Huelga en la UAM: Las vicisitudes de un conflicto veleidoso

lunes, 22 de abril de 2019 · 09:41
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Para la exsecretaria general del Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM (SITUAM), Rosana Guevara, y la abogada laboralista Patricia Juan, la huelga en esta institución sólo muestra la falta de democracia en el sindicato y en la universidad. Graciela Bensusán, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, centra sus críticas en el sindicato: “El problema que tenemos –dice– es que el SITUAM no tiene reglas internas verdaderamente democráticas en su estatuto para estallar las huelgas. Esa decisión debería ser por voto universal, secreto y directo; pero en este caso fue un número pequeño de delegados quien decidió la huelga”. Aparentemente votaron poco menos de 300 delegados, y con una diferencia de siete votos tomaron esa decisión, pero somos 8 mil trabajadores, sostiene Bensusán, quien tiene un doctorado en Ciencias Políticas por la UNAM. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias, dice que buena parte de la comunidad académica se alejó del SITUAM y viceversa, por lo que advierte: El sindicato deberá reflexionar con urgencia sobre su organización, estilos de liderazgo y estrategias, si realmente quiere sobrevivir en el contexto de la nueva reforma laboral. Guevara, por su parte, asegura que la huelga iniciada el 1 de febrero se ha estancado y alargado porque las autoridades de la UAM han sido totalmente insensibles al rezago salarial que tenemos desde hace más de 11 años”. La abogada Juan la secunda: “Otro tema fue la petición de terminar con la corrupción y los abusos; se ha publicado muchísimo sobre los abusos de la directiva de la UAM –los altos sueldos de los rectores de las cuatro unidades, que incluso conservan dos años después de terminar su gestión–. Esos excesos sugieren que la transparencia de la universidad no es tal”. Guevara y la abogada Juan hablan con la reportera sobre la “casta dorada” integrada tanto por los directivos de la UAM como los representantes del SITUAM, quienes transformaron una negociación salarial en un problema que después de dos meses resulta inexplicable. El origen del conflicto Como cada año, el SITUAM emplazó a huelga a la UAM por revisión salarial. Sus peticiones incluyen un incremento de 20% directo al salario; otro tanto al tabulador, reducir el número de los trabajadores de confianza, que actualmente es de mil 260, así como atender las violaciones al contrato colectivo de trabajo. Desde el principio, la rectoría ofreció sólo un incremento de 3.35% al salario y 3% por tabulador para trabajadores administrativos y académicos de medio tiempo y tiempo parcial. Después, el sindicato redujo su demanda de retabulación salarial al 10% para los trabajadores administrativos y 3% para los académicos, “pero a las autoridades universitarias sólo les tomó 45 minutos desecharla”, dijo el miércoles 17 Jorge Dorantes Silva, secretario general del SITUAM. Tres días antes, el domingo 14, rectoría había ofrecido pagar sólo 50% de los salarios caídos. El domingo 15, el secretario general de la UAM, José Antonio de los Reyes Heredia, afirmó que hubo acuerdos en siete de las nueve peticiones sindicales. Sin embargo, hasta el miércoles 17, después de 75 días de huelga, el SITUAM emitió un comunicado en el cual califica de intransigentes a las autoridades universitarias. “Su cerrazón ha llevado a un alargamiento innecesario de la huelga”, sentencia en sindicato. El SITUAM insiste: no se puede negociar pues rectoría no escucha sus demandas y su única respuesta es “no”. El problema es que el alargamiento del conflicto pone en riesgo el trimestre escolar, un aspecto que toca dirimir al Colegio Académico, y también hizo que la convocatoria para ingresar a la licenciatura programada para marzo pasado tuvo que reprogramarse hasta nuevo aviso. Por lo pronto, la huelga afectó 3 mil proyectos de investigación y están pendientes de la firma 4 mil 200 títulos universitarios. El miércoles 17 el Comité de Huelga del SITUAM acudió a una mesa de negociación con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y al día siguiente anunció que se reunirán las asambleas seccionales y el comité para elaborar el plan de acción, e insistieron en acusar a las autoridades de la UAM de no atender sus demandas. El jueves 18 Dorantes Silva ofreció una conferencia de prensa en el zócalo para anunciar que en las 17 mesas de negociaciones realizadas no se llegó a ningún acuerdo. Dijo que la huelga continuaría, pues “no hay un avance sustantivo y es por eso que no podemos claudicar en nuestras demandas”. ¿Una huelga absurda? Si bien la huelga estalló en los primeros meses de un gobierno de “izquierda”, el mecanismo por el cual se decidió –y por el que se mantiene– es antidemocrático, reitera la doctora Bensusán. Dice que las primeras 72 horas posteriores a la huelga la UAM pudo presentar un recurso de inexistencia que, aun con los cuestionamientos que hubiera provocado, hubiera permitido una votación para saber si el movimiento contaba o no con el respaldo de la mayoría del personal de la universidad. ¿Por qué se dieron así las cosas?, se pregunta. Y responde: “Fueron 287 delegados, más o menos, quienes resolvieron estallar la huelga en nombre de 8 mil trabajadores, cuando debió haber una votación universal, secreta y directa, porque el conflicto nos afecta a todos. “Entonces, ahí se ve cómo un pequeño número de delegados se mantiene activo y vota en el Comité de Huelga; también nos enseña que el sindicato –que tuvo orígenes democráticos–, deberá tener de ahora en adelante reglas democráticas para la toma de decisiones con legitimidad”. Reitera que muchos académicos se alejaron del sindicato por considerar que sus problemas no son atendidos: “La mayor parte de los académicos, para evitar la pérdida de poder adquisitivo y mantener su actividad, tuvo que entrar en el sistema de estímulos y becas, por lo que para muchos el incremento salarial perdió relevancia”. Recuerda también que el conflicto no es por una revisión de prestaciones laborales, sino salarial, y la oferta de la universidad para la mayor parte de los trabajadores, salvo los de tiempo completo, es de 6.35%. Le parece justo e incluso necesario dar mejores salarios a los que menos ganan para ir cerrando brechas. “Es un incremento muy por encima de lo que se está otorgando en la mayor parte de las universidades que ronda el 3%. Les están dando 3.35% sobre el salario más 3% por la retabulación; es decir, un incremento insuficiente, sin dida, pero que muestra el interés de ir reduciendo las brechas de manera paulatina”, comenta Bensusán. No puede ser, dice, que el SITUAM que se ostente como un sindicato de izquierda y democrático, cuando esta huelga está controlada por unos pocos que toman a la universidad como rehén. Apunta también que la UAM debe solucionar las distorsiones internas, como el hecho de que la universidad tenga poco más de 3 mil académicos como alrededor de 5 mil administrativos, lo cual es un exceso. “Quizá deberíamos tener menos plazas, pero con mejores ingresos, pero sobre todo mejorar la situación de los administrativos, porque la mayoría de los académicos tenemos una situación laboral favorable gracias a las becas y estímulos”, comenta. Admite que no tiene claro qué quiere el SITUAM. Sabe que el sindicato no puede lograr lo que demanda, pero está generando que este conflicto se prolongue de manera irracional e injustificada. En contrapartida, insiste, rectoría debería ofrecer una salida decorosa a los trabajadores que respaldan la huelga sin poner en peligro los compromisos establecidos en el presupuesto de la UAM. De no hacerlo, se demuestra también cierta inflexibilidad de su parte; de continuar la huelga, el daño será mucho mayor. ¿La casta dorada? La investigadora Rosana Guevara destaca que la huelga es totalmente legal, legítima y sus demandas son demandas justas y fue avalada por la base de trabajadores en las asambleas departamentales y seccionales. “Uno de los problemas principales es que la oferta que dio la UAM de ajuste al tabulador salarial para académicos de tiempo completo es, por segundo año consecutivo de 0%. Eso margina a académicos de una mejora salarial real y permanente. “Rectoría lo impuso en 2018 cuando era secretaria general desoyendo al sindicato. Y lo hizo pese a todos los argumentos que pusimos en mesa; ahora intenta imponerlo de nuevo en forma autoritaria y discriminatoria”, sostiene. Dice que las autoridades de la UAM tienen posiciones más personales que institucionales. De los Reyes Heredia, por ejemplo, quiere impulsar una mal llamada carrera académica y becas en la universidad; por eso se niega a incrementar algún porcentaje que libraría a los académicos de tiempo completo de la inestabilidad salarial. Y agrega: “Esa política de becas está agotada y tiene que replantearse, pues para nosotros, como académicos que tenemos en promedio 56 años es muy difícil seguir bajo una dinámica de trabajo a destajo que impacta la calidad de docencia y de investigación”. Según Guevara, los académicos en general están cansados de que sus estímulos y becas no formen parte del salario y que desde la década de los ochenta tiene que hacer trámites engorrosos para renovar sus becas. “El problema es estructural y no coyuntural como otros colegas han señalado. Con excepción de la beca de docencia, el resto de becas se entrega sólo a un 20% de la población de académicos y la asignación es muy discrecional, agrega. Además, como lo denunció el sindicato, sostiene que 85 exfuncionarios universitarios y algunos académicos son los privilegiados con salarios que superiores a los 300 mil pesos mensuales brutos. “El alargamiento de esta huelga –considera– se debe principalmente a la posición inflexible muy personal y poco institucional de De los Reyes Heredia, quien es apoyado por Abel Peñalosa y los asesores jurídicos de la UAM, principalmente al abogado general Rodrigo Serrano. Ellos son los que se empeñan en anular la posibilidad de mejora salarial de todos los académicos.” Sus compañeros llevan más de cinco quincenas sin recibir su salario, mientras los funcionarios y directivos que no han dejado de cobrar ni un peso de sus salarios que rebasan los 100 mil pesos mensuales. Sería conveniente que la Auditoría Superior de la Federación investigara la administración de los recursos de la UAM sin violentar la autonomía universitaria, por ser dinero público el presupuesto que la financia; ojalá audite y revise los salarios de los funcionarios universitarios tomando como referencia la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos, demanda Guevara. ¿La burocracia dorada sindical? La abogada laboralista Patricia Juan habla de la “burocracia dorada”, conformada por las autoridades y por el propio sindicato. “Más allá de que el SITUAM tiene sus propios conflictos internos y que deberá resolver pronto –dice–, siento que ha tenido problemas de un sector reducido y que los conflictos internos impiden una solución de los temas de fondo. “Por lo que ataña a las autoridades, deben asumir compromisos y cumplirlos. Antes aducían que no tenían presupuesto suficiente; ahora lo tienen, se lo gasta la burocracia dorada, lo que causa graves desequilibrios y estancamientos salariales.” Asegura que un grupo reducido de trabajadores de confianza se llevan 40% del presupuesto de la UAM; la otra parte se divide entre académicos y trabajadores cuyo salario es bajo, pero están protegidos por el contrato colectivo de trabajo.

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