Al cine, la fuga de guerrilleros del penal Oblatos en 1976

domingo, 6 de octubre de 2019 · 10:21
Los jóvenes activistas pertenecientes a la Liga Comunista 23 de Septiembre, encarcelados en Oblatos por el gobierno de Luis Echeverría Álvarez lograron escapar del penal tapatío el 22 de enero de 1976. Con los testimonios de tres prófugos, el realizador oaxaqueño Acelo Ruiz Villanueva documenta aquellos años de represión priista en la película Oblatos, el vuelo que surcó la noche, en la cual reivindica esa etapa nacional “oculta a las nuevas generaciones”. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En medio del periodo de la llamada Guerra Sucia en México (1964-1982), seis guerrilleros –de los cuales unos esperaban condenas largas y otros deseaban reintegrarse a la lucha armada– decidieron fugarse de la prisión de máxima seguridad de Oblatos, en Guadalajara. Ese suceso es “muy fuerte y emocionante” para Acelo Ruiz Villanueva, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC); lo que filmó el documental Oblatos, el vuelo que surcó la noche: “Cuando estaba en el CCC tenía clavado el escape de esos seis partisanos; me parece la fuga de Alcatraz a la mexicana. Con el documental (filmado de marzo de 2014 a mayo de 2018) deseaba reivindicar una etapa de la historia de México que se encuentra oculta para las nuevas generaciones. Una guerra que tuvo muchísimas víctimas: desaparecidos y asesinados. Un sinúmero de jóvenes no saben que hubo una guerra intestina entre el Estado Mexicano y grupos de revolucionarios armados, integrados por personas de 20 y 21 años.” Además, el realizador nacido en Oaxaca, Oaxaca, en 1986, se preguntaba: ¿Por qué esos jóvenes tuvieron esa valentía, qué necesitan unos chicos de 20 años para poner en riesgo su vida en aras de una causa y qué los llevó a todo eso? Después de hablar y filmar a los sobrevivientes de esa fuga y a algunos de los que los ayudaron desde afuera del penal, cree que “su fortaleza, su humanidad y su amor a la vida eran muy grandes, porque vencieron obstáculos dolorosos como la pérdida de compañeros y familiares, la represión y la persecución, y aún hoy son personas alegres, optimistas que siguen participando en la lucha democrática de este país”. Escaparon: Mario Álvaro Cartagena López Guaymas, Francisco Mercado Espinoza, Armando Escalante Morales, Antonio Orozco Michel (autor del libro Fuga Oblatos), Guillermo Pérez Mora y José Natividad Villela Vargas. Los seis formaban parte de Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S), uno de los grupos clandestinos de resistencia más importantes de la nación. En el largometraje, de 105 minutos, que competirá en la sección Documental Mexicano de la 17 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, a efectuarse del 18 al 27 de octubre próximo, contiene testimonios del plan de salida de ese penal, por Cartagena López Guaymas, Bertha Lilia Gutiérrez Campos Tita, Orozco Michel y Villela Vargas, entre otros. Mucho amor a la vida En la cinta recuerdan que al descubrir un muro del baño de la última celda de la planta alta, que no había sido reforzado como los demás y daba a la muralla de la prisión, iniciaron su plan de fuga en noviembre de 1975 y concretaron la partida el 22 de enero de 1976 para reincorporarse a la LC23S; sólo Villela Vargas no regresó al movimiento y por mucho tiempo no supieron de él. Ruiz Villanueva, quien también es caricaturista (oficio por lo cual obtuvo el Premio Nacional de Periodismo 2018), rememora que se acordó que Orozco Michel había escrito un libro y comenzó a buscarlos. Dentro del CCC, se le pregunta a Cartagena López cuál fue su sentir de narrar lo que vivió y resistió. “Fue muy emocionante participar en este documental, porque los gobiernos tergiversan mucho la historia de los grupos revolucionarios de aquella época. En la cinta se plasma todo ese amor a la vida, porque necesitas poseer mucho amor a la vida para entregarla en aras de un movimiento. Aquí se retratan fielmente las acciones que efectuamos, la participación de los familiares y de muchos compañeros, y el grado de conciencia que alcanzamos para volvernos a integrar a la Liga, aún sabiendo que nos enfrentábamos tanto a las torturas como a la misma muerte.” En la conversación, Ruiz Villanueva apunta a Proceso: “Han pasado 43 años de ese hecho, el cual refleja el nivel de organización y capacidad política que logró en ese momento la Liga Comunista 23 de Septiembre. Ahora me parece bello que esos exmilitantes, antes motivos de la nota roja o de los anuncios de ‘Se buscan’ puedan, con la frente en alto, narrar ante un público su lucha y lo que les pasó. En la película se observa cómo calificaban a estos jóvenes los medios dominantes del gobierno de entonces –en aquellos tiempos el presidente era Luis Echeverría Álvarez–: terroristas, desadaptados sociales, homosexuales, drogadictos, promiscuos, con problemas de aprendizaje y de enfermos mentales.” Oblatos… muestra a cuadro al propio mandatario Echeverría, quien públicamente se refiere a los combatientes en los siguientes términos: “Estos pequeños grupos de cobardes terroristas, desgraciadamente integrados por hombres y por mujeres muy jóvenes, surgidos de hogares generalmente en proceso de disolución, mayoritariamente niños que fueron de lento aprendizaje, adolescentes con un mayor grado de inadaptación que la generalidad, con inclinación precoz al uso de estupefacientes, en sus grupos con una notable propensión a la promiscuidad sexual y con un alto grado de homosexualidad masculina y femenina…” El realizador evidencia inmediatamente: “Lo curioso es que aún quedan ecos de esa estigmatización” y destapa que gente de Monterrey le ha escrito para vilipendiar la película, sin haberla visto. Por otro lado, destaca que en el pasado Festival Internacional de Cine de Guadalajara, donde obtuvo el Premio del Público, fue vista en una sala por alrededor de 400 personas, “y los asistentes simpatizaron muchísimo con los guerrilleros y los comprendieron”. Para Cartagena López, Oblatos, el vuelo que surcó la noche es un homenaje “a esos compañeros que fallecieron, que dieron parte de lo más hermoso de la vida que es su juventud en aras de un movimiento”. El peor de los escenarios Orozco Michel platica en el documental, cuya fotografía estuvo a cargo de Fernando Hernández García: “Demostramos una y otra vez nuestra disposición a darlo todo por un cambio revolucionario, por un cambio radical en las estructuras económicas y políticas del país, y por la única vía que consideramos legítima y posible: la vida armada para la toma de poder.” Igual, a cuadro, Cartagena López conversa ante un grupo de universitarios: “Estaba en la escuela vocacional en Guadalajara, de la generación 1969-1971, y fundamos el Frente Estudiantil Revolucionario que sustituyó a la Federación de Estudiantes de Guadalajara. No andábamos armados, pero luego empezaron a desaparecer compañeros y los empezaron a golpear, y nos vimos en la necesidad de armarnos.” Manifiestan en la cinta que no confiaban en el Estado; pero nunca pensaron que los iban a reprimir. Ante la cámara, Bertha Lilia Gutiérrez Campos Tita, quien desde afuera ayudó en el proyecto de fuga, declara: “Era la cárcel, la desaparición, o la muerte. Así que de los males, el menor fue la prisión.” Ella después sería encarcelada. En diálogo con este semanario, Cartagena López destaca que llegaron a ser en la LC23S más de mil 500 miembros en toda la República, “quedamos vivos más o menos nueve”. Ruiz Villanueva acentúa que de los seis que escaparon del penal, tres viven. –¿La Guerra Sucia era peor que la situación de ahora? –se les interroga–. Cartagena López precisa: –No hay comparación. Creo que ahora es peor la situación, porque desde hace dos sexenios, cuando empezó el entonces presidente Felipe Calderón la famosa lucha contra las drogas, empeoró el escenario. Cuento con sesenta y tantos años, y nunca había visto etapas tan tristes, en las cuales la principal característica de todos los asesinados y desaparecidos, es gente trabajadora, personas pobres. “Hoy las cifras de muertos y desaparecidos son enormes. Con los gobiernos fascistas de América Latina hubo 20 mil, 30 mil o 40 mil desaparecidos. Ahora en México hay más de 40 mil desaparecidos. Y más de 200 mil personas que fueron asesinadas principalmente en los sexenios de Calderón y Enrique Peña Nieto, que fue su característica principal.” Determina, preocupado: “¡Es muy triste la situación!” Hacia 1974 y en la Ciudad de México, Cartagena López fue de nuevo detenido por policías y lo balearon “sobre todo en las piernas”, por lo que fue llevado a la Cruz Roja. Luego lo trasladaron al Campo Militar número 1, donde fue torturado. Como no le atendieron sus heridas, se le gangrenó la pierna izquierda y se la cortaron en el Hospital Militar. Ruiz Villanueva coincide con el exmilitante sobre la actualidad del país: “Creo que hoy es peor la realidad de México. Nos han sumido en una guerra de genocidio, del Estado contra la juventud, contra las masas trabajadoras, pretextando una guerra contra el narcotráfico. La cantidad de víctimas y la cantidad de terror es muy superior. Es importante señalar que los jóvenes que retrata la película, quienes por mucho tiempo fueron los villanos de la historia, en realidad tenían causas pensando en el pueblo, sueños, que pueden ser compartidos o no por la gente.” Opina que las exploraciones documentales que se han acercado al fenómeno del movimiento armado en México “generalmente retratan un movimiento derrotado, avasallado por la represión desmedida del gobierno, poniendo en primer plano la denuncia de la represión”. Continúa: “Esas exploraciones han sido necesarias; sin embargo mi acercamiento personal es otro: el retrato de la convicción como motor humano para superar los peores obstáculos. Los protagonistas de la fuga son hombres que no se arrepintieron de haber elegido ese camino. Sus ideales sobreviven a pesar de que viven en un mundo que ha cambiado, donde la secuela de la represión y el estigma social intentan ser superados.” El pasado 23 de septiembre, por la recomendación número 26 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en nombre del Estado mexicano la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ofreció una disculpa pública a Martha Alicia Camacho Loaiza, quien fue esposa de José Manuel Alapizco Lizárraga (ejecutado extrajudicialmente); los dos eran de la LC23S cuando el 19 de agosto de 1977 fueron apresados y torturados. El acto fue en el Centro Cultural Tlatelolco, y al final se enumeró a los 43 estudiantes que hace cinco años desaparecieron en Iguala, Guerrero, y la propia secretaria de Gobernación se sumó al fuerte grito de “¡Justicia!”. –La Guerra Sucia todavía no se aclara, ¿podrá este documental ayudar al respecto? El director del largometraje explica: –La película ahora está arrancando, va a recorrer varios circuitos de festivales para que la gente lo vea y conozca. Después, creo, será un documento para foros pequeños, de derechos humanos y universidades. La película puede incitar a la discusión de lo que se vivió y se avance en un tópico que es urgente resolver. Este nuevo gobierno posee la posibilidad de decirnos dónde están los desaparecidos de esa época, porque hay pruebas fehacientes que nosotros hemos visto y tenemos fotografías, en los archivos de la Dirección Federal de Seguridad. ¡El Estado mexicano debe castigar a los culpables…! “La luna de miel que existe ahora entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el Ejército Mexicano debe superarse, y pasar a temas urgentes como el de la justicia, porque sin justicia no se puede resolver el problema de la seguridad. No puede poner al Ejército a cuidar la seguridad pública de este país si hay conflictos pendientes de justicia, como son los desparecidos y asesinados en la Guerra Sucia.” Este texto se publicó el 29 de septiembre de 2019 en la edición 2239 de la revista Proceso

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