Revista Proceso

Un gobierno a prudente distancia de Evo

Luis Arce, el nuevo presidente de Bolivia, es considerado el sucesor político de Evo Morales, pero no su incondicional. De hecho, el mandatario empieza a marcar su distancia.
viernes, 27 de noviembre de 2020 · 19:57

El apoteósico recibimiento de que fue objeto Evo Morales no sólo muestra su popularidad, también su poder: controla, entre otros sectores, al MAS, el único partido con presencia nacional en Bolivia. Con ello debe lidiar el nuevo presidente Luis Arce, quien es considerado el sucesor político de Evo, pero no su incondicional. De hecho, el mandatario empieza a marcar su distancia: no incluyó en su gabinete a exministros del líder cocalero, sino a funcionarios jóvenes, con perfil académico y pertenencia a diferentes corrientes del MAS. 

Bogotá (Proceso).– Un año después de la salida del expresidente Evo Morales hacia un exilio en México y Argentina, y tras varios meses de una polarizada contienda electoral, Bolivia inició en los últimos días una nueva etapa de estabilidad política que no está exenta de enormes desafíos.

Bolivia tiene un nuevo presidente, el economista y militante del Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce, quien se desempeñó durante 12 años como ministro de Economía de Evo Morales. 

Es considerado su sucesor político, pero no su incondicional. El mismo Arce se ha encargado de insistir en que Morales no será quien gobierne.

Pero el exmandatario sigue siendo el político más influyente del país. No sólo controla el MAS –el único partido con presencia nacional en Bolivia– sino los sindicatos de campesinos cocaleros.

Evo ha dicho que se dedicará a la agricultura y a la piscicultura, pero su regreso a Bolivia, el lunes 9, no fue el de un piscicultor sino el de un dirigente popular que convoca a multitudes. 

El exgobernante ingresó por tierra, desde Argentina, y en compañía del exvicepresidente Álvaro García Linera visitó durante tres días varias poblaciones suroccidentales, en las que fue aclamado por sus seguidores. 

En el aeropuerto de Chimoré, en el trópico de Cochabamba, desde el cual voló a México hace un año, el 11 de noviembre de 2019, decenas de miles de indígenas que abarrotaron la pista le dieron un recibimiento de jefe de Estado.  

Arce estaba invitado al acto de bienvenida y se esperaba su asistencia, pero no llegó. Es evidente que el mandatario está decidido a establecer una prudente distancia con Evo Morales.

Luego de su juramentación, Arce designó y posesionó a un gabinete de ministros cuyo sello es su juventud, su perfil académico, su militancia en el MAS y su pertenencia a diferentes corrientes del partido de gobierno.

“Es un buen comienzo de Arce porque da una señal de independencia y le da oportunidad a una nueva generación. No incluyó en el gabinete a exministros de Evo que se habían mencionado para estar en su gobierno”, asegura el doctor en ciencias sociales Fernando Salazar.

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2299 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 22 de noviembre de 2020.

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