La arrendadora de Salinas Pliego que se volvió institución de crédito

domingo, 17 de noviembre de 2019 · 10:07
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Arrendadora Internacional Azteca, SA de CV (AIA), propiedad del multimillonario Ricardo Salinas Pliego, jugó un papel central en la trama de Grupo Fertinal: entre abril de 2014 y diciembre de 2015 prestó 99 millones 430 mil dólares a la empresa de fertilizantes para cubrir sus “necesidades de capital de trabajo”, y financió el polémico dividendo millonario a sus accionistas. AIA no es un banco ni una institución de crédito: se dedica al “arrendamiento y compraventa” de “remolques, semirremolques, vehículos automotores, aeronaves, barcos de recreo y todo tipo de equipo y maquinaria industrial y comercial y equipo de telecomunicaciones”, según actas que Proceso obtuvo en el Registro Público de la Propiedad y de Comercio (RPPC) de la Ciudad de México. Este hallazgo desmiente una vez más el argumento de Grupo Salinas según el cual Salinas Pliego no participó de manera directa en Fertinal, y que el consorcio sólo se involucró a través de créditos que Banco Azteca otorgó a la compañía en 2008, como parte de las líneas de negocio del banco. Más extraño todavía: el 22 de diciembre de 2015, cuando Pemex obtuvo un crédito de 635 millones de dólares para adquirir Grupo Fertinal –con todo y sus deudas–, esta empresa debía 260 millones 939 mil dólares a Banco Azteca y 99 millones 430 mil dólares a AIA. Un mes después, el 27 de enero de 2016, AIA cobró el dinero que Fertinal le debía y emitió un “finiquito de los créditos existentes” por un monto de… 145 millones 955 mil dólares. Es decir, 46 millones 525 mil dólares más que lo establecido en el contrato de crédito. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) reportó sobre este finiquito en su informe de auditoría 468-DE, publicado en febrero de 2018. Parte de esta diferencia tiene su explicación en el reporte de la ASF: una vez que Pemex obtuvo el crédito –de Nacional Financiera, Banco Mexicano de Comercio Exterior y Banco Azteca–, su subsidiaria Pemex Fertilizantes autorizó a Grupo Fertinal a incrementar el monto de sus deudas con AIA por 619 millones 400 mil pesos, equivalentes a 33 millones 532 mil dólares. AIA utilizó este dinero para liquidar la parte “en efectivo” del polémico dividendo de 871 millones 500 mil pesos –51 millones de dólares– que el consejo de administración de Fertinal se decretó el 25 de septiembre de 2015, mientras la empresa sufría pérdidas millonarias, no tenía fondos en el banco y sobrevivía con préstamos. En su edición 2229 Proceso documentó que el dividendo “en efectivo” se distribuyó a través del fideicomiso F470 –la “tesorería” de Grupo Fertinal–, que fue abierto en Banco Azteca en octubre de 2006 y estuvo administrado por la división fiduciaria del banco de Salinas Pliego. La Secretaría de la Función Pública ya determinó que el dividendo fue irregular, y en mayo pasado ordenó a Édgar Torres Garrido –otrora asesor de Emilio Lozoya Austin y posteriormente director de Pemex Fertilizantes– que pague una multa de 619 millones 400 mil pesos. A cambio de sus préstamos a Grupo Fertinal, AIA se quedó en prenda con las acciones y los “derechos fideicomisarios” del empresario Fabio Massimo Covarrubias Piffer y sus allegados; éstos se volvieron “subordinados” y cedieron a AIA su “derecho, privilegio o facultad (…) que deriven, sin limitar, de cualesquier préstamo, obligación, crédito, línea de crédito, derechos de accionistas (a recibir dividendos, regalías, comisiones, etcétera)”. La participación de AIA se suma a una serie de reportajes que publicó Proceso sobre el verdadero papel de Salinas Pliego en la trama Fertinal: en julio pasado este semanario mostró que, además de acreedor de la empresa, el magnate fue su socio entre 2006 y 2016, mediante una red de sociedades de papel instaladas en Bélgica y Suecia, con ramificaciones en Luxemburgo. También documentó que exempleados y empleados de Grupo Salinas ocuparon puestos clave de la empresa y controlaban cuentas de la compañía abiertas en 51 bancos durante ese periodo. En reacción a esta investigación, Salinas Pliego y Banco Azteca demandaron por “daño moral” a Proceso, dos integrantes de su equipo directivo y un reportero; los acusaron de orquestar una “campaña de desprestigio” en su contra, “con el único propósito de sembrar en la población mexicana una idea errónea y negativa” y difundir la noción de que “el señor Ricardo Salinas Pliego es una persona corrupta”. Por cierto, Gabriel Roqueñi Rello, el abogado que presentó la demanda en nombre del magnate y su banco, es socio de AIA desde el 30 de enero de 2014: posee una de las 560 acciones de capital fijo de la empresa. Además fue el primer representante de Banco Azteca en Grupo Fertinal, como delegado fiduciario del fideicomiso F470. De arrendadora… AIA fue incorporada el 21 de septiembre de 2005 en la Ciudad de México: entonces sus socios fundadores eran Azteca Holdings, SA de CV, y Grupo de Desarrollo Inmobiliario Salinas, SA de CV, ambos de Salinas Pliego. El propio magnate presidía su consejo de administración y también aparecía como el primer apoderado legal de la empresa. Pedro Padilla Longoria y Francisco Xavier Hinojosa Linaje –dos aliados de mucho tiempo de Salinas Pliego– figuraban en su consejo de administración. En aquel entonces su objeto social consistía en “el arrendamiento y compraventa a plazo, con o sin reserva de dominio, de remolques, semirremolques, vehículos automotores, aeronaves y barcos de recreo” y en “celebrar operaciones de arrendamiento y compraventa a plazo, con o sin reserva de dominio, directamente o a través de fabricantes y los distribuidores de vehículos, aeronaves, barcos de recreo y todo tipo de equipo industrial”. Con el paso de los años su objeto social se amplió en tres ocasiones, con cambios muy ligeros: el más reciente se llevó a cabo durante la asamblea del 15 de agosto de 2013, que añadió al objeto original menciones a “todo tipo de equipo y maquinaria y comercial, incluyendo equipo de cómputo y equipo de telecomunicaciones”. En diciembre de 2013 Azteca Holdings –que entre otros tenía 53% de las acciones de TV Azteca– se fusionó con la empresa Comunicaciones Avanzadas, SA de CV (CASA). Como resultado de la fusión, CASA se quedó con las acciones que Azteca Holdings tenía en AIA. CASA fue creada el 4 de noviembre de 1993 por Salinas Pliego –tenía 49 acciones– y Padilla Longoria –una acción–, con el objeto social de “promover, constituir y participar como socio o accionista en toda clase de personas morales”, de acuerdo con su acta constitutiva, obtenida por Proceso­ en el RPPC. Mediante dos fideicomisos en Banco Azteca, Salinas Pliego detenta actualmente 99% de las acciones de capital fijo de CASA; su madre, Esther Pliego de Salinas, tiene una acción, y Roqueñi Rello otra. Grupo Elektra, por su parte, controla una tercera parte del capital variable de la empresa, de acuerdo con un acta del 30 de enero de 2014, el más reciente que refiere a la tenencia accionaria de la empresa. …A acreedora Con estos antecedentes, AIA pasó de ser una empresa arrendadora de vehículos y maquinaria a acreedora de Grupo Fertinal el 10 de abril de 2014. Entonces la empresa no tenía recursos ni para realizar sus operaciones diarias y ya arrastraba una deuda de 250 millones de dólares con Banco Azteca. En un primer contrato de crédito celebrado ese día con Fabio Massimo Covarrubias Piffer –del que Proceso tiene copia–, AIA se comprometió a prestar 60 millones de dólares a la empresa de fertilizantes mediante cuatro disposiciones de 15 millones de dólares, los cuales se depositarían en una cuenta de Fertinal en Banco Azteca. Cada 15 de abril AIA cobraría intereses anuales ordinarios de 20%, que recibiría en la cuenta 01720500696342 abierta también en Banco Azteca. De acuerdo con el contrato, Fertinal utilizó el préstamo para “cubrir las necesidades de capital de trabajo durante el ejercicio fiscal 2014”, es decir, en “gastos del curso ordinario de las operaciones de dichas sociedades, conforme lo autorice el Acreedor (AIA) de tiempo en tiempo”. Como garantía del préstamo, la empresa de Salinas Pliego tomó en prenda las acciones de Covarrubias, así como las de sus empresas y de sus allegados, quienes en conjunto poseían 71% de las participaciones en Grupo Fertinal. Pero AIA no tomó en prenda el 29% de acciones restantes, que estaba en poder de las sociedades de papel NPK Holding AB y Base Rock, BVBA, instaladas en Suecia y Bélgica, respectivamente. Y con razón: dichas sociedades pertenecían a Salinas Pliego, como lo documentó Proceso. En los 14 meses siguientes, el contrato fue ampliado mediante cuatro convenios modificatorios: el 16 de diciembre de 2014 AIA le prestó otros 4.43 millones de dólares, el 6 de abril de 2015 fueron 10 millones de dólares más, el siguiente 30 de abril le dio 5 millones más, y el siguiente 25 de junio le otorgó 20 millones de dólares, por un total de 99 millones 430 mil dólares. En uno de los anexos al contrato de compraventa de Grupo Fertinal a Pemex se establece que “existe una prohibición” para que la empresa pague o distribuya dividendos, “con la salvedad de que el pago de dividendos puede realizarse obteniendo el consentimiento previo y por escrito” de AIA. Este reportaje se publicó el 10 de noviembre de 2019 en la edición 2245 de la revista Proceso

Comentarios