Hay que reconocerse en la historia para curar las heridas: Glockner

sábado, 28 de septiembre de 2019 · 18:06
Para Fritz Glockner, autor de Los años heridos, la historia de la guerrilla en México, no debe convertirse en héroes a quienes intentaron cambiar la realidad del país por la vía armada, como tampoco a quienes los combatieron, torturaron y asesinaron. Convencido de que existen diferencias éticas fundamentales entre ambos bandos, señala que es necesario que autoridades, sociedad civil y medios fomenten el diálogo sobre la lucha guerrillera de los años sesenta y setenta y los agravios de la Guerra Sucia para sanar las heridas. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Napoleón Glockner Carreto, un reputado médico de clase media alta y propietario de un hospital en Puebla, llevó a sus hijos a Disneylandia para después abandonar el hogar. Sólo se supo de él tres años después, cuando fue capturado por formar parte del grupo guerrillero Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), precursor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). “¡Seis meses antes de que mi papá se largara de guerrillero yo estaba en Disneylandia, correteando a Campanita, que era mi amor platónico!”, exclama Fritz Glockner Corte, quien tenía ocho años. Tres años después volvió a ver a su padre en las crujías de Lecumberri, con huellas de tortura. Luego sería asesinado –acusa– por órdenes de Fernando Gutiérrez Barrios. “Esa es mi huella de dolor”, refiere el historiador que recientemente presentó su libro Los años heridos, la historia de la guerrilla en México 1968-1985, en el cual documenta exhaustivamente los movimientos armados en México y los mecanismos de represión del Estado –asesinatos, tortura, desaparición forzada–, que siguen siendo una llaga abierta de la nación. En ese libro el historiador y novelista poblano –autor de Veinte de cobre y Cementerio de papel– narra las acciones de los grupos guerrilleros, como el intento de secuestro de Eugenio Garza Sada el 17 de septiembre de 1973. Glockner no sólo menciona a los dos escoltas del magnate, muertos como éste, sino también llama por sus nombres reales a los miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre que participaron en los hechos, como Jesús Ibarra Piedra, hijo de la excandidata presidencial Rosario Ibarra de Piedra, a quienes el historiador Pedro Salmerón llamó “valientes”, lo que provocó un escándalo por el que fue despedido como director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. Entrevistado el 20 de agosto –antes de la polémica sobre Garza Sada, a quien la senadora morenista Lilly Téllez postuló a la Medalla Belisario Domínguez–, Glockner Corte asegura que la reconciliación en México sólo llegará a través del diálogo: “Al no existir luz sobre aquella memoria, al encontrarse ésta en el más oscuro de los sótanos de la conciencia colectiva, no se ha generado el diálogo, y eso ha provocado que las heridas continúen abiertas. Para sanar cualquier herida, primero se tiene que reconocer la enfermedad, hacer un diagnóstico y entablar diálogo para empezar a suturar aquella herida. (Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2239, ya en circulación)

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