Cuando García Luna pretendió intimidar a Julio Scherer García

miércoles, 18 de diciembre de 2019 · 08:24
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- “No soy un delator”. Esta fue la respuesta que Julio Scherer García dio a las intenciones de Genaro García Luna de interrogarlo para que diera detalles de su encuentro con Ismael El Mayo Zambada publicado en la portada de la edición 1744 de Proceso el 3 de abril de 2010. García Luna, para entonces titular de la Secretaría de Seguridad Pública Federal en el gobierno de Felipe Calderón, en una plática informal que ofreció por esas mismas fechas a un grupo de periodistas invitados a las reuniones frecuentes que hacía en su búnker de Constituyentes, dijo que si por él fuera citaría a Julio Scherer a declarar e incluso llevarlo a la cárcel por entrevistarse con el integrante del Cártel de Sinaloa. El fundador de Proceso había tenido un encuentro con el narcotraficante sinaloense en un punto serrano. La entrada de la publicación fue elocuente del trabajo periodístico de ese encuentro: “Una expresión de Julio Scherer García ha quedado grabada con hierro candente, entre muchas otras, en quienes colaboramos con él. ‘Si el Diablo me ofrece una entrevista, voy a los infiernos…’” En el mayor de los sigilos, bajo la exigencia de reserva absoluta que siempre respetó, el fundador de Proceso fue convocado a encontrarse con Ismael El Mayo Zambada. “Tenía interés en conocerlo”, le dijo el capo del Cártel de Sinaloa, colega y compadre del Chapo Guzmán. En el encuentro, que terminó en puntos suspensivos, El Mayo Zambada dejó un reto: “Me pueden agarrar en cualquier momento… o nunca”. La publicación de esa entrevista no agradó al gobierno de Felipe Calderón, menos aún gustó en las oficinas de la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSP), encabezada por el ingeniero Genaro García Luna, encargado de la estrategia de la lucha contra el narcotráfico. García Luna tenía por costumbre realizar reuniones informales en sus oficinas al poniente de la Ciudad de México con periodistas de varios medios. A veces eran encuentros individuales en su oficina y en otras ocasiones reuniones más amplias a las que asistían columnistas como Raymundo Riva Palacio, Carlos Loret, Ricardo Alemán y Francisco Garfias, entre otros. Los temas eran abiertos, pero relacionados con la seguridad pública. En esa ocasión, abril del 2011, uno de los acontecimientos que salió a relucir y se le preguntó al funcionario fue qué pensaba de la entrevista de Julio Scherer con El Mayo Zambada, ante lo cual reaccionó enfático: interrogaría al periodista y si lo agarro en flagrancia, añadió, lo metería a la cárcel como a cualquier ciudadano.

Reuniones informales

  El acuerdo que tenían los periodistas invitados por García Luna era que las reuniones serían informales y nadie publicaría nada de lo hablado. Estos encuentros eran organizados por la exreportera de Televisa Lizeth Parra, asesora en comunicación y subsecretaria de Planeación y Protección Institucional en la SSP, a quien se le señala también de haber participado en el montaje de la detención de la ciudadana francesa Florence Cassez, acusada de pertenecer a Los Zodiaco, una presunta banda de secuestradores. El tema del encuentro de Julio Scherer con el Mayo Zambada y la respuesta del secretario fue tan fuerte que el columnista Ricardo Alemán decidió publicar textualmente las palabras de García Luna, por lo cual fue vetado para las siguientes reuniones. Alemán reprodujo en su columna “Itinerario Político” del diario El Universal varias expresiones de la animadversión del funcionario cuando tocaron el tema de la entrevista de don Julio con Zambada que la revista Proceso traía en su portada con una foto en la que aparecían ambos. “Dice Genaro García Luna que a título personal él está convencido de que Julio Scherer debe ser llamado a declarar por la Procuraduría General de la República (PGR), luego de su encuentro con Ismael Zambada (El Mayo). Y reitera, ‘… a título personal’”. Escribió Alemán en su columna de ese día que el titular de la SSP dijo a los reunidos que si el asunto hubiera estado en su esfera de influencia, a Scherer no sólo lo hubiera llamado a declarar, sino que si se hubiera enterado del encuentro y existiera flagrancia “los meto a la cárcel a los dos”. Según Ricardo Alemán, al abundar sobre el encuentro entre Scherer y El Mayo, García Luna admitió que entendía y respetaba el derecho constitucional de la preservación de las fuentes periodísticas. Pero, insistió: “Scherer debe ser llamado a declarar, aunque le asista el derecho de preservar su fuente... aunque haya dicho que no es un delator… porque es obligación del Estado perseguir a criminales como El Mayo… ahora bien, si Scherer aporta o no datos para la investigación, ésa es otra cosa”. La animadversión de García Luna hacia Julio Scherer expresada a los periodistas llegó al grado de manifestar su sospecha de que el exalcalde de Culiacán Jesús Vizcarra, candidato del PRI al gobierno de Sinaloa, tuvo que ver en el encuentro del exdirector de Excélsior con El Mayo. “Respecto a Jesús Vizcarra, García Luna dijo que hay muchas cosas poco claras, como su presunta relación con Ismael Zambada (El Mayo) –vínculo que se acredita en una fotografía tomada hace 20 años, en donde aparecen Vizcarra y El Mayo–, además de una versión que presuntamente vincula a los dos anteriores con el encuentro de Scherer y El Mayo.” Explicó García Luna, según el reportero de El Universal: “Una versión dice que la fotografía de Scherer y El Mayo busca quitarle lo caliente a la fotografía de El Mayo y Vizcarra… y la relación de eso se explicaría porque el hijo de Scherer estaría en el equipo de campaña de Vizcarra”. Y aclaró: “es una versión que corre”.

Animadversiones

  Menos explícito en las frases textuales, Francisco Garfias se refirió en su columna “El Arsenal”, publicada en el diario Excélsior, al encuentro de García Luna con periodistas y “gurúes en el tema de seguridad”, en el cual escuchó “reflexiones muy interesantes sobre la entrevista de don Julio Scherer con El Mayo Zambada”. “En la charla surgió la pregunta si el gobierno federal exhibe debilidad, al no citar a declarar al ícono del periodismo nacional, después de tan polémico y clandestino encuentro, certificado por una fotografía en la primera plana de la revista Proceso, con el poderoso narcotraficante. “La mayoría de los participantes, entre los que había una decena de periodistas, consideraron que el gobierno no tiene suficiente ‘legitimidad’ para citar a declarar a un periodista del tamaño de Julio Scherer sobre la polémica entrevista, que ha suscitado filias y fobias. “En la mesa no alcanzaron las palabras para describir la megaprotesta que un asunto así levantaría. Uno de ellos hasta avisó que sería el primero en ‘rasgarse las vestiduras’, si las autoridades se atrevieran a molestar a don Julio.” Señaló Garfias en su columna que García Luna consideró que la comparecencia del fundador de Proceso no aportaría gran cosa a la investigación sobre El Mayo y hasta adelantó la respuesta que diría el periodista que pudiera comprometer a su entrevistado: “La ley protege el trabajo de los periodistas”. Sin embargo, el secretario lanzó una pregunta a sus invitados: “¿Qué le pasaría a un ciudadano común y corriente si apareciera en la portada de una revista abrazado por El Mayo Zambada?” Meses después, en febrero del 2011, Scherer publicó el libro Historias de muerte y corrupción, en el cual abordó lo dicho por García Luna sobre su encuentro con El Mayo Zambada. De entrada, precisó que tenía razón el funcionario al prever que no diría nada de su encuentro. “No soy delator”, escribió. No obstante, aclaró que nunca lo sorprenderían en flagrancia como para meterlo a la cárcel junto con el capo sinaloense. Y agregó: “Debería saber que en esa encrucijada jamás me sorprendería”. Para Scherer fue significativo que algunos de los asistentes manifestaran su malestar si pretendían encarcelarlo como expuso Garfias en su columna. Sobre todo, escribió en el libro con toda claridad su apreciación de la malquerencia de García Luna hacia su persona: “no debía menospreciar la actitud de García Luna en su conversación con los periodistas. Me parece que su animadversión a mi persona había llegado al descaro, confundido su comportamiento público con su actitud personal”. Este texto se publicó el 15 de diciembre de 2019 en la edición 2250 de la revista Proceso

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