La crisis política, de violencia y caos en Bolivia pasa por sus fuerzas armadas. De tradición golpista, durante casi 14 años parecía que el ejército había construido lazos sólidos con Evo Morales, hasta que el domingo 10 el general Williams Kaliman “sugirió” su renuncia como presidente. ¿Qué tronó en esa relación con las fuerzas castrenses? Académicos y expertos advierten rastros de una “mano negra” que desde Estados Unidos” impactó contra Evo, exponen el papel histórico de los militares, su capacidad de “adaptarse” ante el gobierno en turno y las posibilidades de que también le den la espalda a Jeanine Áñez, autoproclamada “presidenta constitucional”.
BOGOTÁ (Proceso).– No fue una casualidad que la primera medida de gobierno de la autoproclamada “presidenta constitucional” de Bolivia, Jeanine Áñez, haya sido cambiar a la cúpula militar y pedirles a los nuevos jefes de las fuerzas armadas hacer lo necesario para “mantener la paz” en el país.
Áñez, quien el martes 12 se declaró presidenta de Bolivia en una sesión del Senado carente de quorum, y luego juramentó el cargo ante una Biblia, depende literalmente del apoyo de las fuerzas armadas para mantener el poder.
Ahora, los seguidores del expresidente Evo Morales, quien renunció como jefe de Estado el domingo 10, luego de que los altos mandos militar y policial le sugirieron hacerlo, se movilizan en varias regiones para exigir el regreso del exgobernante de ascendencia aymara. La respuesta es la represión.
Durante las tres semanas de protestas que siguieron a las cuestionadas elecciones del 20 de octubre, en las que Morales supuestamente logró su reelección, hubo tres muertos, uno por semana.
Pero 48 horas después de la renuncia del líder indígena, hasta el martes 12, habían muerto cinco personas más –cuatro de ellas por impacto de bala– en medio de la “intervención conjunta” de las fuerzas armadas y la policía para contener las protestas, según aseguró la Defensoría del Pueblo en un comunicado.
Para el director del Centro de Estudios Superiores Universitarios de la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba –Bolivia–, Fernando Mayorga, las fuerzas armadas de su país “pasaron, en cuestión de horas, de ser garantes de la Constitución, a plegarse a la oposición y a recibir órdenes de autoridades constituidas ilegalmente, como la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez”.
(Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2246, ya en circulación)