancia la oficina de la Unidad del Vocero, porque desde ahí se orienta a los equipos de campaña de los candidatos oficialistas se da “línea” a medios aliados y se despliega la guerra sucia contra los principales adversarios de la alianza PRI-PVEM, informó la agencia Apro el 2 de junio de ese año.

Esta práctica se exportó a la Ciudad de México, donde varios periódicos de circulación nacional, entre ellos Excélsior y El Financiero, difundieron el pasado martes 17 de mayo una nota idéntica para denostar al candidato del PAN-PRD.

Ambos periódicos también han difundido encuestas que favorecen al priista Góngora. A su vez, algunos medios locales mantienen una intensa ofensiva contra Joaquín González. En uno de los ataques más recientes, se le acusó de proteger a Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, cuando estuvo al frente del ayuntamiento de Playa del Carmen, entre 2005 y 2008.

El candidato de la alianza PAN-PRD comenta a Proceso que en Quintana Roo prevalece la guerra sucia del grupo que encabezan el gobernador Borge y su predecesor, González Canto.

Ricalde, quien busca de nueva cuenta la alcaldía de Benito Juárez impulsado por la misma alianza PAN-PRD, refiere que este proceso electoral es muy parecido al de 2013, pues el PRI “le apuesta al despropósito y a la guerra sucia”.

“Están aplicando la misma fórmula de 2013, pero ‘recargada’. No tienen por qué ser diferentes –sostiene–. Es su esencia.”

Lamenta también que el Instituto Electoral de Quintana Roo sea una simple “oficina del gobierno del estado”. Y sentencia: “Estas elecciones tienen el sello de Beto Borge”.

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