La fábrica caída en Chimalpopoca, vieja conocida del gobierno

martes, 26 de septiembre de 2017 · 07:31
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El edificio marcado con el número 168 de la calle Bolívar esquina con Chimalpopoca, en la colonia Obrera, mostró sus debilidades desde el sismo del 85; aun así, en los años 90 albergó tres áreas del Registro Federal de Electores, que desalojó por sus fallas estructurales. Después fue la Procuraduría Agraria, que usó como oficina, y en ese tiempo supuestamente pasó varias verificaciones de seguridad. Ese lugar, que la semana pasada se convirtió en la tumba de 22 personas y donde ahora sólo existe un cráter, sigue ligado en internet a la Procuraduría Agraria: hasta junio pasado el tercer piso se anunciaba como la dirección donde los universitarios que deseen hacer servicio social en la dependencia debían presentarse, y en el Google Maps está indicado que el terreno contiguo –donde 15 autos quedaron aplastados– es un estacionamiento de la dependencia. Dos exfuncionarios que trabajaron ahí entre los años 92 y 97 recuerdan que desde ese tiempo desalojaron el inmueble ante el riesgo de que cayera. Un reporte de 2004 del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) indica que revisó el edificio, pero por lo visto cada década se fue heredando esa papa caliente y se le siguió recargando de peso. Fotografías anteriores al derrumbe dejan ver también cómo a sus enclenques pilares, que décadas atrás causaban angustia a los oficinistas, se les fueron sumando nuevos pesos en el techo: unas macizas antenas de radiocomunicación y un aparatoso sistema de aire acondicionado que fue el que precisamente después del temblor bloqueó los rescates. Papeles rescatados entre los escombros no mencionan las oficinas de la Procuraduría y establecen que los últimos dos años el inmueble ya sólo era rentado por particulares. Bolívar 168 no sólo albergaba un taller de diseño de ropa –y que no era propiamente un taller de costura como se ha especulado–, en el edificio también había una comercializadora de regalos, una importadora de juguetes, una empresa de seguridad para autos y las oficinas de una persona. Un documento que data de 2015 permite establecer que los 600 metros del primer piso los ocupaba Línea Joven, una marca de ropa que presumiblemente pasaría después a llamarse New Fashion. En el piso 2 estaba Florina S.A. de C.V. –cuya representante legal sería Gloria Trinidad Barrera Dávila–, que después fue reemplazada por Comercializadora Regalomex, cuyo representante legal era Miguel Quintanar Silvia, aunque la firma era operada por taiwaneses. El piso 3 albergaba a Seo Young Internacional, representada por Cho Han Sup, y posiblemente ABC Toys Company, de Qingquing Shi. El cuarto piso eran las oficinas del empresario argentino Jaime Asquenazi, un anciano importante entre la comunidad judía que falleció en el sismo, así como las oficinas de Dashcam System, una empresa de cámaras de seguridad para autos. En la planta baja, además de un estacionamiento, había una bodega para telas que se rentaba a M Hilo, al parecer ligada con los Asquenazi. No hay una versión coincidente sobre quién era propietario del edificio. Nadie quiso dar su nombre ante este cuestionamiento. Una persona mencionó que el nombre era “Octavio”, otro dijo que era de un importante político, y otro más que era propiedad de un empresario judío que tenía a un empleado de nombre Fidencio. Contrario a la narrativa instalada en redes sociales sobre la existencia de un taller clandestino de costura donde habría mujeres indocumentadas asiáticas y centroamericanas –versión que impulsó a una multitud a cavar hoyos para buscar unos supuestos sótanos donde habrían quedado enterradas decenas de mujeres–, los testimonios de los vecinos señalan que en ese edificio laboraban principalmente empleadas mexicanas, que había una tienda de ropa, un despacho de diseño y –según un testimonio recabado por Animalpolítico– en ese lugar se ponían aplicaciones de fantasía a vestidos. “Ya era peligroso” Pero antes de que Bolívar 168 albergara a propietarios particulares, se utilizó como oficinas de gobierno. Guillermo Maru Moreno, exempleado del Registro Federal Electoral (RFE), quien trabajó en ese edificio de 1992 a 1993, recuerda que cuando lo ocuparon era un inmueble abandonado: a los pisos se les veían las cuarteaduras; paredes y pisos estaban hechas un desastre. “Entre nosotros comenzó a salir la historia del edificio y decían que había sido afectado duramente en el sismo del 85; se platicaba que había un dictamen y que indicaba que lo tenían que destruir, pero que era de alguien importante. Y cuando nos tocó un sismo se columpiaba gacho y tronaba”, dice el pensionado. Otro compañero suyo de trabajo, quien se quedó hasta 1997 y pidió el anonimato, recuerda que los cuatro pisos los tenía ocupados el RFE, pues tenía almacenes, la coordinación operativa, la modificación de credencial y la cartografía. A veces había hasta 50 personas trabajando. Menciona que las columnas eran de menos de 20 centímetros y la escalera estaba muy angosta. “Aparentemente (el edificio) estaba bien, pero por el tamaño de las columnas y las escaleras era estresante estar ahí. Nos cambiaron porque estaba afectado por el temblor del 85, buscaron otro edificio al que nos mandaron”, explica. Él recuerda que después de que lo desalojaron fue ocupado por la Procuraduría Agraria. Pero cada vez que pasaba por la zona, dice, le daba tristeza ver su deterioro. Papa caliente En su informe anual de 2004, el Cenapred mencionó en la lista de tareas cumplidas la inspección que hizo al edificio de la Procuraduría Agraria en Simón Bolívar 168. En un comunicado de la semana pasada sobre el sismo, la Procuraduría Agraria señala: “Tras una detallada revisión a las instalaciones de la Procuraduría Agraria, tanto de Motolinía No. 11, como de 5 de Mayo No. 19, col. Centro, Ciudad de México, se determinó que ambas edificaciones no sufrieron daños estructurales, por lo que pueden ser ocupadas sin riesgo alguno para el personal de la institución.” Nunca menciona como propio el edificio de Simón Bolívar. Tampoco es mencionado por los sobrevivientes o por vecinos. Hasta el año 2014, en publicaciones de la dependencia, se mencionaba que el tercer piso de ese domicilio en Chimalpopoca y Bolívar era sede de la oficina de la Subdelegación Operativa. En la lista de los arrendatarios del inmueble en 2015, rescatada de los escombros, no se menciona el nombre de la dependencia. Sin embargo, en internet el teléfono 01-800 228 2263, ligado a esa dirección en Chimalpopoca y Bolívar, es contestado en las oficinas centrales en la calle Motolinía. También en un reporte del 21 de junio de 2017 de la Universidad de las Américas se menciona dicho edificio como sede para hacer servicio social. El funcionario señalado como contacto es Juan Alberto Naranjo Carmona, quien en el directorio de la dependencia aparece como jefe de Departamento de Desarrollo Agrario y en otras como jefe de Departamento Operativo. Aunque su nombre está adscrito como empleado de confianza a cargo de la Coordinación de Delegaciones de la dependencia, distintas recepcionistas y trabajadores de esa oficina que fueron consultados dijeron desconocer quién es esa persona. Ese mismo nombre aparece en la página de un distribuidor de moda. Por error, quizás, un tuit lanzado el día del sismo por un estudiante de secundaria, que fue borrado de internet, mencionaba: “No encontramos a mi prima Veronica lizeth santos Gómez trabaja en el edificio del gobierno de la CD.MX. el cuál se derrumbó”. En un siguiente mensaje agrega la dirección donde ella laboraba: “Procuraduria Agraria, Calle Bolivar 168, Centro, 06000 Ciudad de México, CDMX”. En la foto la joven viste chaleco azul con logotipos del gobierno de la Ciudad de México. Su nombre está registrado en la dirección general de Regulación Territorial del gobierno capitalino como personal técnico operativo. Cuando se contactó al autor del tuit sólo mencionó que su prima estaba bien. No respondió a más preguntas.

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