'Mano de obra”, a Toronto y San Sebastián

sábado, 21 de septiembre de 2019 · 09:52
David Zonana debuta con el largometraje Mano de obra, producido por Michel Franco, sobre la explotación de albañiles. La cinta participará este mes en varios festivales mundiales. Protagonizan el actor Luis Alberti y albañiles reales, quienes de acuerdo al guion de Zonana, edifican en la capital una ostentosa residencia hasta que un hecho trágico los confronta con su realidad.   CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La ópera prima del mexicano David Zonana, Mano de obra, primero viaja al extranjero. Participa en la sección Platform del Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), Canadá, realizado del 5 al 15 de este septiembre y competirá por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, España, a efectuarse del 20 al 28 de este mes. Pasará por el Festival de Zurich en Suiza, que inicia este 26 de septiembre y finaliza el próximo 6 de octubre, llegando al Festival de Cine de Londres, Inglaterra, el cual será del 2 al 13 de octubre de este año. En México estrenará en la 17 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), que se llevará a cabo del 18 al 27 de octubre, ya que concursará en la sección de Largometraje Mexicano. Sobre ese andar de Mano de obra, Zonana manifiesta a Proceso: “Estoy muy contento por las nominaciones que la película ha logrado en los festivales: Toronto, San Sebastián, Zurich y Londres. Es una forma de empezar el camino con el pie derecho para Mano de obra y también para mi carrera. Estar junto a los nombres importantes que compiten en esos encuentros, para mí, que voy empezando, es muy importante, y estamos muy, muy jubilosos.” El largometraje es producido por Michel Franco, de Teorema (antes Lucía Films). Se distribuirá en México por Piano y en Francia por ARP Sélection. Y las ventas internaciones las efectúa Wild Bunch. La historia está protagonizada por el actor Luis Alberti (Francisco en la cinta) y albañiles reales. Francisco y un grupo de albañiles construyen una lujosa casa en la Ciudad de México. En dicha edificación muere su hermano. Después del entierro, Francisco descubre que su empleador no se hará cargo de los costos funerarios, ni su cuñada, quien ahora viuda y embarazada, no recibirá indemnización alguna. El grupo de albañiles busca justicia no sólo por la nula compesación económica hacia la viuda, sino también por su vida de carencias, contrastes y opresión. Zonana igual es el autor del guion de Mano de obra y fue productor de Chronic: El último paciente (Chronic, 2016), de Michel Franco. Se le comenta al primero que Mano de obra es un filme con una reflexión sobre esa disparidad que existe entre los ricos y los pobres, no sólo en México, sino en el resto del mundo, y glosa: “Sí, toca el tema social, de los contrastes que se viven en México y también en la mayoría del mundo. El relato surge al observar la situación en la que estamos viviendo, específicamente en México y en la área de la albañilería que posee características particulares, como el hecho de construir casas muy lujosas o edificios que contrastan mucho con la forma en que viven los albañiles. Es un tópico interesante de abordarse. “Es una ficción, pero siempre digo que basada en miles de historias reales. Trata de la búsqueda de la justicia por parte de un hermano del albañil que falleció. Y se involucra todo el grupo de albañiles de la casa. Además  se muestran las difíciles condiciones en las que trabajan.” –¿Qué implica construir una historia con elementos como la injusticia y la unidad de un gremio trabajador? –Efectué una investigación para crear el guion lo más apegado a la realidad. Estuve mucho tiempo en obras de construcción escuchando sus historias. Me relataban casos de injusticias que sufrieron. “Quise trabajar con albañiles reales, sólo el personaje principal es actor, Luis Alberti. En cierta forma había escrito el guion, pero cuando reuní a los albañiles y empezamos los ensayos y después filmando, yo iba tomando ciertas características de ellos, de sus vidas, y las iba integrando a la historia conforme sentía que podían apoyar a la película. El guion es una guía, pero surgen muchas posibilidades una vez que estas rodando, y más laborando con albañiles reales, pues ellos le dieron mucho dinamismo a la película.” Paciencia y confianza –¿Cómo logró convencer a los albañiles para formar parte de Mano de obra? –Fue un proceso interesante y también largo. Con paciencia nos  acercamos poco a poco por medio del director de casting, Eduardo Vidal. Nos metimos donde habitan; después terminamos filmando en Jalalpa, una colonia atrás de Santa Fe. Al principio la gente de allí mostraron mucha desconfianza: “¿Quiénes son estos tipos que dicen que van a realizar una película?” Si alguien llega con una promesa así es raro, ya que muchas veces se han visto traicionados en todo tipo de formas. “Empezaron a darse cuenta que el proyecto era serio. Luego llevábamos una cámara para ensayar, y poco a poco nos fuimos haciendo amigos. Con el tiempo llegamos a formar lazos de confianza y amistad.” –¿Los no actores leyeron el guion o usted los encaminaba? –No leyeron el guion. Preferí irles platicando lo que necesitaba. Sentí que nada más los iba a confundir dándoles un guion. Entonces les di la libertad de realizar lo que ellos quisieran, siempre con la referencia de lo que yo les pedía para cada escena. Les manifestaba: “Esto debes decir, pero a tu modo” o “relájense y sean ustedes mismos”.  Porque para eso los escogí, para que sean ellos mismos, y creo que eso se refleja en la cinta. De cómo eligió a Luis Alberti, nacido el 30 de octubre de 1981 en la Ciudad de México, charla: “Lo había visto en un par de sus películas, Carmín tropical, de Rigoberto Perezcano, y Eisenstein en Guanajuato, de Peter Greenaway, y me pareció un gran actor. Charlé del proyecto con él y se mostró muy interesado. Se tomó la historia personal. Le llamó mucho la atención y estuvimos conversando sobre ese tipo de injusticias que habíamos escuchado. “Alberti poco a poco se integró con los no actores. Ya lo conocían por las series en las que ha actuado. Lo habían visto en la televisión. Al principio también se sorprendieron de conocerlo; pero él muy abierto y humilde, generó una amistad con ellos. Se iba a sus hogares. De repente me mandaban fotos en casa de uno de ellos, de los albañiles echándose una cerveza o escuchando música. Generaron una amistad. Eso era importante porque en el filme son muy amigos y eso es difícil de fingir si no existe la química.” –Hay actores profesionales que no están de acuerdo que en las películas colaboren no actores, incluso hay directores en esa polémica, ¿qué lo impulsó a contratar a no actores? –Es una polémica interesante. Respeto mucho a los actores porque su oficio es difícil de replicar en alguien que no es profesional, por eso escogí a Luis Alberti para el papel principal de Mano de obra. Sentí que alguien que no era actor no iba a poder interpretar ese personaje. Cree haber acertado. “A mí me interesan los dos mundos. Los actores preparados y los no actores… Para este proyecto se me hizo atractiva la idea de tener albañiles reales porque sentí que le iba a dar mucha naturalidad a la trama. Son mundos que uno cree que conoce, pero al final no. Sostenemos que uno sabe cómo hablan los albañiles, porque pasamos por dos construcciones al día; o cómo se tratan entre ellos, en fin, pero al final no es verdad. Yo escribí hasta donde pude, con mi conocimiento y las investigaciones que realicé.” Mano de obra la empezó a escribir a finales del 2016. A mediados del 2017 perdió el Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional (Eficine) y se lo otorgaron en noviembre de ese año. Y filmó en mayo de 2018. “Un año y medio después de empezar a escribir, ya estaba filmando”, redondeó. Michel Franco El guionista, director y productor mexicano Michel Franco (Daniel y Ana, Después de Lucía, y Las hijas de Abril) habla en entrevista que no ha sido complicado la distribución de Mano de obra: “Hay interés y algún voto de confianza hacia la casa productora en la que hemos creado muchas películas que han dado buenos resultados, pero al ser una ópera prima no puedes cerrar tantos tratos con el guion, se esperan más al ver la película completa. Y el trabajo de David fue tan bueno que la distribución y las ventas internacionales han sido bastante sencillas. Han reaccionado igual que los directores de festivales, quienes no han dudado en seleccionar la película para secciones importantes”. –¿Cómo ve el camino de Mano de obra precisamente en los festivales? –Apenas vamos a probar suerte con el público y con los jurados de estos festivales, pero es todo un honor que la ópera prima que produjimos compita en Toronto y por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. En éste último, eso no es común. Hay directores con mucha trayectoria que no están nominados a ese premio. Estoy seguro que va a ser positiva la reacción. Yo voy muy tranquilo. –Es fuerte el título Mano de obra y que sea una reflexión sobre las clases sociales ¿Qué me puede decir de ello? –El mundo está polarizado y México tristemente es un caso radical de esa polarización y un ejemplo de unos pocos tiene mucho económicamente y otros  no cuentan con nada. Lo que realizó David en el guion es muy inteligente, y eso lo ejemplifica con albañiles que construyen una casa. Ahora, esto no es ser anticapitalista, no se trata de cuestionar todo el orden socioeconómico, no va por ahí; pero sí es una meditación hacia por qué no puede haber un poco más de empatía, un poco más de garantías para aquellos que están totalmente desprotegidos, y el largometraje platea eso de manera muy frontal. “Yo no me hago ilusiones de que el mundo puede llegar a ser justo algún día, basta ver mis películas para conocer cuál es mi punto de vista y en ese sentido, aunque aquí soy productor, me identifico con la película que escribió y dirigió David. Ojalá que incite a la gente a reflexionar un poco.” –¿En Mano de obra únicamente se mantuvo en la producción o participó? –Cuando produzco películas de otros directores, no intervengo mucho. Ayudo y trato de sumar, de facilitarle al director su trabajo, de darle un punto de vista; si de plano está atorado pues sí le entro como haya que entrarle, pero si no hace falta pues no voy mucho al set, no estoy muy presente porque a mí me gusta que cuando dirijo tampoco intervengan otras personas. Sobre el estreno de Mano de obra en el FICM, relata: “Para nosotros el público mexicano siempre es la prioridad y los festivales de nuestro país. Morelia obviamente es importante, hay una sección competitiva que genera mucha expectativa en la industria. El año pasado la película estuvo en el Festival de Cine de Los Cabos. Ganó dos premios presentando una edición de la película que todavía estaba en copia de trabajo y seguramente volveremos allá también. México es prioridad para nuestro cine.” –¿Cómo ve el panorama para con el cine mexicano como productor? –El cine mexicano no es fácil. Realizar una película aquí es muy difícil y crear una industria aquí fue una labor titánica de mucha gente que todos reconocemos. El principal acierto tuvo que ver con la creación de estímulos fiscales y fondos que el gobierno a través del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) y la Secretaría de Cultura en relación con la Secretaría de Hacienda. Se producen muchos filmes, casi 200 al año. Cuando yo hice mi ópera prima, hace diez o doce años, se rodaban diez largometrajes por año en México. Y alerta: “Sería un error garrafal o un paso en falso no favorecer ahora a estos apoyos y estímulos con lo cuales se hace viable que tengamos una industria sana, que es celebrada y respetada en todo el mundo. Hace quince años el cine mexicano era inexistente prácticamente, había pequeñas excepciones, milagros. Y ahora cuando a cualquier persona del mundo se le habla de México, una de las cosas que tiene presente es la calidad de nuestro cine. –Sin embargo en México todavía es difícil encontrar los espacios de exhibición a pesar de las plataformas, ¿no cree? –Siempre hay cine mexicano en cartelera. El problema es que en los cines de México es difícil encontrar variedad, no sólo de cine mexicano, en general porque sacan un blockbuster americano de súper héroes, cualquier cosa de género de esa línea; y ocupan –creo qué hay ocho mil pantallas– cinco mil con una sola película. Eso es un despropósito total y debería de regularse para bien de todos, de las distribuidoras y sobre todo del público, para que haya variedad y oferta para todos y no tengas que ver a Superman en cinco mil pantallas con subtítulos, sin subtítulos, doblada, en 3D, 4D. ¿Eso a quién le conviene? Al final, en torno a los proyectos de la ley de cine que se discuten en el país, resalta que los productores deberían participar en ello: “Sin duda los únicos que entendemos a fondo el funcionamiento del cine y las necesidades somos los productores. Sería un error que se efectúen reformas sin tomarnos en cuenta. Cualquier paso atrás o modificación puede significar un retroceso. Entonces cualquier modificación que se haga debe ser para mejorar. Si se toman decisiones a la ligera sin conocimiento de fondo, se va a afectar algo que nos beneficia mucho como país.” Este texto se publicó el 15 de septiembre de 2019 en la edición 2237 de la revista Proceso.

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