Anaya, el candidato que fracturó al PAN

miércoles, 3 de enero de 2018 · 10:46
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Salvo su primer candidato presidencial, Efraín González Luna, en 79 años de historia el PAN nunca había tenido una candidatura única a la Presidencia como la de Ricardo Anaya, quien la impuso con todo el poder de la dirigencia. Uno a uno, todos los panistas que ambicionaban la candidatura se le fueron rindiendo a Anaya, que será candidato de la coalición Con México al Frente: Luis Ernesto Derbez, Juan Carlos Romero Hicks y Ernesto Ruffo. Margarita Zavala optó por irse del PAN y explorar la vía independiente. Rafael Moreno Valle, quien hizo campaña interna todo 2017, es el único que aún podría pelear la candidatura antes del 7 de enero, cuando se vence el plazo para inscribirse, pero se da por hecho que negociará con Anaya que su esposa, Martha Érika Alonso, sea la candidata a gobernadora de Puebla. “Dedazo y autodedazo son de un cinismo y autoritarismo que no tienen cabida en una democracia. Si dentro de un partido no hay debate y sólo cuenta una sola persona, el resultado es una política hecha de obediencia y ambición, no de ideas ni de principios”, censuró Felipe Calderón –esposo de Zavala– a Anaya el martes 19 en su cuenta de Twitter. “Sí, la candidatura de Anaya es un vil atropello a toda la vida interna orgánica y a la historia del PAN”, acusa el viejo panista guanajuatense Juan Miguel Alcántara Soria, quien afirma que ha quedado claro, “dentro y fuera del PAN, que Anaya no puede tener ninguna legitimidad”. –¿Es entonces un precandidato presidencial espurio? –Es un candidato único que diseñó, desde el principio, construir las condiciones para ser único, para no someterse a lo que hasta ahora siempre había sido la norma inviolable de todos los candidatos de Acción Nacional: pasar por procesos democráticos internos. Aquí se impuso y, en consecuencia, es una candidatura ilegítima de origen. Procurador de Justicia en el primer gobierno panista de Guanajuato, subprocurador general de la República en el sexenio de Felipe Calderón, Alcántara recuerda que si bien Vicente Fox fue también candidato único, en el 2000, sí pasó por un proceso de validación interna de la militancia. “Y en este caso, además, es la primera vez en la que quien se hace de la candidatura presidencial era presidente del partido, precisamente agotando hasta el último minuto para renunciar a la presidencia, de manera tal de prolongar la condición de ventaja que se diseñó para sí mismo, incluso con una reforma estatutaria que todavía está en tribunales resolviéndose si fue realmente la que aprobó la Asamblea Nacional Extraordinaria o si hubo un acta cachirul para permitirle renunciar hasta un día antes de que se hiciera el registro de precandidatos.” Nunca había habido una candidatura como la de Anaya: “La primera candidatura del PAN, la de González Luna, fue proclamada en una Asamblea Nacional y desde entonces hasta la elección de Josefina Vázquez Mota, en 2012, todas las candidaturas tuvieron como condición de factibilidad la elección de la militancia, en primer lugar, y piso parejo, condiciones de equidad interna, que hoy no las hubo”. Sin embargo, para el presidente de la Comisión de Doctrina del PAN, Juan José Rodríguez Prats, Anaya no es responsable de ser el aspirante único a la candidatura presidencial, porque fue decisión de Romero Hicks, a quien él apoyaba, y de Ruffo Appel renunciar a su aspiración. “Hay un problema de origen: la animadversión a la política. Hay un rechazo al político profesional. Les tengo aprecio y admiración a Romero, a Ruffo y a Derbez, que son preparados e inteligentes, pero debieron haber tomado la decisión hace varios meses. Cuando están viendo que Ricardo está haciendo todo, lo único que dicen es: ‘Vamos a ver’, ‘lo estoy pensando’.” Eso pasó también, recuerda, con Fox en el año 2000, cuando muchos panistas animaban a Diego Fernández de Cevallos a competir internamente. “Le decíamos que diera la pelea. ‘Déjenme ver, lo estoy pensando’, decía. Y al final dijo que no. Ya cuando te dicen: ‘Lo estoy pensando’, se jodió la cuestión”. Rodríguez Prats rebate a quienes acusan a Anaya de que se aprovechó de su cargo para apoderarse de la candidatura presidencial: “¡El problema está en que los malos ganan cuando los buenos deciden no hacer nada!” Amigo de Ruffo, el exsenador y exdiputado del PAN, que antes fue priista, revela que un día le dijo que no le creía que buscara ser candidato, porque no le veía temple: “Le dije: ‘Eres un culero’. Se rió, lo tomó a juego. Pero es el mismo caso de Diego: no tienen la pasión política. Lo digo sobre Ruffo y Juan Carlos: la tragedia de México es que los buenos son timoratos. Esa es la tragedia: El malo va por todo, porque la lucha política es su vida”. –¿Anaya es capaz de lo que sea? –Anaya es una fiera y va a ganar. Rodríguez Prats reclama inclusive que Felipe Calderón haya evadido la pelea interna: “El mayor ejemplo de ingratitud y deslealtad es Calderón, porque la fuerza que se pudo haber tenido para frenar a Anaya era la que podía encabezar él. Y en su afán de imponer a su mujer, asumió la misma actitud. Entonces le dejaron solo el campo de batalla. ¿Por qué Margarita Zavala se fue? Porque no gana”. Seguro de que Anaya tiene grandes posibilidades de ganar, Rodríguez Prats acepta que para él es una incógnita su personalidad: “¿Qué clase de candidato será?, ¿y si llega, qué clase de presidente?, ¿cómo va a gobernar?, ¿va a respetar al PAN?, ¿va a cuidar los principios? No lo sé, sería demasiado superficial decir que sí. Ese es el riesgo que se corre. Como presidente de la Comisión de Doctrina trataré de defender al PAN. Pero sí te puedo decir que no es culpa de Anaya”. –Usted lo está justificando. –¡Sí, sí! Anaya entró a un partido para satisfacer su vocación política. ¡Para hacer política y luchar políticamente! Y avanzó y avanzó y avanzó. Ahora dice que no hay proceso democrático, ¿y por qué no hay proceso democrático? Porque no hay quien quiera. Ahí está el problema. “Ahí está Javier Corral, que dijo: ‘A mí me vinieron a decir y yo no quise’. ¡Ah, qué bonito! Yo no culpo a Ricardo. Está actuando como lo que es: un político profesional. Es una persona con una estructura mental, con un discurso, con una preparación, se lo he dicho. Yo he tratado a los políticos más relevantes en los más recientes años. Y a mí me sorprende con sus grandes habilidades. Anaya, como Fox El exdiputado federal Alcántara Soria reconoce que, en efecto, Anaya tiene cualidades, pero todas son contrapuestas a la ética política y a la filosofía del PAN, y más bien se acercan a las prácticas del PRI, donde Anaya se inició. “La historia personal y política de Ricardo Anaya –desde que incursionó en el PRI juvenil de Querétaro y después, cuando el PRI pierde la gubernatura de su estado, da el chaquetazo y se pasa al PAN–, es una historia de traiciones y ambiciones, de un hombre taimado que, efectivamente, de una manera habilidosa, ha logrado escalar vertiginosamente. “Pero esas traiciones a todos los que lo han apoyado en el pasado (Francisco Garrido, Gustavo Madero, Felipe Calderón) lo pintan desde antes como un hombre sin escrúpulos, sin referentes éticos y que por lo tanto no se corresponde con la visión de Manuel Gómez Morín, que exigía que la ética rigiera la conducta de todo ciudadano de cualquier partido político.” Más allá de las posibilidades de Anaya de ser presidente de México, Alcántara Soria dice que el paso de éste por el PAN fue destructivo. “El PAN queda como una franquicia que usufructúa Anaya, tirando por la borda toda una historia de un partido que durante muchos años fue el único que se le consideraba terco en exigir la vigencia de la democracia electoral, como primer paso para llegar a la democracia de contenidos económicos, sociales y culturales. Esa esencia democrática y esa exigencia de hacer que la ética rigiera la vida política hoy está despreciada, tirada por la borda por Anaya.” Por eso, anticipa, habrá más renuncias de dirigentes del PAN: “Es un partido sin alma, un cascarón, y algunos pensamos que hay que reconstruirlo, más allá de cuál sea el resultado que obtenga Anaya”. –Si gana, ¿va a seguir siendo dueño del PAN? –Anaya ya logró lo que quería: El PAN es un instrumento para sus propósitos. Está igual que Vicente Fox: No les interesa el PAN. A ambos les interesa el poder. Desde que Fox era precandidato presidencial sostuve, porque conocí su forma de pensar, sus afinidades, sus lealtades, que Fox no era panista, Fox era foxista. Anaya es igual. Este texto se publicó el 31 de diciembre de 2017 en la edición 2148 de la revista Proceso.

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