Los Tiburones Rojos de Veracruz se enfilan en caída libre para convertirse en el peor equipo del mundo. A medio torneo de la Liga MX, el conjunto jarocho suma 36 encuentros sin ganar, superando la lastimosa marca mundial de 32 partidos sin victoria del Derby County de Inglaterra, y cerca de los 43 partidos del extinto conjunto búlgaro FC Chernomorets Burgas que, irónicamente, también tenía un escualo en su escudo. En entrevista, la directiva del equipo, algunos jugadores y aficionados tratan de explicar las causas de su vía crucis deportivo.
VERACRUZ, Ver.- (Proceso).- La imagen es nítida: una treintena de policías estatales, ayudados por elementos de seguridad privada, sofocan a una afición enardecida que golpea y lanza piedras y vasos de cerveza hacia el palco del dueño de los Tiburones Rojos de Veracruz, el exdiputado federal Fidel Kuri Grajales.
En esa ocasión le reprocharon la derrota ante San Luis, faltando dos minutos para concluir el encuentro que acabó con un marcador de un gol a dos, en la jornada seis de la Liga MX del futbol mexicano. Ese día, el 23 de agosto último, los escualos alcanzaron el lastimoso récord mundial del Derby County de Inglaterra: 32 partidos sin victoria. Kuri, su directiva y los invitados especiales del palco tuvieron que salir del estadio bajo custodia porque la afición seguía enardecida.
La malaria no cede: el cuadro jarocho suma ahora 36 juegos sin ganar, y a la mitad del actual torneo (van 11 fechas transcurridas) están sumidos en el fondo de la tabla general, con seis descalabros y dos empates. Apenas han anotado cinco veces en el marco rival contra 22 goles recibidos.
Ante tal calamidad, la afición ya no sólo exige la reestructuración de la plantilla como posible solución, también pide que otra directiva se haga cargo del desastre.
La contratación de jugadores que no eran titulares en sus equipos de procedencia, los refuerzos traídos de otras ligas sin conocimiento del futbol mexicano, el fichaje de jugadores que ya habían estado en los Tiburones y que en esta nueva etapa sufren el declive de sus carreras, son las causas que la afición resume para tratar de explicar la maldición en la cancha. Tienen 13 meses de fracasos; hace 69 años que Veracruz no se corona en la Primera División.
Jurado, la excepción
Cándido Torres, alias Phobos, de 38 años, es uno de los fundadores de la Guardia Roja –porra de Tiburones Rojos que ahora está fragmentada en diversos grupos: Barra 47, Los Inadaptados e Independientes– advierte que hay un coctel explosivo entre lo deportivo y lo administrativo.
Explica que fuera de la cancha hay situaciones “infames”, como el hecho de que existen varios jugadores que llevan cinco meses sin cobrar u otros que han sido contratados, pero que “difícilmente podrían jugar en la primera división”.
Rogelio Salazar, conocido como Fuerza, de 39 años, es fanático del Tiburón Rojo desde la temporada 89-90; al igual que Phobos, es fundador de La Guardia Roja. Él lamenta: “Tiburones Rojos ya no existe, somos Club Deportivo Veracruz; el mote de Tiburón ya sólo es por honoris causa”.
Ambos insisten en que el problema del equipo radica, en parte, en que se hicieron contrataciones de jugadores de bajo nivel. “No merecen jugar en esta liga, otros vienen por su revancha y unos más llegaron al club lesionados o fuera de ritmo. La afición no merece esto”.
–¿Quiénes son?
–Revisa sus números, son claras las estadísticas… –responden los líderes de la porra.
Y sí, el Veracruz tiene en su plantel a futbolistas con números pobres, como Ángel Reyna, exjugador de Chivas y América; él, en su segundo periodo en Tiburones, apenas ha jugado cinco partidos, sólo dos como titular y sin goles anotados.
También está el caso del argentino Gabriel Peñalba, exfutbolista del Cruz Azul que en su segunda etapa en el puerto lleva tres partidos jugados, dos como titular y sin anotar. En peor situación está el colombiano Leiton Jiménez, quien tuvo un buen torneo con el Tiburón, pero se fue a Morelia y cuando regresó al conjunto escualo fue separado por indisciplina, ni siquiera participó en los últimos cuatro partidos que pudo.
Mención aparte merece la contratación del español Abraham González porque venía de torneos inconsistentes con Pumas y Lobos; el ibérico arribó al puerto bajo la etiqueta de estrella, pero apenas suma cinco juegos como titular. Otro caso peculiar es el del futbolista británico de origen turco Kazim Richards: viene de Lobos tras jugar en equipos de Inglaterra, Turquía, Francia, Holanda, Escocia, Grecia y Brasil. Con Veracruz apenas lleva un gol y tres juegos como titular.
Los más constantes del plantel, sin contar al portero Sebastián Jurado, son el argentino Daniel Keko Villalva y el chileno Bryan Carrasco, con ocho partidos jugados, según datos de la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut).
La decepción jarocha no pasa por ?Sebastián Jurado, portero del equipo y seleccionado nacional, que debutó apenas en noviembre de 2018. Este joven de 21 años y 1.81 metros está tasado en 1.5 millones de euros, según el portal especializado Transfermarkt.
Partido a partido, se lo reconoce la afición, hace cuatro o cinco atajadas de gol cantado.
De acuerdo con los periodistas que cubren la fuente deportiva en Veracruz, el equipo padece dos tipos de cáncer: uno de ellos es el propio Kuri y el otro, el promotor de jugadores Guillermo Lara.
–¿Qué piden para el próximo torneo? –se les pregunta a los dos líderes de la porra.
–Que cambie la directiva. Ya no basta con traer jugadores que le echen ganas, sino que sean de calidad. Que si el dueño se va a quedar con el equipo se rodee de gente que sepa de futbol y que se dejen de hacer las tonterías que se han hecho en los últimos años –responde Phobos.
La afición jarocha tiene varias heridas que quiere olvidar, como las goleadas de Querétaro 5-0, de Necaxa 7-0 o la de Pachuca de 9-2. Ya ni hablar del 4-2 que les puso el equipo de Ascenso Potros UAEM en un partido amistoso.
Tantos han sido los palos que ha aguantado la afición jarocha que hasta le supo a gloria el empate sin goles del viernes 13 ante Cruz Azul.
“Nos quieren asfixiar”
Proceso buscó insistentemente al dueño de los Tiburones. Kuri no quiso hablar, pero mediante su vocero, Antonio López, dio a conocer la posición del club: la crisis del equipo es culpa, en parte, de la Femexfut.
El portavoz señala que la federación los ha obligado a cumplir compromisos económicos que no les corresponden.
“Fidel Kuri ha tenido que pagar deudas de jugadores que él en su equipo nunca tuvo, demandas de empleados que nunca trabajaron para él. Por eso el equipo actualmente está con un bajo presupuesto”, consigna López en un correo electrónico que envió a este reportero.
El representante de Kuri detalla que fueron obligados a liquidar al uruguayo Matías Santos con 5 millones de pesos, y a pagarle más de 1 millón de dólares al argentino Matías Cahais.
Además, la Femexfut y el Tribunal de Arbitraje Deportivo “aprietan” al club para que liquide al colombiano César Valoyes, con más de 1 millón de dólares, y al uruguayo Cristian El Ogro Fabbiani, con 800 mil dólares.
La Femexfut “quiere asfixiar a Fidel Kuri”, insiste Antonio López al señalar el favoritismo hacia Santos Laguna, equipo al que le han permitido seguir sin presiones en la Liga MX, pese a que también tiene conflictos similares con varios jugadores.
Retrasos en salarios
Otro problema que acarrean los Tiburones son los adeudos a la nómina de la plantilla en 2019. Común el retraso de mes y mes y medio en salarios, Kuri ha admitido que “trata de ponerse al corriente”; justifica que al inicio del torneo tuvo que desembolsar 120 millones de pesos como “multa” para poder conservar la categoría en el máximo circuito.
La falta de pago causó que en junio último los jugadores dejaran de entrenar un par de días en protesta por cuatro meses sin salarios. Actualmente el atraso vuelve a ser de mes o mes y medio.
Ningún jugador escualo quiso hablar abiertamente sobre cómo viven la crisis en el equipo. Sin embargo, fuera de grabadora varios manifestaron que la incertidumbre salarial sí merma su rendimiento en la cancha. Están desmotivados.
A Lara también se le buscó para conocer su posición sobre los jugadores que llevó al club, pero fue imposible localizarlo.
Le pega hasta a la reventa
Fuerza, líder de una de las porras que religiosamente va al estadio Luis Pirata Fuente, asegura que la afición jarocha es la mejor de México. “Soportamos todo y aquí estamos, con el corazón por delante”.
Parece que Fuerza tiene razón. En el empate contra Cruz Azul –equipo que tiene 22 años sin coronarse en Primera División–, la afición estuvo presente pese a los magros resultados y un torrencial diluvio que cayó sobre el puerto.
Como si no hubiera tristeza, los aficionados jarochos replicaron las murgas argentinas, agitaron sus trapos y ondearon sus banderas. Quien no sabe de su pena podría imaginarse que celebran a un equipo que está en la cima del torneo. “Mi corazón pintado rojiazul te quiere ver campeón, contigo festejar, la vuelta y mucho más, que en todo Veracruz comience el carnaval…”
La crisis le pega hasta a la reventa de boletos, porque han tenido que rebajar sus precios. En el estadio Pirata Fuente los revendedores rematan las entradas desde que faltan 15 minutos para que comience el partido, los sueltan a mitad de precio.
Así, un lugar de platea de 900 pesos puede ser conseguido en 400 y un palco central de 700 puede ser adquirido en 200, ya iniciado el encuentro.
Incluso en la Central de Autobuses de Xalapa, dos días antes de un partido la botarga del Tiburón Rojo y una estación de radio local obsequiaban un boleto de general (200 pesos) en la compra de un viaje redondo a Veracruz (de 340 pesos).
Transcurridas nueve jornadas del torneo liguero, Veracruz ya lleva dos entrenadores. En la competencia comenzó con el mexicano Enrique Meza, pero éste renunció en la jornada siete. Incluso admitió ante la prensa que la situación en el equipo le hizo pensar seriamente en su retiro.
Apenas hace un par de semanas el extécnico del Necaxa Raúl Arias fue nombrado director deportivo de los Tiburones, y Enrique López Zarza como entrenador; los antecedentes de este último sólo remiten al Celaya.
En esta época de infortunios para los Tiburones Rojos, quedarán para la posteridad las declaraciones del argentino Gabriel Peñalba luego de perder por goleada ante Querétaro: “Somos una vergüenza, no merecemos llevar este escudo en ningún momento”.
La nostalgia
Para Cándido Torres y Rogelio Salazar no hay “mucho que contar” de la gloria de los Tiburones Rojos; apenas tienen dos estrellas en su escudo.
Ambos recuerdan las épocas en las que los jugadores sí agradaban a la afición, se refieren a los tiempos de Ángel Matute Morales, el Tren Valencia, Jorge Comas, Cuauhtémoc Blanco, Kléber Boas, Omar Palma y Joaquín del Olmo, entre otros.
“Quién no recuerda la Tiburomanía… No se ganó nada, pero veníamos contentos al estadio, o el superliderato en el Apertura 2004… Jugaban con orgullo”, dice Torres.
Salazar agrega que les tocó vivir dos descensos, pero “cuando quedó campeón de Ascenso uno presumía ‘voy a ver al campeón’. Hoy sólo queda venir y seguir tronándonos los dedos y seguir sufriendo”.
José Juan Aguilera, aficionado que escucha con atención la conversación en las afueras de una tienda, interrumpe para hablar del actual Tiburón Rojo: “Ahora se ve gente en el estadio sólo cuando vienen equipos grandes, como Cruz Azul, Chivas, América o Pumas. Cuando no, la afición se abre, no es justo de ninguna manera lo que estamos viviendo”.
A los Tiburones les falta jugar contra Toluca, León, Tigres, Tijuana, Puebla, Monterrey, América y Chivas. La atención de la prensa deportiva nacional está puesta en la manera en que el conjunto jarocho terminará el torneo.
Antes de Veracruz, en el futbol mexicano el extinto equipo de Indios de Ciudad Juárez era el peor. Previo a desaparecer, en 2010 sumó 27 juegos sin victoria.
A nivel internacional los Tiburones ya superaron al conjunto Tasmania de Berlín, que en 1965 acumuló 31 partidos sin conocer la victoria, y al Feirense de Portugal, que en la temporada 2018-2019 completó 31 juegos sin ganar.
Para desgracia de la afición jarocha aún hay una marca que están en riesgo de lograr y superar: los 43 partidos sin victoria del extinto FC Chernomorets Burgas, de Bulgaria. De acuerdo con el diario deportivo Récord, este equipo desapareció en 2005 por problemas económicos. Ironías del futbol… el club búlgaro también tenía un tiburón en su escudo.
Este reportaje se publicó el 22 de septiembre de 2019 en la edición 2238 de la revista Proceso.