La llegada de Enrique Ochoa –un hombre con escasa experiencia partidista– a la dirigencia nacional del priismo revela que “el nuevo PRI” es exactamente el mismo que el antiguo. El excandidato presidencial Francisco Labastida acepta y justifica que el amigo de Enrique Peña Nieto llegara a la cúspide priista por dedazo del mandatario. El hecho también muestra que el PRI tiene valores democráticos… hasta que deja de necesitarlos: el propio Ochoa, en sus tesis de licenciatura y doctorado, repudió el dedazo que hoy lo beneficia.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Su llegada no causó algarabía y tampoco la típica fiesta priista de matracas, cornetas y acarreo. Más bien fue un acto protocolario, frío, una celebración forzada por las circunstancias. El “dedazo” presidencial con el que llegó Enrique Ochoa Reza se hizo evidente en la ceremonia de protesta y todos los asistentes a la sesión del Consejo Político Nacional del PRI lo asumieron con aplausos al presidente Enrique Peña Nieto.
“Sí fue un dedazo presidencial, pero así es como funcionan las cosas”, expresa con naturalidad el excandidato presidencial priista Francisco Labastida, quien admite que Ochoa es parte del grupo cercano a Peña Nieto, al contrario de lo que pasa con el sonorense Manlio Fabio Beltrones.
“Así se lo dije a Manlio, a quien conozco y respeto; le dije en dos ocasiones: ‘Perdón, Manlio, no eres del grupo, creo que entras (al PRI) con cosas en contra, con factores en contra”, relata Labastida, quien fue gobernador de Sinaloa, secretario de Gobernación y de Energía, senador por Sinaloa y candidato presidencial del PRI en 2000, cuando perdió ante Vicente Fox.
En este mismo sentido se expresa Dulce María Sauri Riancho, expresidenta nacional del PRI: “Desde el inicio de este gobierno, Beltrones fue un outsider, un ‘fuera de lugar’ del grupo nucleado en torno al presidente de la República. Ahora en 2016, de cara al supuesto fracaso de la experiencia y la conciliación interna, el presidente Peña Nieto retomó su posición: no más exgobernadores con expedientes; no más acercamiento hacia grupos o generaciones distintas. Va su resto político, en una estrategia que si tiene algún contratiempo, no habrá manera de recuperarse con oportunidad hacia 2018. Ochoa tiene lo que Beltrones no tuvo a plenitud: la confianza presidencial”.
Abogado y doctor en ciencia política, Ochoa fue impulsado directamente por Peña Nieto como el nuevo dirigente nacional del PRI, en relevo de Beltrones, quien presentó su renuncia luego del descalabro en siete de las 12 elecciones a gobernador del 5 de junio pasado.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2072, ya en circulación