El espejismo mundialista regresó

lunes, 17 de abril de 2017 · 13:33
Estados Unidos, Canadá y México presentaron una candidatura conjunta para organizar el Mundial de futbol de 2026. El hecho tiene una gran importancia política: México de nuevo se somete a Washington, pues albergaría sólo 10 de 80 partidos; agradece el puro hecho de haber sido invitado y alaba que Donald Trump haya palomeado la colaboración. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El formato del Mundial de 2026 –que será el primero con la participación de 48 selecciones, que disputarán 80 juegos en 32 días– deja abierta la posibilidad de que la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) elija a Estados Unidos, Canadá y México como la sede conjunta de la justa. La designación se conocerá en mayo de 2020, con el voto de los 211 miembros del Congreso de la FIFA. A la fecha sólo participan los integrantes del Comité Ejecutivo del organismo. El plazo para presentar las candidaturas concluye en diciembre de 2018. Estados Unidos, Canadá y México, que son parte de la Confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe de Futbol (Concacaf), presentaron el lunes 10 la propuesta con la que pretenden organizar la Copa del Mundo 2026. De ser elegidos, serán los primeros tres países en albergar de manera compartida el mayor certamen futbolístico. El Mundial de 2002, organizado por Corea del Sur y Japón, es el único antecedente de una sede conjunta. Aunque todavía no existe un cálculo de lo que podría costar la Copa del Mundo 2026, Estados Unidos es el único país con la solvencia económica y la infraestructura suficiente para realizar por sí solo la justa. De los 80 juegos que incluye el inédito calendario mundialista de ese año, México y Canadá sólo albergarían 10 cada uno. Los 60 restantes corresponderían a Estados Unidos: a partir de los cuartos de final, de hecho, todos se disputarían en esa nación. La sede del partido inaugural aún no ha sido definida porque ni siquiera existe aún el llamado “cuaderno de cargos”, es decir, la lista de requisitos que deben cumplir los países aspirantes a organizar un Mundial. “Estados Unidos no nos necesita a nosotros ni a Canadá para organizar el Mundial, pero sí entendió que yendo de la mano juntos se está mandando un mensaje”, justificó el presidente de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), Decio de María, el lunes 10. Según De María, “había 80 partidos que repartir. De ahí empiezas, y así comienzas a construir, a pelear, a poner argumentos. Al final, que Canadá tenga 10 y nosotros 10 habla de que somos importantes en la región”, explicó en entrevista para TDN, filial de la cadena Televisa. También reconoció que en las circunstancias actuales “México no está en condiciones de firmar un compromiso para construir un Mundial de 80 partidos. México hoy no lo puede hacer”. En ese contexto, el director de Selecciones Nacionales de la FMF, Guillermo Cantú, acepta que México y Canadá solo están en situación de acompañar a Estados Unidos. Asegura que las reglas están puestas para que no haya muchos países dispuestos a albergar el certamen mundialista con una candidatura individual. –¿México no tendría ninguna posibilidad de celebrar exclusivamente el Mundial con este nuevo formato? –se le pregunta. –Con este nuevo formato lo veo muy complicado. Las reglas están puestas para que la fiesta sea compartida y que más anfitriones sean capaces de ponerse de acuerdo y armen un certamen para todo el mundo. Cantú plantea que el hecho de que Canadá y México se hayan sumado al proyecto estadunidense robustece la candidatura, al recordar que ese país presentó sin éxito su postulación para acoger en solitario la Copa del Mundo 2018, finalmente asignada a Rusia. “Nosotros pudimos haber hecho solos el Mundial, pero por una cuestión pragmática la candidatura es más fuerte si están México y Canadá”, admitió el presidente de la Federación de Futbol de Estados Unidos (US Soccer), Sunil Gulati, en conferencia de prensa en el Observatorio Mundial de Nueva York, en el último piso del World Trade Center, donde junto a Decio de María, presidente de la FMF, y Víctor Montagliani, titular de la Federación de Canadá y de la Concacaf, oficializó el lunes 10 la intención de organizar el torneo. La FIFA está en deuda con Estados Unidos tras darse a conocer que tanto la elección de Rusia como la de Qatar 2022 estuvieron amañadas a través de sobornos de altos dirigentes del organismo, lo que en junio de 2015 provocó la dimisión de Joseph Blatter al frente de la FIFA. Ahora, la Federación Internacional de Futbol Asociado, ya con su nuevo presidente, Gianni Infantino, tiene que resarcir el daño. “Pedimos que –las elecciones para designar la sede de 2026– sean un proceso transparente. El voto tiene que ser público y abierto. Todos tenemos que saber cómo están votando para que sea lo más transparente posible”, exigió Gulati en la conferencia de prensa. El lado político Sunil Gulati dijo que el presidente estadunidense, Donald Trump, avala el proyecto que involucra tanto a México como a Canadá. Gulati afirmó que ese mandatario “está especialmente satisfecho” de que México partícipe en la candidatura mundialista. Todo esto ocurre en los momentos en que el presidente exige renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) suscrito entre los tres países, al tiempo que apura la construcción del puente fronterizo con México. A lo anterior se agrega el decreto firmado por Trump que prohíbe el ingreso a su país a los ciudadanos de seis países de mayoría musulmana, lo que causó la inmediata reacción del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, quien el pasado 9 de marzo le advirtió al mandatario estadunidense sobre las posibles consecuencias de su política antiinmigración: “sin aficionados no hay mundial”, sentenció Infantino. El titular de la FIFA recordó que “los aficionados y los dirigentes de todos los países que vayan a participar –en el Mundial– tienen que acceder al país sede sin restricciones. De lo contrario no hay Copa del Mundo”. “Si le quieres buscar chiches a las serpientes, pues sí, todo es escollo”, revira Guillermo Cantú apenas se le menciona la situación imperante. El secretario general de la Federación prefiere ponderar las bondades que representaría para el país su tercera sede mundialista, en el aspecto cultural, turístico, social, económico y deportivo. En entrevista, Cantú dice creerle a Gulati cuando asegura que la candidatura compartida tiene “el total apoyo del gobierno de Trump, sobre todo porque México estaba en la mesa. Entonces el futbol también sirve para unir, para tender puentes y para seguir creciendo todos juntos. Es el gusto que me da, que los tres países tengan el visto bueno de sus gobiernos federales, y eso convierte una candidatura muy robusta en todos los sentidos”. Los aspirantes, refiere, son países con experiencia mundialista: “México tiene el antecedente de haber organizado los mundiales de 1970 y 1986, una Copa del Mundo sub-17 y una Copa Confederaciones. Tenemos un historial muy importante, mientras que Estados Unidos organiza cada año muchos eventos deportivos de gran nivel, además de haber celebrado la Copa del Mundo de 1994 y la Copa América Centenario, que fue algo espectacular. Eso acaba por convencernos de que juntos podemos lograr más que por separado”. El papel mexicano Guillermo Cantú atribuye gran parte del mérito de esta sede compartida a Decio de María, quien ha sido “parte fundamental” en las negociaciones y acercamientos con las partes involucradas desde años. “No ha sido tema de una sola sentada. Primero fue aterrizar esta idea y después plasmarla en un documento en el que se hace la petición formal de la candidatura compartida. La idea original emana de Decio”. –¿Cómo decidieron la repartición de los juegos? –se le pregunta. –Se discutió hacia adentro. Como Decio lo expuso en entrevistas posteriores al anuncio de la candidatura: Estados Unidos no nos necesita ni a Canadá ni a México. Pero el hecho de hacer algo más incluyente le da un extra a la candidatura que pocos países pueden ofrecer. El entrevistado se dice convencido de que si por alguna razón el Mundial tuviera que realizarse en un mes o dos, “México, Estados Unidos y Canadá pueden organizarlo sin ningún problema con la actual infraestructura; no hay que hacer nada más para tener los 60 partidos en Estados Unidos, los 10 en Canadá y los 10 en México. “Entiendo el tema de la dignidad del mexicano”, expone Cantú: “No me siento menos mexicano o menos digno por organizar una tercera Copa del Mundo (en esas condiciones). “¿Por qué no vamos por todas las canicas del Mundial?”, se pregunta. “Porque las reglas para 2026 son otras y apenas las hemos empezado a conocer, ya que aún no está el cuaderno de cargos. Comparto lo emocionado y agradecido que estoy de vivir este momento. Así que aunque me digan que 10 juegos son muy pocos, pues ¡son mejor que nada! Es ganar-ganar.” De inicio, el secretario general de la FMF revela que la repartición de los gastos entre los países candidatos será de “12.5%, 12.5% y 75%”. Y justifica que aún no se hayan designado los estadios que albergarían la Copa en México. –¿La FMF ya pidió formalmente ser la sede del juego inaugural? –Es algo que vamos a seguir discutiendo. Nos encantaría en específico que el Estadio Azteca fuera la sede del partido inaugural. “Estamos seguros de que las condiciones y las restricciones serán mayores que las de los mundiales de 2018 y de 2022. De nuestra parte hemos presentado una candidatura muy responsable: armar una buena fiesta, tener diversidad y estar acorde con la realidad actual. También hay que ser responsables financieramente.” El candidato no cuadra México se convertirá en el primer país en organizar tres mundiales, pero el sueño de la FMF está supeditado a los impedimentos de la FIFA, cuyo presidente anunció en mayo pasado –en el 66 Congreso de la FIFA, realizado en la Ciudad de México– que la designación del Mundial 2026 estará condicionada a dos puntos esenciales: el respeto a los derechos humanos y al medio ambiente. En ambos casos el país enfrenta serias dificultades: las desapariciones forzadas, los asesinatos a periodistas, las torturas de los cuerpos militares y policiacos, así como las fosas clandestinas, por citar algunos puntos relacionados a violaciones de los derechos humanos. Por si fuera poco, la FIFA sigue sancionando a México por el recurrente grito de “¡Eh, puto!” en los estadios. No se ha convencido de las explicaciones de la FMF en el sentido de que la controvertida proclama forma parte del folclor y no es una ofensa. –¿Están conscientes de las condiciones que exige la FIFA?, ¿lo anterior puede ser un obstáculo para la obtención de la sede mundialista de 2026? –se le inquiere a Cantú. –No lo veo así… –¿Se pueden salvar estos requisitos de la FIFA? –Así lo veo… Cantú esquiva la pregunta de si la política antiinmigrante de Donald Trump repercutirá en la candidatura mundialista. –¿México ya cuenta con el aval del gobierno federal o todavía está en proceso? –No es que se necesite un aval: se necesitan muchas cosas que el cuaderno de cargos nos indicará una vez que podamos conocerlo. Sin embargo, para salir a la luz pública a decir que queremos albergar una Copa del Mundo obviamente que necesitas el visto bueno del gobierno federal. “Directamente no fui con el señor presidente, no tuve el honor, pero tenemos el visto bueno del gobierno federal.” –¿El gobierno apoyará económicamente o ustedes se irán con el respaldo de los patrocinadores? –Lo que te puedo asegurar es que es una candidatura responsable. No se requiere de una inversión extra en estos momentos si tuviéramos que realizar un bomberazo. El secretario general de la FMF considera que el Mundial de 2026 sería un detonador, más que un ingrediente para provocar una recesión, como ha sucedido en otros países que han albergado copas del mundo o Juegos Olímpicos. “Estamos seguros de que esta candidatura nos traerá muchos beneficios, no sólo en la parte cultural, deportiva y turística, sino también en otros rubros. Creo que es un ganar-ganar en todos los sentidos”. (Este reportaje se publicó en la edición 2111 de la revista Proceso del 16 de abril de 2017)

Comentarios