En Grecia la oposición tiene nombre: Diem25

sábado, 1 de junio de 2019 · 14:33
A tres años de su creación, Diem25 es el primer partido internacionalista de izquierda en la Europa contemporánea. Esta organización tiene una base de 120 mil personas y se alista para contender por primera vez en las elecciones al Parlamento Europeo. “Nuestras propuestas intentan revertir inmediatamente la redistribución de ganancias y pérdidas tal como ahora se da entre ricos y pobres”, dice su fundador, Yanis Varoufakis. ATENAS (Proceso).– En febrero de 2016, seis meses después de su dimisión como ministro de Finanzas del gobierno griego, el economista Yanis Varoufakis llamó a la creación de un movimiento que aglutinara a las fuerzas progresistas de Europa. La convocatoria fue atendida por centenares de ciudadanos, activistas y miembros de la comunidad artística e intelectual y dio nacimiento al Movimiento Democracia en Europa 2025 (Diem25). Éste ha formado comités de apoyo en casi todos los países de Europa, cuenta con unos 120 mil simpatizantes y se ha dotado de una estructura institucional estable. Ahora se prepara para contender por primera vez en las elecciones al Parlamento Europeo, que tienen lugar entre el miércoles 22 y este domingo 26, presentando candidatos en nueve países. Diem25 es el primer partido internacionalista de izquierda en la Europa contemporánea. Su misión, según la organización, es tender puentes de comunicación entre fuerzas progresistas para posicionar un programa político de izquierda a escala continental. Hoy Diem25 busca difundir su plan de acción mediante una campaña a la que dio el nombre de Primavera Europea. Es cierto, sin embargo, que es adverso el panorama en que desarrolla su cruzada. Según el diagnóstico que el propio movimiento ofrece, Europa atraviesa un periodo de descomposición política y social. La economía europea lleva una década estancada y los niveles de desigualdad no han hecho más que acentuarse. Paradójicamente, indica dicho análisis, esta crisis no sólo no ha engendrado una respuesta organizada de la izquierda Europea, sino que se convirtió en un medio propicio para el fortalecimiento de la extrema derecha, palpable en el crecimiento de organizaciones como el Partido de la Libertad en Austria, la Liga del Norte en Italia, Vox en España, Amanecer Dorado en Grecia o la Alternativa para Alemania, entre otros. En cuanto al ideal de la unidad continental, agrega, el campo político parece estar ya completamente repartido: la defensa de la Unión Europea es abanderada por los partidos del neoliberalismo, mientras las derechas nacionalistas se apropian de la causa antieuropea. En ese contexto, Diem25 pretende convencer al electorado de llevar la lucha democrática a la escena continental. A contracorriente tanto del nacionalismo xenófobo como del europeísmo financiero, el partido ha lanzado llamados a la construcción de un internacionalismo no neoliberal, una izquierda no nacionalista, y de una organización capaz de convertir las buenas intenciones que suelen acompañar a los movimientos de izquierda en un programa político eficaz, realista y masivamente respaldado; no se trata de retirarse de la Unión Europea, sino de sacar de allí a la oligarquía, aclaran en la organización. Las razones de la Primavera Europea “Primero hay que reparar el edificio y luego pensamos en las habitaciones. ¿Para qué concentrarnos en tomar el poder en un país, si el problema es la estructura entera de la Unión Europea?” Con esas palabras Erik Edman, joven candidato al Parlamento Europeo y activista de Diem25, explica su defensa del proyecto internacionalista. Edman cuestiona que la Unión Europea ha sido creada para beneficiar los intereses del gran capital y que es inhumana la manera con la cual sus instituciones son utilizadas. “La historia nos muestra que en los periodos de crisis la derecha se beneficia. Nos engañaríamos si creyéramos que la izquierda está pudiendo controlar la narrativa. No lo estamos haciendo, estamos perdiendo”. Continúa: “Sin embargo, el discurso de la recuperación de la soberanía, el regreso al proyecto nacionalista, es un anacronismo. Vivimos en una época de retos globales: el cambio climático, la degradación ambiental, la arquitectura financiera, son problemas que no se pueden solucionar desde la escala nacional. La idea de volver al refugio del Estado-nación para atacar programas globales está fuera de sintonía con la realidad”. El candidato considera que las respuestas a los problemas vendrán del nivel europeo, no local, porque las naciones, afirma, no tienen el poder de hacerlo. Los miembros de Diem25 son enfáticos acerca de la viabilidad del programa: es posible activar inmediatamente las políticas con un impacto positivo en la vida cotidiana de los trabajadores porque la Unión Europea posee herramientas que se pueden poner al servicio de la ciudadanía. Exponen que las instituciones como el Banco Europeo de Inversión o el Banco Central están facultadas para llevar a cabo “políticas de inversión y redistribución radicales”. En su manifiesto Un nuevo pacto para Europa, Diem25 propone fortalecer las instituciones de representación de los trabajadores, constituir sindicatos trasnacionales, “radicalizar las políticas” para detener el cambio climático, crear tribunales ambientales, desactivar los privilegios legales de los que gozan las corporaciones, prohibir la operación de las instituciones europeas en paraísos fiscales, activar programas de pleno empleo y para la erradicación de la pobreza, generalizar la jornada laboral máxima de 35 horas por semana y un mínimo de 35 días de vacaciones, poner parte de la propiedad de las corporaciones bajo control de los trabajadores, reducir el presupuesto militar y descriminalizar las drogas, entre otras medidas. También suscribe la agenda progresista en materia de género y derechos reproductivos y una política de protección hacia migrantes y refugiados. Un tema destacado en el documento es la reorganización de las instituciones financieras europeas. En entrevista, Varoufakis, principal candidato de la Primavera Europea, explica el propósito de estas propuestas: –Los programas de la izquierda no suelen entrar a la disputa de la cuestión financiera. ¿Es el programa de Diem25 un intento por repolitizar este campo? –se le pregunta. –Es peligroso vivir en una Unión Europea que dice despolitizar el proceso de toma de decisiones. Decisiones que en el fondo son siempre una cuestión política. Profesor universitario, Varoufakis acude a la filosofía antigua en busca de una ilustración: “En cierta medida la manera con la cual funciona la Unión Europea se remonta a Platón, quien odiaba la democracia. Para Platón si uno quería construir un puente, debía dirigirse al experto, al constructor, pues un puente edificado democráticamente, y tomando en cuenta las opiniones de todos, terminaría colapsando. Y lo mismo valdría para la política, que según él, debía estar en manos de expertos”. Bajo ese razonamiento, el fundador de Diem25 expone que las instituciones como la Comisión Europea o el Banco Central pretenden tomar decisiones a partir de criterios presuntamente despolitizados. “Pero las finanzas no son una cuestión técnica. El nivel de la tasa de interés es una cuestión política, el nivel de los salarios o los beneficios de la pensión social solidaria son cuestiones políticas. Fracasas cuando abordas estos temas como si se tratara de algo puramente técnico. Lo único que obtienes es un sistema más inestable y más reaccionario. Y esto es lo que ha estado pasando en Europa”. Recuerda que “los tecnócratas dijeron que todo iba bien mientras crecíamos vía el endeudamiento insostenible. Luego la burbuja estalló y no supieron cómo manejar los daños. Primero vinieron las políticas de austeridad que dañaron a la mayoría, luego vino el resurgimiento de la extrema derecha. “Nuestras propuestas”, dice, “intentan revertir inmediatamente la redistribución de ganancias y pérdidas tal como ahora se da entre ricos y pobres. Son un primer paso para democratizar esta corporación seudotécnica (el Banco Central Europeo) que hoy toma decisiones en nombre de los europeos y contra la democracia”. Un programa unificado David Adler, economista y coordinador internacional de Diem25, expone su rechazo cuando se le pregunta si considera que la Primavera Europea impulsa un programa reformista. “Es más preciso decir que tenemos una agenda de transformación. La crisis por la que atraviesa el capitalismo ha sido el terreno propicio para que los monstruos de la extrema derecha se fortalezcan. “Creemos que para la izquierda la necesidad más urgente es atajar las causas que están alimentando a esos monstruos y la mejor manera de hacerlo es disputar las instituciones existentes e impulsar una agenda radical.” Adler explica sobre el eje del programa de su partido: “Tomemos el ejemplo del Green New Deal, estamos proponiendo que el Banco Central Europeo comprometa 500 mil millones de euros para la ‘transición verde’, creando así miles de empleos por toda Europa”. El economista expone que la idea de conjuntar la lucha ambientalista con la justicia social “es radical”, porque su realización implica una redistribución del poder y la reorganización de las instituciones existentes. Para dicha disputa, Diem25 ha adoptado una estructura que intenta articular a los comités nacionales con el proyecto trasnacional: Edman dice que la organización no surgió como un partido político, sino como un movimiento. “Nuestro objetivo era crear un espacio de articulación para diversas fuerzas progresistas. Pero con el tiempo llegamos a la conclusión de que un movimiento, por sí mismo, tiene muchas limitaciones, no importa qué tan grandes sean sus manifestaciones ni qué tan acertado sea su mensaje, un proyecto político no es tomado en serio si no tiene representación electoral”. Destaca que el reto de la organización política fue construir una opción electoral sin traicionar las expectativas de quienes se habían sumado a Diem25 porque buscaban una nueva manera de hacer política. “Nuestra estructura actual busca cierto equilibrio entre la vitalidad de un movimiento y la representación política”. En cada país, agrega Edman, buscaron partidos que estuvieran dispuestos a adoptar su agenda y presentarse a elecciones. “No queremos dividir los votos. Pero, por otra parte, queremos evitar caer en la lógica del pragmatismo puro, la creación de ‘alianzas Frankenstein’ que en aras de alcanzar el poder realizan pactos con quien sea: liberales, verdes, socialistas. Esto es lo que suele pasar en la Unión Europea y no queremos repetir ese fracaso.” Adler ofrece un balance de las virtudes y limitaciones que esta decisión implica de cara a las próximas elecciones, dice que una organización política está en permanente tensión entre los ideales y las necesidades pragmáticas. “Nosotros podríamos olvidarnos del proyecto y preo­cuparnos únicamente por tener el poder, pero preferimos mantenernos leales al programa aun cuando esto nos afecte en las elecciones. En segundo lugar, la idea de un proyecto progresista trasnacional es nueva y los partidos nacionales son reacios a arriesgarse a nivel internacional”. Los miembros de la Primavera Europea saben que participan en una carrera de largo aliento, el año 2025 –que incluyen en el nombre del partido– es la fecha en la cual esperan haber crecido suficiente para poner en marcha su programa. Entre los integrantes o personajes que apoyan a Diem25 están el lingüista y filósofo Noam Chomsky, los filósofos Antonio Negri y Slavok Zizek, el economista James K. Galbraith, la abogada y activista Renata Ávila, el activista actualmente preso Julian Assange, el cineasta Ken Loach y la actriz y activista Pamela Anderson. Este reportaje se publicó el 26 de mayo de 2019 en la edición 2221 de la revista Proceso

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