Proceso apuesta por las emociones infantiles

domingo, 17 de julio de 2016 · 10:23
Un volumen para armar y otro para abrir la expresión son los dos libros con los que Proceso incursiona en el mundo infantil, más allá de la inmediatez del mercado o del mero entretenimiento. Por medio del origami y de la historia de la amistad entre un niño y una niña, se intenta “formar ciudadanos que sepan expresarse y puedan defenderse, darles alternativas de pensamiento, desarrollar su capacidad de reflexión”, apunta la coordinadora Miriam Martínez Garza, con amplia trayectoria en el mundo editorial para pequeños. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En un momento complicado en el país para los padres, maestros y hasta para los niños cuya formación fuera de la escuela suele ser un bombardeo tecnológico de contenido sin fondo, Proceso acaba de lanzar dos libros infantiles que apelan a la creatividad y el aprendizaje como medio de reflexión: Origami, una sorpresa para cada mes y Tres caídas y un salto al mar. El primero está dirigido a niños en edad preescolar con autoría de Vladimir Avatín (autodidacta del origami y ganador del segundo lugar de la Bienal Internacional de Arte en Miniatura), complementado con dibujos del reconocido ilustrador y diseñador mexicano Alejandro Magallanes; mientras que el segundo es una lectura dirigida a niños en edad primaria, obra ganadora del Premio Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2013, escrita por Esteban Hinojosa Rebolledo (Campeche, 1987). Ambos pueden encontrarse en puestos de periódicos y revistas del país; además, en las librerías Gandhi, Fondo de Cultura Económica, El Sótano, Porrúa y Educal, y en librerías locales como Catarina Marina, de Cuernavaca; Gonvil y El Elefante, en Guadalajara; La Ventana, de Monterrey; Librería Hidalgo, de Morelia; Rayuela y La Rueca de Gandhi, de Xalapa; y La Profética, de Puebla. Los dos volúmenes fueron coordinados por Miriam Martínez Garza, licenciada en Lengua y Literaturas Modernas Inglesas por la Universidad Nacional Autónoma de México, editora y gestora cultural con más de dos décadas de experiencia en la industria de los libros y 12 años para niños. Y la colaboración de Peggy Espinoza, Premio al Mérito Editorial 2015 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), hasta ahora primera gran distinción en reconocer a un editor de literatura infantil y juvenil. Origami una sorpresa para cada mes también contó con la colaboración de Montserrat Larios de la Peña y fotografías de Eduardo Miranda, y tiene 14 piezas para armar figuras sencillas y rápidas de origami que van desde un clásico gorrito de papel, un camión, un barquito, y un corazón, hasta la pirámide de Kukulcán, el rostro de un perrito xoloitzcuintli o el Monte Fuji de Japón. Mediante breves explicaciones, pasos simples, y una calidad de papel con colores que a su vez semeja relieves y figuras de acuerdo a la figura que el niño va a producir, el libro busca captar la atención de los pequeños dándoles al mismo tiempo una dosis de información de la figura a armar, y con ello desarrollar su creatividad al tiempo que su capacidad motriz, según explicó Martínez Garza, también exdirectora de literatura infantil en el Fondo de Cultura Económica (2004-2009), y excoordinadora nacional de Desarrollo Cultural Infantil y Juvenil (2009-2013) en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, ahora Secretaría de Cultura federal: “La propuesta es motivar el desarrollo de destrezas en los niños, tanto motrices como matemáticas, mismas que se están perdiendo con contenidos muy bajos que sólo los llevan a seguir órdenes de ‘pinta aquí o rellena esto’ sin ninguna intención de hacerlos pensar más allá, y la pregunta era ¿cómo podemos competir con un mercado infantil de figuras de Disney que les ordenan hacer cosas más que motivarlos a pensar? Motivándolos a aprender mediante el juego. “El origami requiere concentración y es justo lo que pierden los niños ahora que la mayoría tiene lapso muy corto de atención, así que está pensado para que muchas figuras las hagan con un poco de ayuda de los padres, y más que decirles qué significa ‘origami’, les explicamos qué significado tiene cada cosa que hacen, como al formar un corazón sepan cómo se dice en náhuatl o en zapoteco.” De manera que al tiempo que arman el Monte Fuji, hacen el corazón o el perro xoloitzcuintli, aprenden datos sobre los mismos, por ejemplo de este último que además de no tener pelo es un perro de tiempos prehispánicos que se solía asociar con el cruce al inframundo de acuerdo a la tradición mexica. En Japón se considera al origami más que una manualidad una tradición ligada a la espiritualidad, pues antes los antiguos sacerdotes que practicaban el arte del plegado de papel lo hacían tanto como un método de concentración y meditación, como una forma de adoración, y no había mejor ofrenda que el tiempo y la dedicación para realizar un origami. Además de agudizar el sistema motriz en los niños ayuda a mejorar la precisión, la concentración e inculca la tolerancia ante los errores. Respecto a Tres caídas y un salto al mar, cuyas ilustraciones son de Abraham Bonilla Nuñez, se trata de un cuento corto que además de abordar la amistad entre un niño y una niña, ambos de primaria, toca otros temas de una manera sutil como el bullying, la experiencia de un chico ante el deceso de su madre, el respeto, y el descubrimiento del gusto por un niño del mismo sexo, un tema que se aborda más entre adolescentes pero rara vez en literatura infantil. Desarrollada en Champotón, Campeche, la historia tiene como personajes principales a Rosa Margarita y Andrés, dos pequeños tan diferentes entre sí –no sólo físicamente– que descubren su verdadero deseo cuando aparece un tercero, aunque para ello tengan que enfrentar diversas situaciones hasta aprender a aceptarse a sí mismos. Al respecto Martínez Garza, con experiencia en más de 360 títulos editados para niños, jóvenes y padres de familia, comentó: “Son temas arriesgados, pero me parece que debían tocarse desde la realidad de los niños. Es una apuesta de Proceso, una historia sí, arriesgada, pero es actual, historia que lleva en muchos casos a la amistad y a descubrir a los niños quiénes son y qué quieren. “No solamente es leer un libro por leerlo, es para razonar ciertos puntos en un mundo donde lo único que cuenta es lo inmediato, y estos libros le implican al niño un cierto tiempo para armar o leer, y que desarrollen su capacidad de retención pero también de reflexión…” –Se habla siempre de que los niños son el futuro de México, ¿cómo calibra esa idea? –Así es… se dice en el discurso político que los niños son el futuro de México y del mundo, pero en los números y presupuesto siempre son los más castigados, relegados, y peor en cuanto a contenidos. Se tiene esa idea de que cualquiera puede hacer cosas para niños y no es cierto; en educación, por ejemplo, ahora hay una reforma que más que educativa es laboral, entonces en realidad no interesa. “Hay que abordar historias desde las emociones infantiles y posibilitarles hacer algo con su creatividad, abrir otras vías de expresión… con estos libros lo que queremos es formar ciudadanos que sepan expresarse y puedan defenderse. Es darles alternativas de pensamiento crítico en un momento donde todo está enfocado a competencias de mercado y no al análisis.” Otra de las aportaciones de los volúmenes es brindar espacio a autores jóvenes y artistas con experiencia previa, una mezcla que a decir de Martínez Garza ofrece un trabajo balanceado y de mucha calidad. Muestra de ello se puede leer en el inicio de Tres caídas libres y un salto al mar: “No sé por qué no se me ocurrió antes. Treparme en esta rama encorvada y saltar hacia el mar. Claro que primero nos quitamos las mochilas y los zapatos para ponerlos a salvo del agua. La playa está casi vacía. Margarita Rosa, Enrique y yo nos sumergimos para ver quién aguanta más tiempo con los ojos abiertos. Los gritos de la gente del mercado se confunden con las gaviotas. Hace unos minutos, mis amigos y yo estábamos a punto de separarnos para siempre, de no ser amigos nunca. Enrique acaba de rendirse, también Margarita Rosa. Chapotean a mí alrededor para hacerme salir. Esperaré diez segundos más. Me siento fuerte. Ahora las cosas serán distintas. Supongo que éste es uno de esos momentos de tranquilidad de los que tanto se habla, como el que mi mamá vino a buscar aquí mismo hace más de un año: ese lunes en donde comienza esta historia…” Por lo pronto este libro y Origami, una sorpresa para cada mes tienen un tiraje de tres mil volúmenes, respectivamente. “No son libros escolares pero están pensados como un apoyo escolar con una investigación en base a programas educativos. Se trata de formar ciudadanos reflexivos, no sólo críticos, también activos que desde pequeños jueguen y aprendan mediante la lectura y destreza.”

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