Vida y sueños de Celia Cruz en un musical

sábado, 1 de junio de 2019 · 13:56
Llega Celia Cruz: El musical al Teatro Metropólitan sobre los orígenes, triunfos artísticos, frustraciones y el exilio de la Reina de la salsa, narrados en primera persona por la protagonista, Lucrecia, antigua integrante de la orquesta femenina cubana Anacaona, escritora infantil y amiga de Celia Cruz. Ella explica este espectáculo que consiste en un concierto dramatizado desde que nació la creadora de la expresión sonera “¡Azúcaaar!”, hasta sus horas finales. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Desde el 2017, la actriz, escritora, pianista, compositora y cantante cubana Lucrecia recrea a La reina de la salsa en Celia Cruz: El musical, un espectáculo que ha presentado por Estados Unidos y España para ahora traerlo a nuestro país solamente una vez, en el Teatro Metropólitan, el próximo 16 de junio a las 18:00 horas. La artista (cuyo nombre completo es Lucrecia Pérez Sáez y reside en Barcelona, España) rememora en charla con Proceso que Omer Pardillo Cid, el manager y albacea universal de la intérprete en 1957 de “Burundanga” (pieza de Óscar Muñoz Bouffartique), “siempre quiso crear un musical donde se le rindiera un tributo adecuado a la guarachera a nivel persona y artístico, y llegó después de siete años de búsqueda, lo escribió y lo dirige Gonzalo Rodríguez”. Emocionada, agrega Lucrecia: “Entonces, ¡Pardillo decidió que yo fuera la protagonista de este magnífico proyecto!” Es un concierto dramatizado y narrado en primera persona, desde que nació la creadora de la expresión ¡Azúcaaar! (Úrsula Hilaria Celia Caridad de la Santísima Trinidad Cruz Alfonso, un 21 de octubre de 1925 en el humilde barrio habanero de Santos Suárez), hasta su última presentación. Dura dos horas y media y ofrece recursos multimedia. A través de tres pantallas se mostrarán materiales de archivo, videos, fotografías y documentos personales “nunca vistos”. Lo complementan bailables. Además, participa el director musical y fundador de la orquesta Celia Cruz All Stars, Braily Ramos. En total son 15 músicos extranjeros y mexicanos. Lucrecia, quien cuenta con 13 discos grabados, ganando el Latin Grammy 2011 y los Grammy americanos 2012 por el álbum Cachao: The Last Mambo, explica que para este montaje se conformó un repertorio de 26 éxitos de la también coronada Reina rumba, como “Quimbara”, “La negra tiene tumbao”, “Bemba colorá”, “Que le den candela”, “Tu voz” y “La vida es un carnaval”, entre otros. “Celia y yo fuimos amigas. La amistad surgió porque compartimos el escenario, incluso cantamos a dúo. La conocí en un homenaje que le organizaron donde fui invitada. La interpreto con todo mi amor, toda la admiración y el cuidado que se merece. Es una diva de nuestra América y es muy querida por todo el mundo. Fue muy cercana a mí”, destaca Lucrecia. –¿Cómo se preparó para el personaje? –De esa amistad, existen muchos recuerdos, cuantiosas emociones en el escenario y su voz, de todo eso partí. Incluso, años antes, en 2014, estuve en los recitales Homenaje a La reina de la salsa, Celia Cruz, en el Teatro Apollo, en Harlem, Nueva York, y Cuba Beat: Celebrando a Celia Cruz, en el Adrienne Arsht Center de Miami, y hacia 2016 hice una gira en Europa titulada Celia vive: Homenaje a La guarachera de Cuba, con repertorio de ella y temas míos dedicados a su persona. “Luego estrené el espectáculo para niños Una bruixa a Barcelona (“Una bruja en Barcelona”), y sin darme cuenta ahí aprendí muchas técnicas para actuar. Así que cuando empecé Celia Cruz: El musical ya contaba con una formación; pero una cosa es el teatro para niños y otra ponerte en la piel de Celia a sus 70 años; yo trato de emular su voz, que era muy poderosa, sus andares, la manera de mover la mano, sus chistes, charlas serias, y hablar con dolor.” Aquel poderío en la piel La también autora de los libros para pequeños Besitos de chocolate: cuentos de mi infancia (2004), El valle de la ternura (2005) y Todos los colores del mundo (2008), precisa: “Tratar de cantar como Celia requiere de ensayar muchísimo porque yo soy más bien una intérprete que modula mucho y mi voz es más dúctil, y ella siempre era aquel poderío… A nivel físico hago ejercicios, mantengo una buena alimentación, trato de estar bien vitaminada y poseer paz mental para poder afrontar toda la concentración que merece el espectáculo, porque es salir al escenario y meterse en su piel y estar dos horas y media protagonizándola.” Además de su infancia y sus comienzos en la radio cubana, se aborda en este musical (producido por Pardillo y Celia Cruz Entertainment) su pesar por no ser madre y los minutos finales con su esposo Pedro Knight, un trompetista de la Sonora Matancera que conoció en 1950, y hay referencias de cuando salió de la isla caribeña (15 de julio de 1960) sin jamás poder regresar. Lucrecia, nacida el 15 de marzo de 1967 en La Habana, estudió piano y canto en el Instituto Superior de Arte de Cuba. Ingresó a la famosa orquesta femenina Anacaona. En 1993 fue el año de su reconocimiento en Cuba como artista, situando sus canciones en las principales listas de popularidad de radio y televisión. Y efectuó una gira a España. Ha colaborado en varias ocasiones en el cine. Destaca su banda sonora para el documental Balseros, dirigida por Carles Bosch y Josep María Doménech, nominada al Oscar 2003 (año cuando murió Celia Cruz, un 16 de julio en Fort Lee, Nueva Jersey). A petición del director de cine Gerardo Vera, interpretó la canción “Youkali”, tango-habanera de Kurt Weill (1900-1950), seleccionada como tema principal de la película de ficción Segunda piel (1996) con un reparto encabezado por Javier Bardem y Jordi Mollá. Intervino en la cinta Ataque verbal junto a Adriana Ozores, Antonia San Juan y Sergi López; su director Miguel Albadalejo recibió el premio al Mejor Director en los Goya 1999. Igual, actuó en El gran Gato (2002), de Ventura Pons, al lado de artistas como el rocker flamenco Kiko Veneno (ver https://www.proceso.com.mx/181726) y Luis Eduardo Aute (“Rosas en el mar”). En el filme, interpretó la canción “Barca, cielo y ola”, del hispano-argentino Gato Pérez. Para la película P3K Pinocho 3000 (2004), de Daniel Robichaud, dobló la voz del hada Cyberina en una adaptación moderna del popular cuento. En la segunda parte de El ratón Pérez (2009), de Filmax, prestó su voz a la ratoncita Lola. Cabe destacar que hacia 1996, formó parte de la gira Tres generaciones de músicos cubanos junto a Paquito D’Rivera y Carlos Patato Valdés Galán. Cuando salió de Cuba –¿Cómo se escogieron esas canciones del musical? –Como el repertorio sigue justamente su vida, la primera melodía que interpreto es “Nostalgias” (tango argentino de Cardicamo y Cobián) con la que ganó su primer concurso. La tocó con una clave. Luego se siguen todos sus pasos que dio en la música, como su llegada a México. Este país es vital para Celia como cantante porque la albergó después de que salió de Cuba en 1960 y le brindó todo. Entonces, llegar yo a México con el musical es un reto. –En 1960, Celia recibe junto a la orquesta Matancera un contrato para presentarse en México, mismo año cuando surgió la Revolución cubana, y tras su partida se le prohibió reingresar. ¿Cómo es abordada esa situación? –Las críticas son muy personales, cada cual debe vivir su problema para saber… A Celia no la dejaron regresar. No pudo despedirse de su madre enferma, el ser que más amaba en su vida y enterarse fuera de su tierra que murió, para ella fue muy doloroso. No entendió la llegada de Fidel Castro. Un mes después de abandonar la isla, la ejecutante del “Yerberito moderno”, recibió la noticia en México del fallecimiento de su padre. En 1961, se trasladó a vivir en Estados Unidos con su esposo Pedro Knight. Para 1962, se le informó del deceso de su progenitora, por cáncer en la vejiga. Tres años después dejó la orquesta Matancera para ser solista. En 1966, Knight hizo lo mismo para ser el representante de su esposa. Desde ese año elaboraron, en colaboración con Tito Puente, cinco discos; pero no tuvieron la difusión esperada. Celia firmó un contrato con Vaya Records y empezó su nuevo ascenso en los ritmos afrocubanos rebautizados como “salsa”. –¿Cómo definiría el estilo de Celia Cruz? –se le pregunta a Lucrecia, quien luce sus típicas trenzas de colores. –La cuestión es que no se puede definir. Celia hacia música latina y música folclórica cubana. Trabajó música afro, la rumba, el son, la guaracha, el bolero, el chachachá, algún merengue; pasó el tiempo, se abrió y se adentró a más géneros y mezcló con todo porque tenía muy claro que debía siempre reinventarse, sorprender a la gente y llegar a más público. Lucrecia define a la estrella “como una grandísima mujer, con un corazón enorme para su familia y todo su público. Posicionó a la mujer en todos los escenarios del mundo y con su voz abrió puertas de todos los artistas latinos. Así que es nuestra bandera (ver video https://youtu.be/aiye4ruiAPc)”. –¿Qué camino va a tomar Celia Cruz: El musical que Orly Beigel Productions y La Teatrería traen a nuestro país? –Orly Beigel y Óscar Carnicero han comprado el proyecto para traerlo a México, y después de este maravilloso estreno del 16 de junio, ya están instrumentando una gira por toda la nación y también para Latinoamérica. –¿Cómo la ha trasformado esta experiencia? –Me organiza más. Busco el momento para estudiar a Celia, preparar mi programa infantil de televisión Lunnis de leyenda, continuar mi gira Eternamente Cuba, seguir con mis composiciones, proseguir con eventos en Barcelona, como los Premios Alegría de Vivir, y planear mis descansos. “Me ha dado concentración y rigor, y poder cumplir en cada lugar lo que toca con la excelencia que se pide. Con respecto al musical, cuando se acaba me siento satisfecha de que todo haya ido bien. Estoy tranquila con unos amigos. Y al día siguiente regreso a mi casa con mi familia y sigo con mi vida.” Este texto se publicó el 26 de mayo de 2019 en la edición 2221 de la revista Proceso.

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