'No fue casual” la llegada de Yarrington al territorio de la Ndrangheta

martes, 18 de julio de 2017 · 16:59
ROMA (Proceso).- Desde que la policía italiana localizó la casa en la que vivía Tomás Yarrington en Calabria, región dominada por la Ndrangheta, surgió una duda que aún no se resuelve: ¿Qué relación hay entre el exgobernador de Tamaulipas y la más poderosa y peligrosa mafia italiana? La pregunta dio pie a una investigación que empezó después de la detención de Yarrington el pasado 9 de abril, y continúa en medio de un gran hermetismo por parte de las autoridades italianas y la cual ha implicado a varios cuerpos de la policía italiana así como a la Fiscalía de Paola, el pequeño pueblo costero calabrés en el que vivía Yarrington. Incluso se ha barajado la posibilidad de que el caso pase a manos de Nicola Gratteri, uno de los máximos conocedores de la relación entre los cárteles mexicanos y las mafias italianas. Gratteri es jefe de la Fiscalía de Catanzaro, localidad en la que se encuentra la más cercana sede regional de Dirección Nacional Antimafia (DNA) y a la que el experto fiscal fue desplazado hace alrededor de un año para intensificar desde allí la lucha contra el crimen organizado calabrés. Por su parte, el analista Antonio Nicaso lo tiene claro. “Es difícil pensar que un exgobernador mexicano, fugitivo de la justicia, acabe viviendo en un remoto pueblo de Calabria y que eso sea casualidad. Si una persona así llega a Calabria es porque tiene a alguien que lo protege”, afirma Nicaso, profesor universitario que ha publicado varios libros sobre el fenómeno del crimen organizado, varios de ellos en coautoría con el fiscal Gratteri. “Si (Yarrington) acabó en Calabria, fue por una razón. Excluyo que no haya un vínculo”, insiste Nicaso. “Las investigaciones están en curso y por eso debemos mantenernos prudentes. No obstante, es impensable que la Ndrangheta no supiese de la presencia de un personaje así en su territorio, que no haya sido informada y haya, cuando menos, autorizado esa presencia en su territorio”, coincide otro fiscal antimafia de la sede central de la DNA especializado en la Ndrangheta, quien habló con Proceso a condición del anonimato, por motivos de seguridad. Este fiscal explica que en la zona de Paola, donde la Ndrangheta tiene un control sólido, opera la familia de los Serpa, mientras que en la cercana localidad de Cetraro se encuentra un clan de perfil incluso más alto dentro de la pirámide jerárquica del grupo criminal italiano: los Muto. Estos últimos también poseen negocios en el tráfico internacional de estupefacientes, según los fiscales italianos. Operación Solare Ningún investigador conoce con precisión cuándo la Ndrangheta empezó a comprar cocaína y otros estupefacientes a los cárteles mexicanos para luego revenderlos en Europa. La policía italiana sólo ha establecido que se trata de alianzas recientes. Fue, de hecho, el Cártel del Golfo uno de los primeros en establecer el contacto con la Ndrangheta, en particular con la familia calabresa de los Coluccio y Aquino, afincados en Nueva York, así como con la familia Schirripa, en Calabria. Así lo reveló la operación Solare 1-Reckoning, llevada a cabo por el Departamento de Operaciones Especiales y varias fiscalías italianas, en colaboración con las estadunidenses DEA, ICE y FBI, y que se conoció en septiembre de 2008, cuando, según el expediente 12-435-S1 de la Corte Sur de Texas- División Brownsville, Yarrington aún mantenía relación con ese mismo cártel. “Vincenzo y Giulio Schirripa tenían el contacto con Chris Castellano, del Cártel del Golfo, mientras en Calabria el padre y la madre de los Schirripa entregaban la cocaína a representantes de los clanes (familias) Ierinò, Coluccio-Aquino y Longo-Versace”, escribió Nicaso en Oro blanco, uno de sus libros más recientes. Como consecuencia de la operación Solare 1-Reckoning, terminaron en la cárcel los miembros de la familia Schirripa y dos intermediarios del cártel del Golfo: Chris Castellano e Ignacio Díaz. Sin embargo, la conexión criminal ítalo-mexicana no se interrumpió. Por el contrario: en julio de 2011 la operación policiaca Solare 2 encontró que la relación entre la Ndrangheta y los cárteles mexicanos se había arraigado gracias a Vincenzo Roccisano, un tío de Giulio Schirripa que había tomado el revelo después del arresto de su pariente, como también documentó en un informe de 2014 el Consejo de Asuntos Hemisféricos (COHA). De acuerdo con el COHA, con sede en Washington, Roccisano había buscado nuevos contactos tras asumir el papel de encargado de los negocios con Latinoamérica. En esas fechas, en los despachos judiciales italianos empezó a circular una grabación, producto de una intercepción telefónica a Joaquín El Chapo Guzmán, en la que el narco mexicano profesa su admiración por la Ndrangheta. “Son más confiables, son como nosotros”, dijo. “Esto revela no solo colaboración, sino también una voluntad de imitación y ósmosis”, dice a Proceso el sociólogo Antonio la Spina, catedrático de la Universidad Luiss de Roma. La prueba de esta nueva relación llegó pronto. En marzo de 2012 la policía incautó 260 kilos de cocaína escondidos en barcos provenientes de Mazatlán, que habían llegado a Gioia Tauro, el principal puerto de Calabria y uno de los más importantes de Europa. Según La Spina, el trato que la Ndran­gheta dispensa hacia los narcos mexicanos es de interés, pero también cautela: “Hasta ahora, el escenario que surge de las investigaciones policiacas evidencia que la Ndrangheta ha buscado y encontrado socios distintos en México, negociando de vez en vez, adaptándose a las cambiantes circunstancias y no manteniendo alianzas exclusivas con grupo alguno. “Una razón es que la Ndrangheta considera que la violencia no es buena para los negocios y por tanto debe usarse poco, y esto contrasta con el actuar de muchos grupos criminales mexicanos, los cuales se han hecho responsables de atroces crímenes de sangre.” Con todo, hay al menos un aspecto más que inquieta a los observadores: no hay precedente de la fuga de Yarrington hacia Calabria. “Es la primera vez que un fugitivo internacional de esta relevancia se esconde en esta región”, explica el fiscal antimafia. “Nunca antes había ocurrido”. Este texto se publicó en la edición 2124 de la revista Proceso del 16 de julio de 2017.

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