Acusan nietas de José Rolón despojo de su archivo musical

domingo, 22 de enero de 2017 · 10:53
El legado del compositor del nacionalismo mexicano José Rolón, que fue entregado hace más de 20 años como préstamo por sus nietas a Ricardo Miranda Pérez, investigador del Cenidim, no les ha sido devuelto. Ellas, María Luisa y Lorenza, cuentan la historia a Proceso, pues pretenden donarlo a ese centro del INBA, pero Miranda alega que le pertenece. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Las herederas de la obra de uno de los grandes compositores nacionales del siglo XX, el jaliscience José Rolón (1876-1945), buscan donar su archivo al país, y resguardarlo en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (Cenidim) “Carlos Chávez”… siempre y cuando recuperen el material que prestaron para su estudio hace poco más de 20 años. Rolón, hijo prodigo de Zapotlán El Grande, fue autor de incontables composiciones mexicanas como Bosquejos, tres danzas para piano (1909), Sinfonía en Mi Menor para grande orquesta (1923), Andante malinconico (1915), y entre las más conocidas Zapotlán (1929), Cuauhtémoc, poema épico para orquesta y coro (1929), El festín de los enanos (1925), Tres danzas indígenas mexicanas (jaliscienses) (1928), y Baile michoacano (1929). Fundador de la Escuela Normal de Música de Guadalajara, profesor y director del Conservatorio Nacional de Música, del Departamento de Bellas Artes de la SEP, y profesor de Blas Galindo, Carlos Jiménez Mabarak y Salvador Moreno, Rolón es uno de los principales exponentes del movimiento nacionalista, al lado de Silvestre Revueltas, Carlos Chávez, José Pablo Moncayo, entre otros. La obra del músico fue heredada a su hija Maria Luisa Rolón, y ésta a su vez a sus hijas Maria Luisa y Lorenza Martínez Sotomayor y Rolón, de 88 y 87 años respectivamente, quienes acusan a Ricardo Gerardo Miranda Pérez, maestro en Artes y doctor en Musicología, pianista, docente e investigador del Cenidim, de no devolver la obra que le prestaron hace dos décadas. El legado incluye partituras originales, incluye libros, textos, cartas de puño y letra, medallas y reconocimientos que recibió en vida, pero el musicólogo, quien aceptó a Proceso haberlo recibido, no teme al señalamiento, pues aseguró que de enfrentar un juicio la ley le asistiría. Fue Maria Luisa, la mayor de las hermanas, quien explicó a Proceso que conoció a Miranda Pérez en 1976 y que le asombró el interés que tenía por la obra de su abuelo: “Después de años y muchas pláticas con él –a veces venía a la casa, otras nos veíamos en restaurantes–, me comentó en 1990 que iba a trabajar en su tesis de doctorado y que pensaba hacerla sobre Rolón. “Accedí, y en la mesa de mi casa en Satélite comenzó a clasificar los materiales. Fue casi todos los días durante tres meses más o menos, iba, venía y guardaba todo diariamente, hasta que un día me comentó si era posible que le prestara el material porque perdía mucho tiempo en traslados. Él vive en la colonia San Jerónimo Lídice, incluso me dijo que si llevaba un notario, pero le dije que no era necesario. Veía su interés en la obra de mi abuelo y me conmovía, se llevó todo.” El material que recogió, sin inventariar, se encontraba en cuatro cajas de 60 x 60 centímetros aproximadamente. Sotomayor explicó que fue en 1995 cuando Miranda Pérez entregó a ella y su hermana, en el contexto del homenaje por los 50 años luctuosos de Rolón que organizó el gobierno de Jalisco, el volumen El sonido de lo propio. José Rolón (1876-1945) editado por el Cenidim en 1993; al que le siguieron José Rolón, de la biblioteca Creadores Artísticos de Jalisco, editado por la Secretaría de Cultura de Jalisco (en el que se enlista una selección detallada de 46 obras del jaslisciense); y El sonido de lo propio, José Rolón y su música. Según se constata, en los tres volúmenes el autor estampó su agradecimiento a las hermanas en las primeras páginas, en el último de ellos se lee: “En México, el apoyo de la familia del compositor a través de sus nietas, Sras. Malú Martínez Sotomayor y Rolón de Torres Izabal y Lorenza Martínez Sotomayor y Rolón, ha sido fundamental. El confiarme todo el archivo de su ilustre abuelo no sólo impulsó mi trabajo de manera sustancial sino también constituye una distinción que no merezco y que agradezco profundamente…” –¿En qué momento le piden regrese los materiales? María Luisa: Fue el 2015. Lo invitamos a comer a un restaurant a él y a su novia, y como yo lo entregué todo, yo se lo pedí. Le dije que cualquier día nos podíamos morir y queríamos donarla. No nos dijo que no, aunque primero nos pidió un mes, luego otro, y de ahí jamás nos volvió a contestar el teléfono. –¿Han solicitado algún tipo de respaldo? Lorenza: Le escribimos una carta a Rafael Tovar y de Teresa, pero como fue el año de la Secretaría de Cultura, pues yo creo que ni importancia le dio. –¿Qué es lo que le pedirían al señor Miranda? Lorenza: Ya tuvo mucho tiempo el archivo y lo queremos de vuelta para donarlo al Cenidim, donde también lo va a poder consultar. Por conocidos que tenemos nos enteramos que intentó venderlo en Jalisco, y hasta que buscaba fuera del país, creo Baltimore, Estados Unidos, pero es horroroso pensar eso, es patrimonio de la nación. Al Cenidim no: Miranda Entrevistado vía telefónica, Ricardo Miranda Pérez, quien también es especialista en música mexicana y fue Coordinador Nacional de Música y Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes, explicó que las nietas de Rolón deben de reconocer que había un acuerdo para buscar el lugar idóneo para depositar el legado, el cual rompieron. “Desde luego que no estoy de acuerdo con la apreciación que tienen ellas. Lo primero que diría es que no cuentan toda la historia y no me interesa entrar en polémica, sino que se conozca y difunda la obra de Rolón. Lo que importa es el lugar idóneo donde se debe depositar el archivo del compositor.” –Lo acusan de no regresarlo. –Habría que consultar qué es lo que dice la ley, porque la propiedad de los objetos, cualquiera que estos sean, es un asunto legal. Lo sensato es que reconozcan que han estado conmigo por varias décadas y que tenemos un acuerdo para buscar el lugar idóneo, pero una vez que yo haya terminado mi labor musicológica. –¿Aún no termina? –Bueno es una labor grande, sobre todo por ser un compositor que ha estado relegado durante tantos años, he hecho mucho, no sólo los libros. He publicado artículos, he difundido su música, grabamos un disco con el Cuarteto Latinoamericano, he ayudado a otras personas, como Claudia Corona, pianista, que han tocado la obra de Rolón, he promovido el re estreno de ‘Cuauhtémoc’. “Es el trabajo de una vida, y cuando faltan a su palabra haciéndome a un lado con material que me entregaron hace ya muchos años y que legalmente me pertenece, porque es lo que marca la ley, pues no es así. Tengo dos objeciones: que el mejor que está capacitado para saber a dónde van los materiales soy yo, y segundo, no les asiste la legalidad porque ya no es suyo, y si tuvieran razón ya hubieran procedido legalmente y yo contestarles en esos mis términos.” –¿Usted no está de acuerdo con que se vayan al Cenidim? –No, porque es un centro totalmente abandonado, no tiene recursos para publicar, ni generar proyectos digitales, ni poner ésto al servicio de investigadores. Yo que soy miembro me da pena reconocerlo, y no se ha hecho nada para resolver la gravísima situación académica y financiera del centro, el Cenidim ha sido abandonado por lo menos en los últimos dieciséis años. –A su juicio ¿dónde debería estar? –No lo sé, justo nos encontrábamos en esa discusión cuando vino esta diferencia. –Entonces ¿está consciente que no lo regresó? –Me parece que la propiedad de estos materiales debe ser dilucidado legalmente. –Si depende de usted ¿se quedan en México? –Sí, en México. Poseo un archivo de materiales de música mexicana que no sólo incluyen a Rolón, sino a Salvador Moreno y Manuel M. Ponce, por nombrar algunos, y yo mismo tengo que resolver a dónde va esto, tanto por mis alumnos como las nuevas generaciones de investigadores que se forman, pero al Cenidim no y con conocimiento de causa. No sé si la respuesta es el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM o la Biblioteca de la Universidad Veracruzana donde también soy profesor, no lo sé. –¿Y ante la acusación que hacen las nietas de Rolón de usted de no regresar el material? –Una cosa es acusarme con un periodista, con mi mamá, un funcionario, me parece que si de verdad piensan que les asiste la razón me extraña que no hayan hecho una denuncia. Y finalizó: “Quiero subrayar mis razones, yo no quiero que ninguno de mis materiales, ni éstos ni ningún otro, vayan al Cenidim en tanto el centro no tenga mejores medios para atender el patrimonio musical de México. Mientras no ocurra me temo que tendré que buscar otra alternativa, si esa otra es Estéticas o la UV, estoy seguro que podríamos llegar a un acuerdo.” La voz del Cenidim Sobre la labor del Cenidim, Magaly Cruz de Nicolás, su coordinadora de Documentación y Conservación, comentó que el recinto tiene las condiciones ideales para resguardar cualquier tipo de acervos y colecciones musicales. Explicó que además de las instalaciones del centro, se cuenta con un espacio en la Biblioteca de Artes y la Fonoteca Nacional para albergar documentación. “Dependiendo de las condiciones del acervo y su clasificación se decide la instalación a la que se lleva, lo primero es un proceso de inventario que inicia con los poseedores, ellos nos explican si buscan donarlo o darlo en comodato. El que quede disponible para consulta pública toma entre un año y año y medio.” De acuerdo al sitio oficial del Cenidim, éste es depositario del archivo Gerónimo Baqueiro Fóster, Esperanza Pulido, Ernestina Garfias, Federico Hernández Rincón, el Rodolfo Martínez Cortés, el Histórico del Cenidim, y el Zevallos-Paniagua; así como las colecciones Martínez del Villar y Massón, Sánchez Garza, Agustín Baranda, del Foro Internacional de Música Nueva y de Instrumentos Musicales. Además, Cruz de Nicolás adelantó que están trabajando en la recepción de nuevos materiales: un archivo de Educación Media SEP (con material de la Fono Biblioteca de Educación Secundaria del INBA y la SEP que incluye libros, métodos musicales, partituras), el que será el Archivo Hiram Dordelly –entregado por su viuda en 2015–, y el del compositor Salvador Contreras, que será en comodato. –¿Qué tipo de condiciones tienen en el centro para resguardar archivos musicales? –Las ideales para resguardar acervos musicales. La Fonoteca tiene unas bóvedas especializadas con estándares internacionales, la Biblioteca de las Artes cuenta con bóvedas especiales, y el Cenidim, aunque tenemos un espacio reducido, albergamos colecciones pequeñas pero importantes, desde la Sánchez Gasca de música virreinal del siglo XVI al XVIII, la colección de instrumentos musicales, partituras del siglo XIX, lo más representativo y con control, además de archivónomos y bibliotecólogos especializados en música. –¿Qué sabe del acercamiento de las nietas del compositor José Rolón para donar el acervo? –Sólo puedo decir que es un caso delicado. –¿Lo resguardarían? –Sin duda.

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