La peculiar "mano negra" en el motín de federales

martes, 9 de julio de 2019 · 09:59
TIJUANA, BC. (Proceso).- Ignacio Benavente Torres, fundador y dirigente de la asociación civil Pro Libertad y Derechos Humanos de América (PLDHA), en un instante cobró notoriedad al ser identificado por Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, como parte de la “mano negra” que presuntamente se halla detrás del movimiento de policías federales contra la Guardia Nacional. En conferencia de prensa el jueves 4, Durazo entregó a los periodistas una tarjeta con los antecedentes penales de Benavente: preso por secuestro en el Cefereso 03 de Matamoros. Durante el plantón de policías federales del miércoles 3, y sobre el secuestro del que fue acusado, Benavente dijo públicamente que en realidad se trató del levantamiento y desaparición de una persona en Tijuana en 1990, pero aseguró que él no fue responsable de esos delitos y que los verdaderos responsables le pedían 250 mil dólares para no involucrarlo. Comentó que por consejo de su abogado trató de llegar a un arreglo, pero un policía conocido suyo le dijo: “Ni vengas. Hay consigna de que te metan a la cárcel seas o no culpable. Está dada la orden”. Decidió irse a Estados Unidos. “¡Crúzate!”, afirmó que le dijo su abogado. Ante los reporteros que cubrían la protesta de los policías federales, Benavente aseguró que hay evidencia de quiénes levantaron y desaparecieron a esa persona. Incluso, afirmó, hay fotografías de esos delincuentes que fueron obtenidas con las cámaras de los bancos, cuando fueron a cobrar documentos del desaparecido. “Con toda confianza me fui a Estados Unidos y me sale una orden de aprehensión por secuestro. Me detienen y me llevan al Metropolitan Correctional Center de San Diego. Ahí le dije al juez: ‘Señor, me están acusando de esto y esto pero yo no tengo nada que ver, me andan siguiendo y me piden dinero por no involucrarme’”, contó. A los seis meses del proceso Benavente salió libre y se “deportó voluntariamente”, pero en México volvieron a aprehenderlo. “¡Me dieron 70 años! Y me mandaron al centro de máxima seguridad de Matamoros el ?5 de septiembre (de 2000). Yo era el preso 039, fui de los que inauguramos el Cefereso”, añadió. Después de 10 años, Benavente fue notificado de que el responsable del levantamiento y desaparición de una persona tenía orden de aprehensión y solicitó el beneficio de la prescripción, “porque a los 10 años, si no encuentran a una persona desaparecida te puedes presentar ante el director de los ministerios públicos y te dan ese recurso”. Benavente, quien ahora asegura que es “doctor honoris causa en derecho”, contó una historia asombrosa sobre sus estudios en la cárcel: escribía en rollos de papel higiénico capítulos enteros de la Constitución, códigos, leyes de amparo y de ejecución de penas. Señaló que obtuvo los conocimientos suficientes para defenderse y que logró reducir su sentencia de 70 a 21 años, y luego obtuvo la libertad. Otra es la historia de su asociación civil y del albergue para migrantes que dirige en Tijuana. En su portal de internet, PLDHA promueve el proyecto Albergues Universales, de lujosos edificios para migrantes, discapacitados e indigentes. Solicita donativos para realizar esa obra. Pero en realidad el albergue que sostiene en Tijuana está en un vetusto edificio de mal aspecto. Ahí, sin embargo, metió a decenas de haitianos que llegaron a esta ciudad en busca de asilo en Estados Unidos. Benavente sostiene que PLDHA tiene más de 700 mil seguidores en México y presencia en varios países, así como alianzas y acuerdos de colaboración con reconocidas organizaciones nacionales e internacionales. Proceso consultó en oficinas de comunicación y en páginas oficiales de las organizaciones con las que Benavente dice tener relación: la ONU, la OEA, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Fundación Asistencial Lefranc de la UNESCO, la Comisión Mexicana de Cooperación con la UNESCO y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Ninguna de ellas, de acuerdo con la información oficial consultada, tiene alianza o relación alguna con la asociación de Benavente. A petición de este semanario, la Dirección de Comunicación Social de la CNDH informó que no conoce al señor Ignacio Benavente Torres; no tiene trato, relación, acuerdos, ni registro con la supuesta organización que éste preside; expresa su preocupación por el uso ilícito que hace de logotipos y emblemas de esta institución; se deslinda de cualquier nombramiento hecho por él a nombre de la Comisión, y anuncia que emprenderá una investigación al respecto. PLDHA, según su página de internet, es una agrupación independiente y sin fines de lucro fundada el 4 de marzo de 2013. Proceso investigó en la lista de sociedades civiles mexicanas con las que trabaja la OEA. El grupo de Benavente no aparece. En el Sistema Integrado de Organizaciones de la Sociedad Civil, que enlista a las instancias civiles reconocidas como entidades consultivas del Consejo Económico y Social de la ONU, y en el área de Latinoamérica y el Caribe, no se incluye a PLDHA. Tampoco se considera socia o colaboradora en las cuatro áreas de trabajo de la UNESCO (educación, ciencias naturales, ciencias sociales y cultura). Benavente no sólo se presenta como doctor honoris causa en derecho; también dice tener un diplomado en derechos humanos, nueva ley de amparos, lenguaje corporal en su máxima expresión, equidad de género, seguridad pública, bullying, prevención del delito, trata de personas y musicoterapia. En la PLDHA dispone de dos colaboradores principales: Antonio Benavente Torres, vicepresidente, y Rubén Martínez Vaca, apoderado legal. Su asociación civil opera con donativos. Destaca el apoyo que en enero de 2017 recibió del multimillonario Roque Rocky de la Fuente, empresario y político de ascendencia mexicana que en 2016 fue el único candidato hispanoparlante en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Este personaje también fue candidato a senador por Florida y a alcalde de Nueva York. Mediante un video difundido en redes sociales, Rocky de la Fuente habla de sus donativos a la organización de Benavente para la construcción de barracas y literas en el albergue de PLDHA en Tijuana, y para la dotación de agua, alimento y techo a 75 migrantes haitianos y africanos hospedados en el refugio. En los proyectos de PLDHA se indica la intención de ser en 2023 “la mayor organización de ayuda, orientación y resocialización a inmigrantes a través de una red de apoyo fortalecida a nivel mundial, que contribuya a la realización de cinco albergues universales”. También en un video subido el 3 de mayo de 2019 a YouTube promueve la megaobra Albergues Universales, con la pretensión de construirse en Tijuana, Palenque, Matamoros, la Ciudad de México y Ciudad Juárez; también en Bogotá, Colombia; Atenas, Grecia; Málaga, España; Palermo, Italia, y Toulouse, Francia. Más ambiciosos, quizá, son los proyectos Sembrando Vida, homónimos de uno de los programas del gobierno mexicano. En un ostentoso video –“Clip aéreo de Puerto Peñasco”– se anuncia “un complejo que ofrecerá empleo a inmigrantes, deportados o cualquier persona que requiera un sustento para vivir”. Cita también el proyecto Producción de Medicina Naturista, con base en plantas y hierbas que serán cultivadas en viveros e invernaderos, y el proyecto Inducción de Derechos Humanos en los Niños, que prevé la construcción y operación de centros de desarrollo integral para que los infantes sean formados en “valores y principios, mediante programas sociales, políticos, culturales y económicos, para ser mejores seres humanos y ciudadanos del mundo”. PLDHA incluye en su página de internet una categoría que identifica como “Zona del Niño”, donde presenta en video a una menor, “presidenta del Consejo Internacional de la Niñez”, la cual lanza un llamado a los infantes del mundo a unirse a su iniciativa a favor del respeto a los derechos de los menores. Este texto se publicó el 7 de julio de 2019 en la edición 2227 de la revista Proceso

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