De la confusión y la confrontación, emerge Anaya

sábado, 9 de septiembre de 2017 · 20:03
Al cabo de una semana de hechos confusos y confrontación partidista, los dirigentes del recién nacido Frente Ciudadano por México, integrado por el PAN, el PRD y el MC, están optimistas después tras obligar al presidente Peña Nieto a no imponer el “pase automático” del procurador Raúl Cervantes al cargo de fiscal transexenal. Pese a que los frentistas confían en ganar la elección federal de 2018 con sus recursos políticos y económicos, señalan que aún falta definir los procedimientos para nombrar a su candidato presidencial –Ricardo Anaya aún no lo es–, que se enfrentará al abanderado de la alianza encabezada por el PRI y sobre todo al de Morena-PT: López Obrador. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- A dos días de haberse constituido, el Frente Ciudadano por México (FCM) –que por primera vez en la historia une a partidos de derecha e izquierda– asestó una derrota al presidente Enrique Peña Nieto, quien desistió de imponer como fiscal general mediante “pase automático” al priista Raúl Cervantes a cambio de la instalación de la Cámara de Diputados, y fortaleció el proyecto presidencial del panista Ricardo Anaya, el principal promotor de la alianza. Luego de su derrota, el propio Peña Nieto confirió a Anaya, sin nombrarlo, preeminencia como opositor, por encabezar la estrategia de las bancadas de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC) para frenar, por ahora, la conversión del procurador Cervantes a lo que organizaciones civiles denominan “fiscal carnal” transexenal. “Nadie está para recibir consigna alguna, instrucción alguna que entorpezca el trabajo legislativo. Están ustedes para cumplirle a los mexicanos. Y espero que con este sentido de responsabilidad nuestras instituciones sigan trabajando para los mexicanos y no para atender consignas particulares o proyectos individuales”, dijo Peña a diputados de Oaxaca, en referencia a Anaya. De acelerado ascenso político en el sexenio de Peña –presidente de la Cámara de Diputados, coordinador parlamentario, secretario general y dirigente nacional del PAN–, Anaya concitó los elogios del oficialismo –“joven maravilla”, lo llamaban– cuando avaló todas las reformas del Pacto por México, incluido el “pase automático”. Pero ahora es acusado por los priistas y la facción panista adicta a Felipe Calderón y Margarita Zavala de acumular una riqueza indebida y de asumir en el PAN una conducta “autócrata” ante la disidencia, señalamientos que se suman a los de traición y de lucrar con los recursos de su partido para edificar su candidatura presidencial. “Recicla muy rápido sus lealtades”, definió Javier Corral a Anaya, su rival por la presidencia del PAN en 2015. “En breve tiempo, más pronto de lo que yo pensaba, están abandonadas las ideas de la presumible regeneración del PAN. Él ya arrancó su precampaña y usa los recursos del partido y las prerrogativas oficiales para promover su imagen con un discurso, por cierto, absolutamente hueco” (Proceso 2038). Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2132, ya en circulación

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