El dopaje llegó a los menores de edad

domingo, 2 de julio de 2017 · 06:27
Dos halteristas mexicanos –un hombre y una mujer– dieron positivo en sendos controles antidopaje. Y ambos son menores de edad. El hecho no sólo pone en riesgo la participación de México en una competencia de talla mundial, sino que vuelve a evidenciar el grave problema que al respecto existe en el país: la opacidad, la impunidad, las amenazas y las extorsiones se aúnan a un problema que de suyo es grave. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Dos menores de edad, integrantes de la selección juvenil de levantamiento de pesas, fallaron en un control antidopaje que en marzo pasado realizó de forma sorpresiva la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) en México. Las sustancias halladas en sus cuerpos son metiltestosterona y nandrolona, un par de esteroides anabolizantes que uno de ellos sí acepta haber consumido y la otra no. Ambos casos siguen abiertos y la Federación Internacional de Levantamiento de Pesas (IWF) todavía no determina si los atle­tas serán sancionados. Como sea, estos resultados analíticos adversos (RAA) encienden una alarma en este deporte, que de 2004 a la fecha acumula nueve deportistas castigados por dopaje. A principios de febrero de este año, los 16 halteristas que conforman la selección nacional juvenil se concentraron en Monterrey, justo dos meses antes del inicio del Campeonato Mundial de Levantamiento de Pesas Sub–17, que se realizó del 3 al 10 de abril en Tailandia. En marzo, oficiales de la WADA se apersonaron en las instalaciones del Instituto del Deporte de Nuevo León (Inde), donde los adolescentes entrenaban, comían y dormían, bajo el resguardo de un grupo de entrenadores designados por la Federación Mexicana de Levantamiento de Pesas (FMLP), entre ellos Javier Adrián Tamayo y el chino Chen Xiang. El 8 de mayo, casi un mes después del Mundial, la IWF informó a la FMLP que en dos de los atletas se hallaron sustancias prohibidas: un sonorense (metiltestosterona) y una campechana (nandrolona), quienes inmediatamente fueron inhabilitados para competir. Por tratarse de menores de edad, para fines de este reportaje se omitirán los nombres de los deportistas, a quienes se les denominarán el atleta A y la atleta B. En el caso del atleta A, el presidente de la FMLP, Rosalío Alvarado, dio a conocer que el muchacho reconoció haber comprado unas pastillas a un amigo, a quien conoció en un gimnasio de crossfit en Sonora. El menor no quiso revelar el nombre del vendedor ni especificó el establecimiento. El federativo añade que está a la espera de que la IWF anuncie el castigo. La atleta B no acepta haber ingerido de forma intencional la sustancia. El 17 de mayo, en el Laboratorio de Montreal, uno de los 34 acreditados por la WADA, se abrió la muestra de orina B de la menor. El 18, el resultado confirmó la presencia de nandrolona y sus metabolitos. “Estamos a la espera de que la IWF informe cuándo se realizará la audiencia ante el panel para que la atleta se defienda, exponga sus argumentos y veremos qué resuelve; en el otro caso está dudoso lo que declaró el muchacho, porque primero dijo que no se metió nada y después cambió su versión de que él solo, sin decirle a nadie, compró y se estuvo tomando las pastillas”, explica a Proceso el presidente de la FMLP. En entrevista, la madre de la atleta B asevera que su hija nunca consume suplementos alimenticios, medicina o vitaminas sin que los médicos del Instituto del Deporte de Campeche (Indecam) revisen las recetas que extienden otros médicos. “Yo me encargo de ella, de llevarla a consulta y de comprar sus medicinas. Presento la receta y me dicen cuál sí puede tomar y cuál no. Mi hija nunca ha tomado nada de eso (nandrolona). Hasta cuando tiene recetas por el tratamiento que tiene para la piel, porque tiene una alergia, las cremas que le recetan se las paso al doctor primero”, detalla la señora. La mujer, a quien llamaremos señora F, describe a su hija como una persona muy delgada. Pesa 53 kilos y, de hecho, fue diagnosticada con anemia. Lo más que llega a consumir, dice, es la proteína que le proporcionan en el Indecam, producto que está autorizado por la FMLP y supuestamente tiene la garantía de que no está contaminado. La señora F asegura que los abogados del Indecam se están haciendo cargo de los trámites legales ante la IWF para presentar todo aquello que sirva como evidencia de que la menor no consumió la sustancia a sabiendas de lo que hacía, y precisa que “la información que le han dicho” es que un exentrenador cubano, Jorge Faustino Pérez Castillo, que trabajó con su hija, sí acostumbraba dar medicamentos a sus alumnos. “Ella es más delgada de lo normal. El cubano les decía que sí tomaran suplementos y les daba medicina, todo autorizado por la federación”, alega. –¿Su hija aumentó masa muscular por tomar eso? –se le pregunta. –No, nunca aumentó. Ella siempre ha sido delgada. Para sus competencias le decían que tenía que subir de peso. –¿Antes le habían realizado otros controles antidopaje? –Sí, se los hacían cuando iba a la Olimpiada Nacional y no había fallado en ninguno. –¿Cuándo dejó de entrenar con Pérez? –Desde 2015, más de un año y medio. –¿Usted cree que es responsabilidad de él? Ya pasó mucho tiempo. –No sé, pero yo confío plenamente en el nuevo entrenador (Javier Tamayo). Estoy preocupada porque esto no debería estar pasando. Incriminación En el caso del atleta A, su entrenador, Alejandro Romo, asegura que su alumno le dijo que no utilizó nada, pero que debió echarse la culpa porque fue coaccionado por el presidente de la Asociación de Levantamiento de Pesas de Sonora, Rafael Escobedo, quien supuestamente le dijo al muchacho que dijera quién le dio la sustancia y que si fue su entrenador lo acusara para quedar exonerado; de lo contrario, si negaba el consumo voluntario, la IWF no tendría inconveniente en castigarlo durante ocho años, aunque se trate de su primera falta al Código Mundial Antidopaje. “El muchacho está apechugando el castigo. Está agüitado esperando la sanción. Le pedí que fuera sincero. Me dijo: ‘Si me aferro a que no me la metí me van a dar ocho años’. Le dije que no hiciera caso, que dijera la verdad. Me dijo: ‘Si no decía eso me daban ocho años’. ‘¿No te lo tomaste?’ ‘La neta no, pero no quiero hacer más problemas’, me respondió. Es un muchacho de escasos recursos que a veces no tiene ni para los camiones, menos para comprar sustancias”, señala. Romo explica que el deportista se presentó solo en las instalaciones de la asociación y que, efectivamente, cuando Escobedo le informó del RAA por metiltestosterona, sustancia de la cual tenía “cantidades muy elevadas”, negó haber consumido la sustancia. Después de “la explicación” que el presidente le dio, entonces cambió la versión. Confesó que durante enero, antes de irse a Monterrey, compró las pastillas y se las tomó. El instructor asegura que él acostumbra instruir a sus atletas sobre los riesgos a la salud que representa tomar sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento deportivo y, sobre todo, los castigos severos que pueden enfrentar. Desde hace cuatro años, Alejandro Romo ha entrenado al atleta A, quien tampoco tiene antecedentes de usar sustancias dopantes. Dice que existe la intención de la FMLP de culparlo a él por el RAA, pero se defiende. Él, afirma, no le suministró nada y estuvo lejos de su custodia durante tres meses. Cuando le tomaron la muestra estaba bajo el cuidado y control de la propia federación que, por cierto, no asignó un médico al equipo juvenil. Los doctores del Inde Nuevo León los atendían. “Él estuvo entrenando con un chino y no sé con quién más cuando estuvo concentrado con la selección. Yo le mandaba su entrenamiento, pero él estaba bajo el resguardo de la federación y de sus entrenadores que asignó. Le pregunté que si tomó algún suplemento alimenticio, creatina, si le dieron medicamento para el dolor de cabeza o de rodilla, y dice que no. Pero tampoco cuadra que diga que se tomó las pastillas en enero y que en marzo todavía tenía ‘cantidades muy elevadas’. “Antes, cuando yo era competidor, la Conade nos hacía controles a todos antes de salir a competir. Si había algún resultado positivo, sacaban al atleta de la selección, le daban su sanción interna y no se hacía un problema grande.” Rafael Escobedo niega haber coaccionado al atleta A y asegura que estuvo acompañado por Alejandro Romo cuando le informó el resultado del análisis de su muestra de orina: “Aquí no hay complots contra nadie. El muchacho primero dijo que no tomó nada, y luego de su puño y letra llenó los documentos para la IWF en los que aceptó que él solo se tomó las pastillas. Todavía le pregunté si quería abrir la muestra, pero eso implicaba ir a Canadá, tendría que pagar el instituto del deporte de Sonora y es caro. Él decidió y escribió que fue él”. Riesgos y cambios En medio de este embrollo, el pasado viernes 2, en Monterrey, durante la Olimpiada Nacional, el presidente Rosalío Alvarado convocó a una reunión a todos los presidentes de las asociaciones de levantamiento de pesas de los estados. Dice que sesionaron en asamblea extraordinaria y que se les informó de estos dos casos. Agrega que el panorama empeora porque se trata de menores de edad y porque, en caso de que otra atleta de categoría juvenil falle en un control, México perderá la plaza en la rama femenil que ya se ganó para participar en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018. En el mencionado cónclave se formó una Comisión Antidopaje de la Federación Mexicana de Levantamiento de Pesas, cuyos integrantes se encargarán de encabezar las campañas de concientización a deportistas y de capacitación a entrenadores para tratar de minimizar el uso de sustancias prohibidas, ya sea por negligencia o con la finalidad de hacer trampa. Para esa fecha, la Junta Ejecutiva de la IWF ya había enviado un comunicado a las federaciones de todos los países en el que informó que, a partir del jueves 15, endurecería sus políticas antidopaje. Las modificaciones, que están retratadas en un documento de 71 páginas, tienen como objetivo que autoridades y deportistas que participan en este deporte sean conscientes de que tienen una responsabilidad en la lucha contra el dopaje. “La Junta Ejecutiva tendrá la posibilidad de imponer sanciones a las Federaciones Nacionales cuyos atletas incumplan repetidamente con los requisitos de localización de la IWF y cuyos competidores no devuelvan las medallas perdidas como resultado de la descalificación. Al ampliar el círculo de sanciones, el nuevo ADP (anti–doping policy) de la IWF permitirá una protección aún más fuerte a los halteristas limpios.” Derivado de lo anterior, la FMLP nombró a Azael Martínez, Lázaro Medina, David Carrillo, David Tlacaélel y a la doctora de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) Diana Pinedo como integrantes de la Comisión Antidopaje. Las nuevas disposiciones exigen que los atletas de élite informen su paradero a la WADA durante todo el año para que puedan ser sometidos a controles antidopaje en cualquier momento. Si no actualizan su información en el Anti–Doping Administration & Management System (ADAMS) y no están localizables, después de tres faltas son declarados con una violación a las reglas antidopaje, como si hubieran tenido un RAA. Los atletas que pretendan participar en una competencia internacional deben registrarse en el sistema dos meses antes del certamen. De lo contrario, no podrán asistir. Tal es el caso de las tres pesistas mexicanas que no competirán en el Campeonato Panamericano de Mayores, a celebrarse en julio próximo en Miami: Quisia Guicho, Andrea de la Herrán y Ana Gabriela López. Las dos primeras no actualizaron la información sobre su paradero. La segunda ni siquiera tenía cuenta ni contraseña. De acuerdo con Rosalío Alvarado, en México lo que ocasiona que los atletas sigan fallando en los controles antidopaje es, sobre todo, la ignorancia de atletas y entrenadores respecto de las sustancias prohibidas y, en menor medida, la intención por hacer trampa. No obstante, las sustancias que consumieron los nueve sancionados por la IWF en un periodo de 13 años son principalmente anabólicos. Los castigos han sido de dos hasta ocho años, es decir, son violaciones claras al Código Mundial Antidopaje. El caso más reciente caso es el de la sonorense Cinthya Domínguez, quien dio positivo por oxandrolona (agente anabolizante) antes de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, en los cuales ya no compitió. Su castigo fue de ocho años por reincidir. En 2010, después de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez 2010, esta atleta dio positivo por sibutramina (estimulante). Perdió dos medallas de plata y fue suspendida seis meses. La IWF castigó en 2015 durante seis meses a Edith Marlene Pérez, de Coahuila, por haber consumido furosemide, un diurético. En junio de 2014, la nayarita Gladis Bueno fue suspendida dos años por dar positivo en boldenona (esteroide anabolizante). Un año antes, se convirtió en la primera mexicana en ganar tres preseas de oro en un Campeonato Mundial Juvenil. Lo logró en Perú, en mayo de 2013. Ese mismo 2014 la IWF sancionó al campechano Leonardo Guzmán López, en cuya muestra de orina –realizada en el Campeonato Panamericano Juvenil de Perú– se encontró dehidrochlorometiltestosterona (esteroide anabolizante). El atleta cumplió un castigo de dos años. En 2013, después de ganar bronce en el Campeonato Mundial de Polonia, la quintanarroense Carolina Valencia tuvo un RAA por boldenoda y estanozolol (esteroides anabolizantes). Tras una larga apelación ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte, la atleta cumplió una sanción de dos años, de noviembre de ese año hasta el mismo mes de 2015. En 2011, Iván de Jesús Nieto, de San Luis Potosí, fue sancionado dos años por la IWF. Dio positivo por nandrolona. En la página de internet de la IWF aparecen otras tres pesistas mexicanas sancionadas: las sonorenses Liliana Borbón e Ibeth Martínez, en 2007, y Marina Ortega, en 2004. Todas cumplieron castigos de dos años. En estos casos, la federación no especifica las sustancias que consumieron. Este reportaje se publicó en la edición 2121 de la revista Proceso del 25 de junio de 2017.

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