Después del escándalo que provocó la difusión de la lista de grandes contribuyentes beneficiados por amnistías fiscales en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, el martes 1, la titular del SAT, Margarita Ríos-Farjat, dice en entrevista que en algunos casos pudo tratarse de una estrategia para evadir impuestos. Y si bien eso quedará “en la conciencia” de quienes maniobraron así, fueron los gobiernos los que mediante la ley de ingresos vulneraron el Código Fiscal de la Federación, es decir, el estado de derecho y la justicia fiscal.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Los contribuyentes que no pagaron sus impuestos a sabiendas de que se beneficiarían de una amnistía fiscal, como las que aplicaron Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, tuvieron estrategias equiparables a la evasión fiscal, estima Ana Margarita Ríos-Farjat, titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT).
“Si tú eres un contribuyente y no estás pagando porque estás esperando una medida extraordinaria para abstraerte de tu obligación fiscal, pues estás evadiendo el fisco”, dice.
El martes 1 la dependencia a su cargo publicó la lista de los contribuyentes que dejaron de pagar 188 mil 676 millones de pesos de impuestos gracias a los programas de amnistía fiscal de Calderón y Peña Nieto.
Ríos-Farjat, abogada y doctora en política pública, recuerda que las amnistías fiscales nacieron en leyes de ingresos impulsadas por los últimos tres presidentes anteriores al actual, las cuales “más bien tenían un carácter político” pero generaron un efecto “perverso” e injusticia fiscal.
En entrevista, la funcionaria critica la “falta de ética fabulosa” de algunos abogados y contadores que trabajan para las grandes corporaciones del país, y afirma que varios “grandes contribuyentes” la consultaron “amablemente” para convencerla de aplicar una nueva amnistía fiscal. Sin embargo, se muestra prudente al abordar casos específicos.
“Si te digo algo no me lo vas a creer: yo no me fui por el lado de estar viendo la lista. La tengo, la conozco, sí, pero si crees que me puse a analizarla, no. Si me preguntas por el caso particular de un contribuyente, ni te lo voy a contestar, por mi puesto, y además muy probablemente no lo he visto. Porque es una manera sana de que yo haga mi trabajo”, se deslinda.
Las grandes empresas que controlan la economía mexicana desde hace dos décadas y crecieron al amparo del poder, cuyos dueños figuran en la exclusiva lista de Forbes –como Carlos Slim, Alberto Bailleres, Ricardo Salinas Pliego, Germán Larrea y Manuel Velasco–, fueron las más beneficiadas por las condonaciones de impuestos.
Mediante 60 juicios de amparo contra resoluciones del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de los Datos Personales (Inai), 201 grandes empresas –entre ellas Grupo Carso, América Móvil, Televisa, TV Azteca, Grupo Elektra, Grupo México o Industrias Peñoles, según Reforma– lograron que el SAT no diera a conocer su identidad ni los montos millonarios que les fueron condonados entre 2007 y 2015.
“¿Por qué llaman tanto la atención los grandes contribuyentes? –cuestiona–. Por lógica matemática son los grandes beneficiados. Si a ti te condonaron dos o tres pesos, porque había muchos casos así, pues no es historia. El problema es cuando te condonen, no sé, por ejemplo: las 201 empresas con amparos suman 101 mil millones de pesos; una tercera parte del monto total de la condonación.
“Este juicio de amparo está continuando con esta diferenciación de contribuyentes: son 201 contribuyentes y no se sabe quiénes son. Y nosotros no vamos a revelarlo, de ninguna forma, porque estamos en un estado de derecho. Pero estamos viendo que hay una desigualdad.”
–¿Es válido el derecho a la privacidad en el caso de condonaciones?
–Como dice el artículo 134 constitucional, los recursos se deben administrar con transparencia y eficiencia, honestidad y más. Que no hayan pagado el impuesto, eso queda como en un limbo. El IVA que no han pagado, se lo han quedado, pero no es suyo. Ese IVA ya tiene una etiqueta de la nación.
Cabildeo
Al preguntarle si hubo presión o cabildeo de las grandes empresas para aplicar una nueva amnistía, la funcionaria matiza:
–Te voy a contestar con dos letras: sí. No presión, pero sí amablemente nos preguntaban cuándo venía la siguiente amnistía. Y eran contribuyentes que habían obtenido el beneficio en 2013 y a veces en 2006.
“No eran muchos, pero uno que otro. Siento que, si vienen con nosotros, pues deben de haber ido a otras oficinas y a otras instancias del gobierno, o del Poder Ejecutivo, del Legislativo más bien.
“Algunos vinieron conmigo, pero tengo una forma de ser muy seria con todo el mundo que recibo, entonces difícilmente me pueden hacer un planteamiento que no es apropiado, que va en contra de lo que yo considero ético… Es muy difícil que alguien venga y me diga ‘¿Me va a condonar?’.”
–¿Fue una estrategia de los grandes contribuyentes esperar seis años y demorar los pagos de impuestos para beneficiarse de una condonación?
–No me gusta especular. Sin embargo, sí tendría yo la duda de que estuvieran todos ellos ajenos a esto. No te puedo asegurar que sí, porque no soy ellos, yo no sé qué intereses tenga cada uno, pero creo que genuinamente muchos lo esperaban, sí. Y posiblemente algunos hasta lo cabildeaban. Pero eso recaerá en la conciencia de cada contribuyente que haya impulsado esto.
–Si una empresa se benefició de las tres amnistías, ¿podemos presumir que tuvo una conducta delictiva?
–No es delictiva porque la ley le daba la oportunidad de llevar a cabo su condonación. Lo que podemos presumir de esa empresa es que era una empresa desordenada a propósito y que cada seis años iba a pedir su acto de contrición.
–¿Qué responsabilidad tienen los grandes despachos de contadores y fiscalistas que contratan esas empresas?
–Creo yo que hay una falta de ética fabulosa en muchos de mis colegas abogados y nuestros colegas contadores o financieros.
“Soy abogada y, en muchos chats, mis amigos abogados dicen: ‘No, el SAT tal tema, tal juicio contra un contribuyente, pero se les va a caer, porque con un amparo van a lograr A, B, C y D’. O sea, el amparo se ha vuelto el gran protector de interpretaciones fiscales fallidas.”
Dice que desde el arranque de la nueva administración el SAT ha citado a varios grandes contribuyentes que “no solían venir”. “Se sorprenden primero. Se regularizan, nos explican cosas que se daban cuenta que no estaban bien explicadas, pero no estaban acostumbrados a que les dijeran: ‘Oye, no me cuadran tus números’. Eso nos llama la atención.
“De acuerdo con lo que puedo ver y deduzco, no me explico algunas cosas: que no se haya llamado a un contribuyente que tenía cuatro años con algún tema en algunos sectores…”
–¿Qué sectores?
Esboza una sonrisa. Y suelta: “Preferiría no comentarte”.
“No sé si fue o no un favor”
Los programas de amnistías fiscales masivas implementados durante los primeros años de las administraciones de Fox, Calderón y Peña no se impulsaron desde el SAT, sino mediante las leyes de ingresos de la Federación.
De esta manera, dice Ríos-Farjat, “se le sacó la vuelta al candado que estaba vigente en el Código Fiscal de la Federación”, el cual plantea la posibilidad de condonar impuestos en circunstancias excepcionales y bien definidas. Insiste: “La condonación venía en la ley de ingresos; no la hacía el SAT, el SAT no puede condonar (…) pero salía de malo por todos lados”.
La funcionaria busca entre los clasificadores y carpetas, y vuelve a la mesa con el fragmento de la Ley de Ingresos del año 2000 –el primero del gobierno de Fox–, correspondiente a la primera condonación de impuestos.
“Mira cuánto espacio se le dedica a la condonación en la Ley de Ingresos –indica–: no es su lugar, no es su espacio. Esto no está bien. En mi opinión muy humilde y muy honesta.”
Comenta que, con Fox, “el descuento estaba en un rango de entre 10% y 12%; no era mucho”. Pero añade: “Lo más interesante de esta condonación es que, si estabas bien con el fisco en el año 2000, éste no te revisaba los cinco años anteriores. Para mí el descuento no fue lo importante: fue que impidieron al fisco auditar antes, y estamos hablando del periodo de 1995 a 2000”.
En otras palabras: el periodo más polémico derivado de la crisis bancaria, cuando el gobierno de Ernesto Zedillo salvó a decenas de empresas, absorbió las deudas de los bancos en el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) y convirtió esa gran masa en deuda pública.
“Yo no sé si (la condonación) fue un favor o no fue un favor, pero lo veo en términos históricos y políticos –comenta Ríos-Farjat–. Dejó la puerta abierta para el siguiente sexenio (de Felipe Calderón): vuelve a entrar una condonación con la Ley de Ingresos; ya no se menciona que el fisco no puede revisar hacia atrás, pero era algo como ‘paga 20% y te descuento 80%’. Se convierte en un incentivo perverso. Yo dejo de pagar y eventualmente puedo obtener una condonación de ese tipo.
“Se repite en 2013 (con Peña Nieto) y ésa es la perversidad (…) Es muy difícil que una sociedad resista un trago tan difícil; la estás volviendo cínica.”
“Empiezas a entender que hay dos categorías de contribuyentes: los que si se retrasan logran amnistías, y los que son cumplidos y están en orden nunca se retrasan y entonces nunca tendrán derecho a una amnistía. Entonces, ¿qué incentivo da eso? Es perverso.”
Y concluye: “El gran ignorado en la historia es el Código Fiscal de la Federación. O sea, el estado de derecho (…) No puede haber justicia fiscal cuando llega de repente un elemento extraño, como es una Ley de Ingresos, para dar condonaciones que el Código Fiscal no permite”.
Además de las condonaciones de impuestos, la lista que mediante litigios consiguió hacer pública la organización no gubernamental Fundar reveló que los gobiernos de Calderón y Peña Nieto cancelaron por 814 mil 623 millones de pesos de impuestos porque los consideraron incobrables.
En marzo pasado Proceso documentó que algunos de esos créditos fiscales cancelados tenían como deudores a empresas fantasmas y a emisoras de facturas apócrifas involucradas, entre otros asuntos, en el presunto financiamiento ilícito de la campaña presidencial de Peña Nieto y en los presuntos desvíos de recursos estatales para financiar las campañas del PRI en 2016.
Consultada al respecto, Ríos-Farjat reconoce que dicha práctica tiene cierta lógica:
“Cuando tú vas a un domicilio y no encuentras a la persona; se ve que no hay nada, que no existe. Buscas a los socios, no lo encuentras. No tiene bienes, nada registrado a su nombre. ¿Sigues dedicándote a buscarlo? Haces lo que se llama una limpia de cartera. ¿Qué hacemos ahora con ellos? Los pasamos a la Unidad de Inteligencia Financiera. Eso no se hacía antes.”
Abunda: “Que yo sepa, somos los primeros en hacer esto. Antes simplemente se cancelaban y ya, y lo entiendes: suena terrible, muy dramático, pero es que no les puedes cobrar. Lo mandamos ahora a la UIF para que levante banderitas cuando esas personas se vuelven a mover en el sistema financiero”.
Esta entrevista se publicó el 6 de octubre de 2019 en la edición 2240 de la revista Proceso