En el equipo de Meade, personajes con antecedentes dudosos y perdedores

miércoles, 7 de marzo de 2018 · 10:22
Pese a los cuestionamientos y acusaciones formales que acumulan varios integrantes del equipo electoral de José Antonio Meade, muchos priistas se dicen confiados en la victoria. Afirman que el candidato frentista Ricardo Anaya no se levantará de la acusación de lavado de dinero que enfrenta en la PGR, lo que en opinión del coordinador de voceros de Meade, Javier Lozano, determinará una “final” en la que el candidato del PRI-PVEM-Panal enfrente a López Obrador, quien ha encabezado desde el comienzo los sondeos en este proceso electoral. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La primera semana de intercampaña fue para los priistas y el equipo de José Antonio Meade un punto de quiebre y consideran que a partir de ahora ya se perfila una contienda con Andrés Manuel López Obrador, porque especulan que Ricardo Anaya no se repondrá del escándalo por el presunto delito de triangulación de 54 millones de pesos, tipificado como lavado de dinero, que investiga la Procuraduría General de la República (PGR). Luego del acto en el Foro Sol, al que llevaron más de 20 mil personas de varios estados y en el que Meade fue registrado como candidato presidencial del PRI, así como de la presentación de un grupo variopinto de generaciones distantes y de origen político antagónico que integran el equipo de campaña y de coordinadores de la estructura territorial, los priistas consideran que tienen la suficiente fuerza para enfrentar a Andrés Manuel López Obrador. No obstante, algunos de estos integrantes del equipo de Meade que aparecen en la lista y en la foto difundidas el 26 y 28 de febrero arrastran antecedentes polémicos y cuestionables. Uno de ellos es Baltazar Hinojosa, coordinador de Estrategia para el Campo, expresidente municipal de Matamoros y recientemente candidato perdedor a gobernador de Tamaulipas. Su nombre aparece en el expediente de Tomás Yarrington, quien fuera gobernador y actualmente permanece detenido en Italia por sus presuntos nexos con el crimen organizado. Rosario Brindis, diputada federal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), fue denunciada ante la Secretaría de la Función Pública por trabajadores de Pemex a raíz de que a su esposo, Alberto Ríos Treviño, la empresa productiva del Estado le asignó directamente un contrato de 567 millones de pesos. Arturo Escobar, exdirigente del PVEM, tuvo que renunciar a la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación por la acusación de entregar dádivas ilegales y contratar proveedores no autorizados en las elecciones de 2015. Alejandra de la Sota, estratega de comunicación, y Javier Lozano, coordinador de voceros, ambos provenientes del PAN, fueron colaboradores de Felipe Calderón; asimismo, Julio Di Bella, encargado de construir la red ciudadana, a pesar de que fracasó en la asesoría que le dio a Josefina Vázquez Mota en su campaña presidencial en 2012 y en la campaña del año pasado por la gubernatura del Estado de México. También ha sido objeto de señalamientos el exgobernador mexiquense Eruviel Ávila, vicecoordinador de la campaña de Meade, quien estuvo inmerso en los escándalos de la trasnacional OHL por tráfico de influencias y otros ilícitos cometidos en España y en México. Además de la reciente denuncia que la legisladora Karen Hurtado interpuso en la Cámara de Diputados para que se investigue el probable daño al erario por un monto superior a mil 551 millones de pesos durante el ejercicio fiscal 2016 en el gobierno del Estado de México. Humberto Roque Villanueva, célebre por la señal que hizo en 1995 para festejar el aumento de 50% al IVA, como líder de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, fue designado coordinador de vinculación con las iglesias. Como asesores políticos resaltan veteranos militantes “resucitados”, como Heriberto Galindo Quiñones, un viejo lobo de las áreas de comunicación social de al menos cinco instituciones desde hace varias décadas; Enrique Jackson, quien le dio su primer trabajo político como asesor a Aurelio Nuño; y Augusto Gómez Villanueva, expresidente del PRI y fiel seguidor del presidente Luis Echeverría Álvarez. Sobresalen en el equipo de Meade dos integrantes del grupo Hidalgo: el exsecretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, ahora coordinador de la campaña de senadores, y Mariana Benítez, representante ante el INE, quien pertenece al grupo del exprocurador general de la República Jesús Murillo Karam. En entrevista, el senador Javier Lozano Alarcón sostiene que en el equipo de campaña de José Antonio Meade –compuesto por 37 personajes de origen político variopinto y los 32 coordinadores estatales– hay cohesión con el partido, “para que no haya este sentimiento de que somos equipos distintos o grupos por separado, o que por no ser militante activo del partido no hay empatía, presencia o confianza”. Agrega que se tendrá claridad de dónde hay mayor estructura territorial, dónde hay más sufragios y simpatizantes, dónde hay que ir a conquistar nuevos votantes y también la posibilidad de tener una mejor detección del voto y saber dónde enfocar mejor sus baterías, lo cual da un mejor resultado electoral. El obús contra Anaya Lozano sostiene que la investigación judicial que pesa sobre Ricardo Anaya pegó en su “línea de flotación” y eso le ocasionará un impacto negativo que lo hará caer del segundo lugar en las preferencias ciudadanas. Otros integrantes del equipo de campaña consultados acerca de la investigación de la PGR sobre el candidato de la alianza PAN-PRD-MC indican que el “obús” fue también un mensaje para los empresarios más importantes del país que ya le estaban dando la espalda a Meade y volteaban a ver al joven panista como el candidato a apoyar. Consideran que si Anaya ya no se recupera de este “torpedo”, este mes Meade empezará la campaña en segundo lugar, con posibilidades reales de ganarle a López Obrador, pues tienen una mejor estructura electoral que Morena para cubrir todo el país. “En esta etapa de intercampaña, la semana pasada fue buena para nosotros porque se presentó a un buen equipo de coordinadores regionales que son puro peso pesado, con Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes, René Juárez Cisneros, Mariano González Zarur y Alma Carlina Viggiano Austria. “Todo eso en contraste con lo que se vio en las otras dos campañas, una de ellas de Morena, con la lista de senadores plurinominales que incluye a Napoleón Gómez Urrutia y Nestora Salgado, que es absolutamente cuestionable y criticable, y por otro lado, el escándalo que se desató de Ricardo Anaya, con la triangulación de dinero, de lavado de dinero, un tema que le pegó en la línea de flotación y del que ya no podrá salir, porque es un tema serio que no se puede solucionar de un día para otro. Entonces estamos en una buena etapa”, sostiene Lozano. Según el senador poblano, la campaña de Meade gana credibilidad y sobriedad y, en términos de presencia, “se percibe más robusta, con planteamientos más sólidos, basados en una experiencia como la que tiene José Antonio Meade, frente a este cúmulo de ocurrencias o de aliados impresentables, o de plano de la sospecha de estar involucrado en lavado de dinero de quien está buscando la Presidencia de la República”. E indica: “Yo siento muy bien al candidato, muy echado para adelante, muy convencido de lo que viene y de cómo presentarlo. El equipo ya se presentó muy bien, a los coordinadores estatales… Ya tenemos muy claras nuestras funciones”. –¿Qué responde a estas opiniones y críticas de que se está utilizando a la PGR para atacar a Ricardo Anaya y quitarlo del segundo lugar? –Bueno, la instancia a la que le corresponde investigar un delito federal es la PGR. No se utiliza como parte de una guerra sucia sino como parte de una investigación de una posible comisión de delitos federales. No se trata aquí de usar a la PGR, sino de un caso de un político metido en un escándalo que puede derivar en una red de delincuencia y de lavado de dinero. De eso estamos hablando, no por una actuación o vocación de carácter político de la institución. “Yo rechazo esa opinión de manera absoluta porque ni modo que la PGR no actúe por tratarse de un personaje político, ni modo de que no atienda el tema. Además, la denuncia no vino del Estado ni del gobierno, vino de dos personajes confesos que están en medio de esta trama y señalan con absoluta claridad que quien los había contratado es este señor Barreiro para hacerle llegar el dinero, en última instancia, a Anaya en un esquema de lavado de dinero... “No por ser candidato a la Presidencia se va a dejar de investigar el caso o de plano no aplicar la Constitución y la ley. El que la hace la paga y si él, como todo parece indicar, está metido, que la pague aunque sea candidato a la Presidencia. ¡Imagínate que fuera al revés, que quien estuviera metido fuera José Antonio Meade! Desde la oposición estarían hablando de un tratamiento privilegiado o exclusivo. Aquí los que están señalando son los que fueron contratados por Barreiro, y a él lo están buscando porque tiene mucho qué decir”. El coordinador de voceros de Meade insiste en que en el caso de Anaya existen los elementos para que se investiguen sus vínculos en una red de lavado de dinero o de evasión fiscal, y que tendrá que pagar las consecuencias. “Pero no porque le hayan echado el aparato del Estado, sino porque se activan las instituciones a partir de lo que dice la ley, por cuanto hace posible la comisión de delitos”, reitera. La final, contra AMLO Al pedirle su punto de vista sobre las afirmaciones de que el PRI está utilizando el aparato del gobierno para apuntalar e impulsar la candidatura de Meade, Lozano responde: –En cada elección se habla de elección de Estado, estés donde estés, sea del partido que sea, y el llamado siempre es al gobernador en turno o al presidente de que saque las manos de la elección. No es una novedad que ahora se den este tipo de acusaciones sesgadas, que son parte de una tradición en nuestro país, de sospechar que el gobierno en turno le hace el favor al candidato de su partido. “De ahí a que sea cierto, a que tengan elementos, a que tengan pruebas y a que puedan verdaderamente afirmar con elementos suficientes que hay una elección de Estado y de que esa elección va a definir el resultado, me parece que hay un abismo, porque no sucede así.” Rechaza la afirmación de Porfirio Muñoz Ledo de que se está preparando un fraude electoral. “¿De dónde y por qué puede hacer una afirmación tan ligera como esa? Insisto, esa afirmación se repite siempre, eso es un insulto a las instituciones como el INE y a los funcionarios de casilla, que son ciudadanos elegidos por insaculación. Hay que tener respeto. Nosotros no somos los que mandamos al diablo a las instituciones”. Pide que nadie se espante si ven “sombrerazos” en esta contienda electoral, “porque se trata de ver quién es quién en todo esto, porque si alguien hace una oferta hay que ver si es creíble o no, a partir de la hoja de vida de esa persona”. –Con todo lo que ha pasado en la semana y lo que puede ocurrir en los próximos días, ¿ustedes estiman que pueden llegar en segundo lugar para el arranque de la campaña? –Yo espero que dentro de un mes, cuando inicie la campaña, tengamos una posición más sólida en la intención del voto. Aunque estamos aún muy lejos, faltan tres meses para que se den las elecciones y se van a mover mucho las cosas con los debates y la presencia de los candidatos independientes. Emulando un juego de cartas, Lozano dice que cuando arranque formalmente la campaña a finales de marzo habrá una baraja nueva y que Meade estará en una nueva posición en las preferencias ciudadanas. “Pero anticipo que la gran final la vamos a jugar contra López Obrador y ahí se va a dar el dilema de la elección, dependiendo de la propuesta que se haga por parte de Meade y la que haga López Obrador. Ahí va a tener mucho que ver el voto útil”. Confiado, manifiesta: “Creo que como avance la campaña tendremos mejores resultados y pienso que al final, en este contraste y confiando en la sabiduría del electorado mexicano y en el voto de conciencia de la gente, vamos a lograr el triunfo”. Este reportaje se publicó el 4 de marzo de 2018 en la edición 2157 de la revista Proceso.

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