El recinto madrileño, que conserva la mayor colección en el mundo de Jerónimo Bosch y que acaba de abrir por el V centenario luctuoso la gran retrospectiva El Bosco, descalificó al comité holandés que diagnóstico como falsas tres de sus obras: La mesa de los pecados capitales, Las tentaciones de San Antonio Abad y La extracción de la piedra de la locura. Proceso estuvo presente en la conferencia ofrecida en el Museo del Prado.
MADRID (Proceso).– El Museo del Prado dio a conocer la exposición del V Centenario luctuoso de El Bosco, la primera monográfica del pintor en España, en una conferencia de prensa el viernes 27, en la cual ofreció su respuesta oficial –basada en pruebas científicas y estudios técnicos– para rechazar las conclusiones del Bosch Researsch and Conservative Project (BRCP) de Holanda, que “desatribuye” a Jerónimo Bosch la autoría de tres de sus obras.
La extraordinaria retrospectiva española contiene 21 pinturas y ocho dibujos originales, que constituyen el 75% de su producción conservada en el mundo, así como grabados, relieves, miniaturas y pinturas de otros autores que contextualizan el ambiente en que éstas se concibieron.
A la obra del célebre museo y de Patrimonio Nacional –entidad pública del gobierno de España– que conservan el mayor conjunto de originales de El Bosco, herencia de Felipe II, se suman préstamos reunidos por primera vez, como el tríptico Las tentaciones de San Antonio Abad del Museo Antiga de Lisboa, Cristo camino del Calvario del Monasterio de El Escorial, Coronación de espinas de la National Gallery de Londres y el dibujo El Hombre-árbol de la Albertina de Viena.
Con este catálogo extraordinario y con los estudios científicos y técnicos, los responsables del Museo del Prado respondieron al proyecto científico sobre la obra de Jerónimo Bosch –nacido en Hertogenbosch, en la actual Holanda–, promovido por el Museo Noordbrands, el cual concluyó que tres obras custodiadas por El Prado no eran auténticas del artista y que fueron “probablemente pintadas por alguno de sus discípulos”, según reportó la corresponsal Anne-Marie Mergier en la edición 2064 de este semanario.
En 2015 había emitido su diagnóstico de La mesa de los pecados capitales. Y en febrero de este año se conocieron sus conclusiones de Las tentaciones de San Antonio Abad y La extracción de la piedra de la locura.
Miguel Falomir Faus, director adjunto de Conservación e Investigación del Prado sostiene:
“Respetamos las conclusiones de nuestros colegas holandeses, pero en modo alguno las compartimos. Seguimos pensando que las tres obras en cuestión son del Bosco y los emplazamos al día de hoy cuando damos a conocer nuestro catálogo y con ello dar forma pública a la posición oficial respecto de estas obras.
“Si el Museo del Prado rechaza no es por ningún tipo de inmovilismo ni por defender a capa y espada sus colecciones, porque cuando al museo se le ha demostrado en el pasado que alguna obra no es de la autoría que se señala, no hemos tenido ningún empacho en cambiar a la atribución correcta. Incluso obras importantes, como el espléndido retrato de la infanta Margarita, que tanto admiraba Dalí, y que hasta hace poco se atribuía a Velázquez, se hizo un estudio convincente que descubrió que la autoría pertenecía a su yerno Juan Bautista Martínez de Mazo y como tal se presenta hoy en el Museo del Prado.”
El especialista recuerda que leyeron y estudiaron las conclusiones del estudio holandés, “pero no nos convencieron”, y explica que la investigación propia del Museo del Prado se basó en tres argumentos, de índole científico, de índole documental y de técnicos en especialización del arte, y “con ninguno de estos argumentos se puede negar la autoría del Bosco de estas obras”.
En el estudio científico aplicaron las últimas técnicas de dendroconología, que estudia la edad exacta de la madera de una obra analizando sus anillos de crecimiento, y “en los tres casos la horquilla de utilización de esas tablas es compatible con la época productiva de El Bosco”.
En el caso de La extracción de la piedra de la locura, “también la dendrocronología es concordante con la vida y actividad de El Bosco, da una fecha de datación de 1488 y los holandeses dicen que se trata de una copia de un original perdido”, señala.
Y en cuanto a Las tentaciones de San Antonio Abad, expone que la tabla se dató en 1505:
“Estas pruebas científicas contundentes muestran que las horquillas cronológicas coinciden bastante con las que muestra el Museo del Prado y que niega el BRCP.”
Explicó que el gabinete químico del museo realizó un análisis de pigmentos de las obras cuestionadas, “y ninguno de esos pigmentos o materiales son ajenos a los utilizados en otras obras de El Bosco. Claro, estos estudios científicos no te dicen quién ha pintado la obra, sí te dicen quién no la ha pintado”, en alusión a la supuesta posterioridad de dichos cuadros.
Y dado que El Bosco no databa sus obras ni hay documentos que se conserven sobre ellas, recordó la imposibilidad de realizar un estudio de esa naturaleza:
“La referencia documental más próxima, que es en relación a La mesa de los pecados capitales, que esgrime el BRCP, procede de un documento que Felipe de Guevara envió a Felipe II, que está presente en la exposición, y que habla de un ‘imitador del maestro’ que inscribió en sus pinturas el nombre de El Bosco…”.
Pero en opinión del portavoz del Prado, Falomir Faus, cuando se interpreta la expresión “pintura de este género”, se refería “a este tipo de pinturas observantísimas del decoro, mientras que el BRCP las señala como pinturas de imitadores, en cuya categoría en su criterio entraría La mesa de los pecados capitales”:
“Como digo, todos los que tienen como lengua materna el español, la pueden interpretar como la primera de las maneras, pero incluso aceptando como buena la conclusión del BRCP, Felipe de Guevara fue un buen coleccionista, pero de ningún modo es una persona infalible: de hecho, cuando uno ve su inventario de bienes, él dice que tiene una obra de El Bosco de su propia mano, que es El carro del heno, y hoy sabemos que esa obra no es la de El Bosco, que se conserva en El Escorial, sino una versión posterior. De Guevara dijo tener lienzos del autor, pero al menos al día de hoy ninguno se conserva.”
En la “contemplación de la obra”, la especialista en historia del arte y comisaria de la exposición, Pilar Silva Maroto, dice que las obras cuestionadas no se produjeron sobre madera de roble, sino sobre madera de chopo, que es más ligera que aquel y permite su manipulación.
“No es la única obra de El Bosco y de otros pintores de la época que conservamos en este tipo de madera. Y está trabajada de una forma distinta que no se hacía jamás en talleres de pintura, está hecha a contra-beta. Son tableros horizontales que no tiene espigas entre ellos y no están hechos para tener marco; por la parte del anverso que se puede ver, …los pecados capitales se pintó como si fuera un marco de un tono verde.”
Sostiene que los cuadros mencionados “tienen una preparación habitual en las obras de El Bosco, con crestas e inclinación en los tonos gris claros o pigmentos mínimos, coincidente con su etapa final, a partir de 1505, y tienen infinidad de elementos compatibles con sus obras de esta época, como El carro de heno”.
En retrospectiva, explica, tanto La mesa de los pecados capitales como Las tentaciones de San Antonio Abad y La extracción de la piedra de la locura muestran una característica del artista, que es “no repetirse y mostrar su capacidad de invención y originalidad, que es el leit motiv de El Bosco. Aquí comprobamos que la mayoría de los trabajos no están elaborados de la misma manera en toda la obra, aunque sí trabajando de abajo hacia arriba y se ve cómo va modelando en la superficie”.
También señala que la reflectografía les permitió comprobar que en estas obras se trabaja el espacio con “pinceladas muy características de él”, como lo hizo en El carro de heno, dando “sombras y perfilando sus toques. Es decir, no hay nada que indique que no es El Bosco”.
La especialista considera que al estudiar el estilo en la última etapa del artista, el equipo del museo madrileño concluyó que se utilizaron pinceles más gruesos, característicos de esa etapa final.
“No queda duda que nos encontramos ante El Bosco y nadie que no fuera él, nadie sería capaz de hacer una composición como ésta. Nadie. Y menos ese discípulo sin nombre…”
Dice que los estudios permitieron arrojar la existencia de los “dibujos subyacentes” como una suerte de “modelado”, incluso señala que la mala calidad de la superficie les permitió darse cuenta que el pintor utilizó una segunda capa de dibujo subyacente bajo la obra expuesta.
Del estudio que se hizo en Las tentaciones de San Antonio Abad, señala que la investigación de los pigmentos que se hicieron en laboratorio y gabinete descubrió añadidos para transformar la obra que se hicieron en el siglo XIX, posteriormente a su llegada al Museo del Prado, en 1939.
Asimismo, indica que el cuadro fue sometido a una amplia restauración y “nos permitió contemplar la obra en origen”. También descubrieron que la obra sufrió un “problema de conservación” en la capa pictórica, que afectó a la figura del santo, y se hizo una “intervención histórica” hacia 1530 o 1540, añadiendo a la obra original el follaje en los árboles en la parte superior de la pintura. La radiografía, sin embargo, muestra la escena original.
Falomir Faus, quien asegura que El Prado viene preparándose para esta retrospectiva desde hace veinte años, “porque estos cuadros han sido restaurados continuamente con las técnicas más nuevas”, sostiene que todas esas aportaciones científicas y técnicas les hacen rechazar el diagnóstico holandés.
“Científicamente no hay nada que esté en contra, La extracción de la piedra de la locura no puede ser una copia, a menos que el copista pudiera ver sobre la obra expuesta todos los cambios que se hicieron antes de su propia conclusión, ni siendo Supermán podría hacerlo viendo el grado de participación en dicha obra. No se puede decir que no es obra de El Bosco.”
La retrospectiva
La conjunto original de obras de El Bosco que acoge El Prado del 31 de mayo al 11 de septiembre próximo, está organizado en seis secciones ante la dificultad que planteó fijar su cronología, por la carencia de documentación de la obra del pintor. La exposición se distribuyó en secciones temáticas: Infancia y vida pública de Cristo; Los santos; Del Paraíso al Infierno; “El jardín de las Delicias”; El Mundo y el hombre: Pecados capitales y obras profanas, y La Pasión de Cristo.
La muestra incluye asimismo obras realizadas en el taller de El Bosco o por seguidores a partir de originales perdidos. Otro grupo de obras, entre las que figuran pinturas, miniaturas, grabados a buril de Alart du Hameel, relieves de Adrien van Wesel y el manuscrito del Comentario de la pintura de Felipe de Guevara permite “entender el ambiente en el que se gestaron las pinturas de El Bosco, la personalidad de alguno de sus patronos como Engelbert II de Nassau o la valoración que se hacía de su pintura en el siglo XVI”, señala la comisaria Silva Maroto.
Entre las seis obras que custodia el Museo del Prado destacan la icónica El jardín de las Delicias, La adoración de los Magos y El carro de heno. A ellas se suman El camino del Calvario del Monasterio de El Escorial, que posee Patrimonio Nacional español, y San Juan Bautista de la Fundación Lázaro Galdiano.
También aportaron sus obras museos de Lisboa, Londres, Berlín, Viena, Venecia, Rotherdam, París, Nueva York, Filadelfia y Washington.
El director adjunto de Conservación e Investigación del museo sostiene que la obra de El Bosco “desde hace mucho tiempo es una presencia ineludible en las salas del museo”, y que la sala del artista es una de las más concurridas, El jardín de las Delicias es la que impacta durante más tiempo a los visitantes del museo”.
Recuerda que en el año 2000 se expuso El jardín de las Delicias tras un minucioso proceso de restauración. Lo mismo sucedió en su momento con la presentación de dos obras tras una ardua labor de restauración, como fue Las tentaciones de San Antonio Abad y “la obra roseta” La adoración de los Magos, que no llegó en las mejores condiciones:
“Por eso podemos decir que la exposición no sólo es magnífica, sino que es necesaria.”
Y que “es El Bosco en su mejor versión”, aunque reconoce que aún hay mucho que hacer en cuanto al estudio de su obra.