Tras cuatro meses de deliberaciones en el juicio que se le siguió al exguerrillero chileno Raúl Julio Escobar Poblete –también conocido como Ramón Alberto Guerra– por el secuestro de la franco-estadunidense Nancy Kendalll, la juez Gloria Esther Hernández Valtierra lo condenó a 60 años de prisión y al pago por reparación económica y de daño moral a la agraviada. Escobar también espera la resolución sobre su extradición a Chile, donde deberá responder sobre su participación en el atentado de 1991 contra el senador Jaime Guzmán.
VALLE DE SANTIAGO, GTO (Proceso).- “Sus acciones fueron necesarias, esenciales, para llevar a cabo el secuestro”, dijo desde su lugar al frente de la sala de oralidad penal la juez Gloria Esther Hernández Valtierra, al tiempo que miraba directamente a Raúl Julio Escobar Poblete, el exguerrillero conocido en Chile como Comandante Emilio y en San Miguel de Allende como Ramón Alberto Guerra.
Con las manos juntas, sosteniendo su cabeza, Escobar escuchó la sentencia que a nombre del Tribunal de Enjuiciamiento resumió Hernández Valtierra en el caso en el que él fue coautor del secuestro agravado en contra de Nancy Michelle Kendall cometido entre el 13 de marzo y el 30 de mayo de 2017: 60 años de prisión, 321 mil pesos de multa, 50 mil por reparación económica y 110 mil más por reparación de daño moral para la agraviada, una ciudadana franco-estadunidense, y su esposo Alain Tessier.
“Nos quedó claro que usted estaba insertado en la sociedad que lo acogió, la sanmiguelense; usted tenía toda la opción de hacer una vida conforme a las normas del país que lo acogió. Y no lo hizo”, recriminó al final la juez que presidió el Tribunal de Enjuiciamiento oral al Comandante Emilio.
El inculpado aún espera la resolución sobre su extradición a Chile, su país, del que huyó hace más de 20 años tras luchar desde el Frente Patriótico Manuel Rodríguez contra la dictadura pinochetista y participar en el atentado contra el senador Jaime Guzmán en 1991, acto por el que el gobierno chileno lo reclama para juzgarlo y encarcelarlo.
Dos horas ocupó la presidenta del tribunal en explicar de manera resumida una sentencia de más de 200 fojas. El mallete retumbó y después todo fue silencio. Escobar y sus abogados se levantaron. Antes de salir de regreso al Centro de Reinserción Social en Valle de Santiago, el acusado volteó hacia el área del público y lanzó un beso con la mano.
(Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2224, ya en circulación)