Caso Bantú: ¿Qué falló?

miércoles, 20 de julio de 2016 · 11:49
Con la muerte sorpresiva de Bantú, el gran atractivo del Zoológico de Chapultepec, se acaba la posibilidad de supervivencia de la especie del gorila de tierras bajas occidentales en México. La necropsia que se aplicó indignó además a la ciudadanía. Se habla de sobredosis por anestesia, aunque el personal apela a su amplia experiencia. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Luego de aplicar el método de observación a Bantú, el único gorila macho de tierras bajas occidentales en el país, procedieron a anestesiarlo. Falleció el miércoles 6 en el Zoológico de Chapultepec, día que la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México anunció como el 92 aniversario de inaugurado. Se preparaba al enorme animal –especie en extinción– para ser trasladarlo al zoológico de Guadalajara donde se aparearía. El médico veterinario zootecnista Fernando Cortés Villavicencio, director técnico y de investigación de la Dirección General de Zoológicos y Vida Silvestre (ZVS) de la Ciudad de México, sostuvo que en animales como Bantú la administración de fármacos no está relacionada con estudio previo alguno, según explicó a Proceso en entrevista telefónica, cuestionado sobre los métodos utilizados para la anestesia a la que se sometió al imponente animal de 24 años de edad, 220 kilos y 1.75 metros de estatura: “La administración de fármacos no está relacionada con estudios, los que trabajamos con fauna silvestre sabemos que no tenemos a veces los estudios suficientes para administrar los fármacos. Si trabajáramos con especies domésticas como perros o gatos les puedes tomar una muestra de sangre y ver cómo está su hígado, sus riñones, y evaluar su estado de salud, algo que te dé seguridad como anestesista para poder administrar un fármaco.” –En el caso de Bantú, ¿no era necesario? –Nos aseguramos de que el ejemplar estuviera en condiciones con un diagnóstico a distancia, por observación directa. Hay monitoreo de heces cada dos-tres veces al año. Estaba sano. No estaba enfermo y la contención química (anestesia) era la única manera en que podíamos evaluar sus condiciones. Para saber el estado de salud y sus órganos debimos de haber hecho lo mismo, contenerlo químicamente para tomar la muestra. Informó que sólo se aplicaron 1.5 miligramos de Ketamina; 1.5 miligramos de Tiletamina con Zolazepam; .0 miligramos de Medetomilina. En todos los casos miligramos por kilo de peso, lo que a su juicio está incluso por debajo de lo usual en animales como Bantú. Ello refuta la versión de que la muerte del animal fue por sobredosis, y razón por la cual se suspendió temporalmente (el viernes 8) a Juan Arturo Rivera Rebolledo al frente de la citada Dirección General de ZVS, quien tenía a su cargo, además del Zoológico de Chapultepec, al de San Juan Aragón y el Parque de los Coyotes. De poco le valió a Rivera Rebolledo un comunicado de respaldo emitido por la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México, A.C. (AZCARM), cuya oficina de Investigación y Vinculación Académica dirigió, aunque curiosamente ese documento sin firma ni fecha estaba membretado y señalaba al pie de página la dirección de la ZVS. Se lee en el boletín: “Los miembros asociados de AZCARM sabemos que el Zoológico de Chapultepec se apegó a los protocolos nacionales e internacionales, siempre buscando el bienestar del ejemplar.” El lunes 11, la publicación de imágenes en pedazos del cuerpo de Bantú producto de la necropsia, puso en jaque a la Sedema de la Ciudad de México, pues la indignación y molestia de asociaciones protectoras de animales como Animal Héroes, Prensa Animal, Proyecto Gran Simio, entre otras, se hicieron notar en entrevistas con medios y redes sociales, cuestionando los protocolos para anestesiar al animal y pidiendo esclarecer la causa de la muerte del gorila. Consideraron indigno el trato a los restos del gorila, y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal informó que iniciaría una investigación de oficio. A su vez, la crítica de la Procuraduría de Protección al Ambiente (Pofepa), encabezada por Ignacio Millán, provocó una respuesta de Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno capitalino, quien hizo un llamado a Enrique Peña Nieto: “si los señores de la federación quieren seguir subiendo el volumen, nosotros también vamos a subir el volumen”. Tanya Müller, secretaria de Medio Ambiente, defendió en público el miércoles 13 la necropsia, al señalar que “los animales se tienen que desmembrar en partes porque no caben en la cámara de incineración”. Cortés Villavicencio respaldó en la entrevista con este semanario el proceso, añadiendo que no había necesidad de preservar los restos: “Como parte de la necropsia se llena un formato que se puede compartir con otras instituciones y eso sirve a especialistas para tener mayor información de la especie.” Pero vía telefónica, el Médico Veterinario Zootecnista (MVZ) Domingo Canales Espinoza, director del área académica de Ciencias Biológico-Agropecuarias de la Universidad Veracruzana, integrante de la Asociación Mexicana de Primatología y de la Sociedad Latinoamericana de Primatología, explicó a Proceso que en el manejo de un animal tan preciado y único como Bantú, se debió tomar en cuenta un historial clínico y de estudios previos antes de someterlo a una anestesia. Controversia Para Canales Espinoza, si bien hay protocolos específicos para los diferentes tipos de animales, algunos escapan al protocolo y a una serie de reacciones consideradas, “pero siempre hay que estar preparados para algo que se sale de control”: “Usualmente se toma en cuenta el historial clínico del animal, desde que nació, y los procesos a los que se ha sometido que dan una pauta para someterlo a una posible anestesia, seleccionar con tiempo el transporte y tener conocimiento sobre el posible estrés del animal ante un cierto número de personal –dijo–. Seguramente a lo largo de la anestesia debieron haber tomado muestras de sangre, porque siempre es importante tener una serie de conocimientos sobre su salud y reproducción.” Y cuestionó el que destazaran a Bantú: “No sé qué estarían buscando para haberle hecho eso, el problema al parecer fue con la anestesia o antagonista utilizados, yo creo que bastarían pruebas en corazón, pulmón, riñón, hígado, a veces se toman muestras de cerebro, pero no creo que haya sido necesario hacer eso. Para tomar este tipo de muestras hay formas de llegar sin destazar al animal.” En ello coincidió Juan Carlos Sánchez-Olmos, biólogo por la Facultad de Ciencias de la UNAM, especialista en el manejo de fauna silvestre y titular de la asociación Conservación sin Fronteras, quien entrevistado vía telefónica desde Guadalajara explicó que la valía de Bantú era igual de importante al morir, pues sus restos podrían ser aprovechados: “Vi las imágenes y es terrible. Es la primera necropsia que veo que se hace así… Es muy importante hacerlo de la manera adecuada, con un corte desde la parte inferior de la barbilla a la ingle, se corta el esternón y se desprende la lengua, esófago, tráquea, y se cortan las vísceras, que en gran medida dan casi toda la información. Se pueden tomar también muestras de piel, de hígado, intestino y riñón, pero generalmente son pequeñas, como cubitos.” El mismo 13 de julio Tanya Müller habló sobre una mesa de trabajo a instalarse dentro de 25 a 30 días, cuando se tengan los resultados definitivos de varias necropsias más, a realizarse por expertos en medicina de la UNAM, Profepa y la misma Sedema, según confirmó el director técnico y de investigación de la ZVS. El futuro de los zoológicos A juicio de Sánchez-Olmos, la necropsia de Bantú reabre la polémica por parte de asociaciones o instituciones sobre la existencia de zoológicos: “Hay muchos detractores de manejo de animales en cautiverio, pero se confunde la visión que deben tener los ecologistas con los biólogos: muchas veces se maneja con apasionamiento y no con objetivos específicos o reales o con gente que en verdad tiene estudios en la materia, y para muestra la iniciativa lanzada por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) sobre la prohibición de importar y exportar animales, que generó más problemas de los que resolvieron.” Debido a lo anterior aprobada en 2006 y a la muerte de Bantú, las hembras Arila –del Zoológico de Zacango– y las dos del Zoológico de Guadalajara, están ya imposibilitadas para la reproducción. Sánchez-Olmos explicó que en 2010 realizó un estudio que le tomó casi diez años, donde contó 1 700 monos en cautiverio –sin contar los de circos y mascotas–, y que cuando sacó porcentajes se dio cuenta de que la mitad eran mexicanos: “El mercado de monos en México existe, y como ahora se prohíbe la entrada, se van a nuestras selvas y los revenden en la ciudad. El problema se incrementó. La iniciativa fue una medida absurda. En México tenemos tres especies de mono y, ya cerradas las fronteras, les cerraron las puertas a los de afuera.” Por su parte, el coordinador de los diputados del Verde en la LXIII legislatura, Jesús Sesma, dio a conocer que su partido presentará esta semana una nueva iniciativa al Congreso de la Unión sobre el cierre paulatino de los zoológicos del país, pero también delfinarios, acuarios y tiendas de venta de mascotas, así como que se proscriban las corridas de toros y las peleas de gallos y de perros. Para acabarla, el bisonte… Una semana después del deceso de Bantú, la marea creció: la Sedema informó en su página oficial que el miércoles 13 falleció un bisonte americano hembra debido a un “traumatismo de congéneres”. A su vez, El Universal difundió la versión de que el accidente había sido producto de una caída en una fosa de la jaula. Cortés Villavicencio, nuevamente entrevistado por Proceso defendió la postura oficial: “No existe una fosa dentro de su albergue, hay un desnivel en la periferia de la pared, pero no es una fosa y no hay manera de que eso produzca una caída. El miércoles nos comunicaron que el bisonte hembra presentaba un cambio de comportamiento, sus cuidadores nos avisaron que se encontraba postrada y manifestaba dolor y respiración agitada. Se le hizo tratamiento pero lamentablemente falleció por la noche.” Su necropsia arrojó una hemorragia del lado derecho en el pulmón y hematomas en músculos intercostales, y eso, según explicó el especialista, “nos da la pauta para pensar en una pelea entre congéneres por jerarquías”. –¿Y el otro animal está identificado, sufrió daño? –No, seguramente lo golpeó uno de su misma talla o más grande con la cabeza, con sus cuernos, pudo ser, no vimos el golpe como tal… están bajo supervisión. El bisonte se encontraba en el Bioma de Pastizales de Chapultepec, tenía cuatro años seis meses de edad y llegó al zoológico mediante un intercambio con su similar de Wamerú, en el estado de Querétaro, el 18 de enero de 2013. Finalizó Cortés Villavicencio: “Cuando las cosas nos salen bien nos llevamos las palmas, y cuando no son normales tenemos este tipo de situaciones. Dentro del cuerpo médico del Zoológico de Chapultepec hay gente con más de veinte años en experiencia de trabajo con fauna silvestre… “Pedimos un poco de paciencia en cuanto a los resultados finales de Bantú. Las colecciones zoológicas son colecciones dinámicas donde nacen y mueren ejemplares, la baja de un ejemplar no es un suceso nuevo como en el caso del bisonte; en el caso de Bantú necesitamos los resultados para saber realmente qué fue lo que sucedió. para que todos quedemos más tranquilos.”

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