Toledo Lee

sábado, 14 de septiembre de 2019 · 12:50
A partir del número 2074 de nuestro semanario, Francisco Toledo aceptó generosamente publicar quincenalmente su columna titulada “Toledo Lee”, con viñetas originales inspiradas en sus lecturas más entrañables. Aquella primera etapa culminó en diciembre de 2017 (Proceso 2148), para reanudar una segunda serie de colaboraciones desde mayo de 2019 (Proceso 2220) hasta la más reciente de la semana pasada, “El teterete” (Proceso 2235). CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- “Espulgando cartas” nombró el artista visual­ oaxaqueño la primera entrega a la sección de Cultura en la revista Proceso, con fecha del 31 de julio de 2016, acompañada de las líneas siguientes: “Comienzo mi colaboración en las páginas de Proceso por una invitación que la revista me hizo, trataré de ilustrar textos que he leído y releído con interés y gusto. Estos textos me han sugerido imágenes, así que en lugar de comentarios realizaré viñetas.” Durante casi un año y medio, aquella sección con sus fragmentos literarios esco­gidos e imágenes originales, bautizada por el creador como “Toledo lee”, fue una de las columnas predilectas de los lectores de Proceso, concluyendo entonces con la entrega del último día de 2017: “Entonces, primero a coger y luego a comer, así hacen diario”. El texto incluía el cantar Muxe’ Rieegu’, de César López (La Ventosa, Istmo de Tehuantepec, 2 de abril de 1946), traducido del zapoteco por César López como Aficionado a los afeminados. Afortunadamente, “Toledo LEE” regre­saría a las páginas de este semanario el 19 de mayo del presente año (Proceso­ 2220) y no pararía de publicarse hasta la semana pasada con “El teterete”, recuerdos de su infancia (Proceso 2235). Su vuelta, con la secuela denominada “Pirámides (I)”, incluyó los versos de “Oda al sol de París”, del tabasqueño Carlos Pellicer; el canto sexto y décimo de “Alturas de Machu Picchu”, del chileno Pablo Neruda; “Himno entre ruinas”, de Octavio Paz y “El Tajín (1963)” de Efraín Huerta. Además, las narraciones: “Laurette visita Monte Albán con sus amigos” (Supervivencias de un mundo mágico, de Laurette Séjourné), “Utzon constructor de la Ópera de Sidney (Obras y Proyectos, de Jorn Utzon; 1962), “Bona y André visitan Palenque” (La noche de Tehuantepec y otros cuentos mexicanos, de André Pieyre de Mandiargues, y “Es sólo un montón de piedras”, conversación “El legado de Andy Warhol” del periodista Bob Colacello, de Interview, con Eugenio López, de la Fundación Jumex Arte Contemporáneo (Zona Maco, febrero de 2019). Una de sus viñetas allí destacadas, “Cuidado con el tren”, era clara alusión a la anunciada construcción del Tren Maya por el presidente López Obrador. Así, Toledo fue un significante real y fantástico a la vez, un cofre de sorpresas artísticas y de supremos goces intelectuales en Proceso,­ no sólo por sus magníficas imágenes de actualidad, sino por su enorme cultura oral, musical, política y literaria. Virginia y Fidel A continuación, ofrecemos los dos textos que abren y cierran su primera entrega con un ramillete de misivas, en 2016. La carta elegida por Toledo para arrancar sus colaboraciones era amorosa, de la autora feminista británica Virginia Woolf a su esposo Leonard: “Ya no puedo luchar más” (marzo de 1941). Querido: Tengo la certeza de que voy a enloquecer de nuevo. Siento que no podemos volver a pasar por una de esas fases terribles. Y esta vez no me voy a recuperar. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que voy a hacer lo que me parece la mejor opción. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido, en todos los sentidos, todo lo que se puede ser. No creo que dos personas pudieran ser más felices que nosotros hasta que llegó esta terrible enfermedad. Ya no puedo luchar más. Sé que te destrozo la vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Fíjate, ni siquiera soy capaz de escribir esto correctamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has tenido una paciencia absoluta conmigo y una bondad increíble. Eso quiero decir: lo sabe todo el mundo. Si alguien hubiera podido salvarme, habrías sido tú. Ya no me queda nada, salvo la certeza de tu bondad. No puedo seguir estropeándote la vida. No creo que dos personas pudieran ser más felices que nosotros. La última, de Fidel Castro a Franklin D. Roosevelt, fechada el 6 de noviembre de 1940 en Santiago de Cuba. Sr. Franklin Roosevelt, Presidente de Estados Unidos Mi buen amigo Roosevelt, no sé muy inglés, pero sí sé bastante para escribirte. Me gusta oír el radio, y soy muy feliz, porque oí en el radio que serás presidente por un nuevo (periodo). Tengo doce años. Soy un chico, pero pienso mucho, pero no pienso que escribo al presidente de Estados Unidos. Si quieres, dame un billete de diez dólares verde americano, en la carta, porque he visto nunca un billete de diez dólares verde americano y me gustaría tener uno. Mi dirección es: Sr. Fidel Castro Colegio de Dolores, Santiago de Cuba, Oriente Cuba. No sé muy inglés, pero sé muy mucho español, y supongo que tú no sabes mucho español, pero conoces mucho inglés porque es americano, pero yo no soy americano. (Muchas gracias) Adiós. Tu amigo. (Firmado) Fidel Castro Si quieres hierro para hacer tus barcos yo te enseño las (minas) de hierro más grandes del país. Está en Mayarí Oriente Cuba Este texto se publicó el 8 de septiembre de 2019 en la edición 2236 de la revista Proceso.  

Comentarios